/ domingo 9 de julio de 2017

Tejidos de lana de Gualupita, una tradición en riesgo de perderse

Notimex

Santiago Tianguistenco, México.- En la comunidad de GuadalupeYancuictlalpan, en este municipio, apenas unas decenas de tejedoresde lana trabajan para preservar los textiles que han vestidomexicanos y extranjeros, como la famosa actriz Marilyn Monroe.

Los tejidos de lana de Gualupita, como es conocida la localidad,se elaboran prácticamente desde su fundación en el siglo XVII.Aquí, a diferencia de otros pueblos tejedores que emplean el telarde cintura para realizar sus piezas, los artesanos ocupan un telarde pedales, el cual fue traído por los españoles.

“Este aprendizaje se transmite de padres a hijos, en la casatenemos la escuela, yo tengo tres hijos y los tres saben tejer”,declaró Juventino López, tejedor de Gualupita.

El artesano platicó que la vocación textil del pueblo es unaherencia de familias que tiempo atrás migraron de Coahuila, ya queles enseñaron a manufacturar los sarapes o gabanes querealizaban.

En Gualupita la actividad era tan predominante anteriormente,que en cada casa de la comunidad había al menos un telar por cadahijo de la familia, relató el tejedor. Sin embargo, hoy en día elnúmero de artesanos que realizan gabanes es tan reducido, que elseñor Juventino los puede nombrar a todos de memoria.

Juventino López comenzó a elaborar sarapes en 1953, la calidadde su trabajo la han reconocido diversas personalidades interesadasen adquirir una de sus piezas. Sus clientes van desde familias quebuscan un regalo para un padre o abuelo, hasta artistas,gobernadores y presidentes de la república, “yo tengo dos piezasen el Vaticano”, comentó.

El paso del tiempo es visible en la rueca, la urdidera y algunasde las herramientas que utiliza Juventino ya que estas tienen máscinco décadas de trabajo; este es el caso de su telar, donde lamadera tiene líneas marcadas debido a la tensión de los hilos quepasan por ella para formar los tejidos.

Los sarapes que fabrica este artista del telar pueden ser lisoso con una variedad de dibujos como cabezas de caballos, animalescompletos, herraduras, mariposas, flores, aves, nombres de personaso “lo que el cliente pida”, afirmó.

Juventino asentó que sus diseños son originales, en algunaspiezas utiliza dibujos a escala para formar las figuras, pero enotras, ocupa únicamente su memoria para elaborar el sarape,además, en una esquina les coloca una pequeña estampa tejida parafirmar sus trabajos.

El costo de un gabán lo determina la dificultad del trabajo yla calidad de la lana. Actualmente, está en busca de un compradorpara un sarape que denomina “el Orgullo de Gualupita” que tienetonos azules, está decorado con grecas, figuras toltecas y elescudo nacional al centro. Dicho trabajo tiene un costo de 20 milpesos.

No obstante, manifestó que en ocasiones su trabajo no esvalorado aunque piensa que la actividad que realiza “es muy buenay deja para vivir”.

Para elaborar una pieza de lana como un sarape, los artesanosllevan a cabo un proceso de manufactura que va desde lapreparación de la lana hasta la confección de la prenda. Lamateria prima con que trabajan la adquieren de los municipiosvecinos de Tianguistenco, principalmente de las zonas donde hayganado ovino como Ocoyoacac, Ocuilan y Xalatlaco.

Posteriormente, los tejedores lavan la lana y la preparan parahilarla en la rueca, luego la devanan para formar madejas quepueden ser de lana natural o de colores que se obtienen al teñirel material. Juventino platicó que anteriormente la rueca era unaactividad exclusiva de mujeres.

El tejido de una pieza en telar inicia con el urdido de loshilos, es decir colocarlos en paralelo a lo largo de éste parapasar entre ellos las madejas, a este paso le denominanrastrillado. El tiempo que se tarda en elaborar un gabán dependede la dificultad del diseño y va desde una semana hasta 30 días,sin contar la preparación de la lana, entre más dibujos tenga esmás elaborado.

A Juventino le lleva un día confeccionar de seis a diezcentímetros de un sarape, el cual mide 1.30 metros de ancho y ellargo depende de la altura de la persona que lo use.

Por este proceso y por la destreza que han perfeccionado con losaños, el artesano aseguró que el trabajo y las obras de lostejedores de Gualupita son únicos. Comentó que otros pueblos enel país con vocación textil, han querido imitar sus piezas, sinembargo, no han podido igualar su técnica artesanal.

“Nosotros tenemos la virtud de que les podemos copiar, ellosque nos copien si pueden”, declaró Juventino López.

El inigualable trabajo Gualupita, llevó a que en 1962, elfotógrafo estadunidense George Barris le hiciera una sesión defotos a la actriz Marilyn Monroe en la Bahía de Santa Mónica,California, donde ella portó un suéter de lana, queposteriormente se convirtió en una prenda icónica de lacomunidad.

“Chiconcuac se lo adjudica, pero a lo mejor yo lo hice”,bromeó Francisco López, hermano de Juventino, quien a sus más de80 años continúa elaborando piezas en bastidor.

El bastidor es una herramienta conformada por dos trozos demadera con hileras de clavos, sobre los que se acomodan los hilosde lana para confeccionar suéteres, chalecos, gorras, botas,bufandas, guantes y otras prendas de vestir. “Ese suéter lo sigohaciendo, antes era muy apreciado ese modelo”, comentó Franciscosobre el suéter que utilizó la actriz estadunidense.

Además, platicó que las prendas que elaboran los artesanos sonapreciadas por especialistas en diseño de modas, incluso endiversas ocasiones modistas de Alemania, Australia y Nueva Zelandaacudieron a él para aprender técnicas de tejido de lana.

Francisco aseguró que a diferencia de un sastre, él nonecesita medir a las personas para hacer una prenda que les quede,con su experiencia puede elaborar la ropa y los diseños dememoria.

Comentó que a excepción de figuras circulares, cualquierdibujo se puede elaborar en el bastidor, sin embargo, el tejido queahí se realiza es distinto al del telar; el espacio entre las doshileras de clavos determina la calidad de la trama, entre másreducido sea, más fino es el tejido.

El artesano relató que hasta hace unos años trabajaba conbastidores que tenían una separación del tamaño de una moneda dediez centavos y un suéter lo fabricaba en un solo día.Actualmente, debido a su edad tarda más tiempo en elaborar uno deellos.

Además, en la comunidad la producción de estos textiles hadisminuido de manera considerable. Francisco recordó que en 1980,un grupo de artesanos le entregaban lotes de 500 suéteres a lasemana a un solo comparador, sin embargo, debido a la introducciónde materiales sintéticos al mercado, la demanda de sus productosbajó.

No obstante, los tejedores de Gualupita continuaron utilizandola lana como materia prima, a pesar de que ésta se encareció;este hecho provocó que los artesanos decidieran elaborar piezas demenor complejidad y para un mercado reducido.

Al respecto, Marcelino López, hijo de Juventino declaró: “yono sé hacer lo que hace mi papá, yo prefiero tener a la venta deestos sarapes que son más baratos, pero tengo un sueldo, meinteresa tener un sueldo seguro y no esperarme a que se venda unode esos que son más elaborados”.

Anteriormente Marcelino trabajaba en una fábrica, pero retomóel oficio de su padre porque afirmó, “me interesa preservar lasartesanías. “Lo hemos querido meter como taller a la secundariapero prefieren dar carpintería. No creo que todos los niñossalgan tejedores pero con uno que salga, esto no se pierde”,dijo.

Acusó que los artesanos de Gualupita no reciben ningún apoyopor parte del gobierno, incluso señaló que les han negadoprogramas de fomento por no pertenecen a alguna etnia indígena,como los artesanos del norte de la entidad, quienes percibendiferentes estímulos.

“No queremos apoyos y mucho menos económicos, queremosdifusión, que nos abran mercado, queremos lugares para vendernuestros productos”, expresó Marcelino.

Mencionó que le gustaría que los apoyaran para construir unmercado donde puedan exhibir sus piezas y dar demostraciones de sutrabajo, pues advirtió que la elaboración de textiles de lana esuna tradición con alto riesgo de perderse. También, aseguró quesu labor es importante porque continúa siendo una fuente de empleopara familias de la comunidad.

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Santiago Tianguistenco, México.- En la comunidad de GuadalupeYancuictlalpan, en este municipio, apenas unas decenas de tejedoresde lana trabajan para preservar los textiles que han vestidomexicanos y extranjeros, como la famosa actriz Marilyn Monroe.

Los tejidos de lana de Gualupita, como es conocida la localidad,se elaboran prácticamente desde su fundación en el siglo XVII.Aquí, a diferencia de otros pueblos tejedores que emplean el telarde cintura para realizar sus piezas, los artesanos ocupan un telarde pedales, el cual fue traído por los españoles.

“Este aprendizaje se transmite de padres a hijos, en la casatenemos la escuela, yo tengo tres hijos y los tres saben tejer”,declaró Juventino López, tejedor de Gualupita.

El artesano platicó que la vocación textil del pueblo es unaherencia de familias que tiempo atrás migraron de Coahuila, ya queles enseñaron a manufacturar los sarapes o gabanes querealizaban.

En Gualupita la actividad era tan predominante anteriormente,que en cada casa de la comunidad había al menos un telar por cadahijo de la familia, relató el tejedor. Sin embargo, hoy en día elnúmero de artesanos que realizan gabanes es tan reducido, que elseñor Juventino los puede nombrar a todos de memoria.

Juventino López comenzó a elaborar sarapes en 1953, la calidadde su trabajo la han reconocido diversas personalidades interesadasen adquirir una de sus piezas. Sus clientes van desde familias quebuscan un regalo para un padre o abuelo, hasta artistas,gobernadores y presidentes de la república, “yo tengo dos piezasen el Vaticano”, comentó.

El paso del tiempo es visible en la rueca, la urdidera y algunasde las herramientas que utiliza Juventino ya que estas tienen máscinco décadas de trabajo; este es el caso de su telar, donde lamadera tiene líneas marcadas debido a la tensión de los hilos quepasan por ella para formar los tejidos.

Los sarapes que fabrica este artista del telar pueden ser lisoso con una variedad de dibujos como cabezas de caballos, animalescompletos, herraduras, mariposas, flores, aves, nombres de personaso “lo que el cliente pida”, afirmó.

Juventino asentó que sus diseños son originales, en algunaspiezas utiliza dibujos a escala para formar las figuras, pero enotras, ocupa únicamente su memoria para elaborar el sarape,además, en una esquina les coloca una pequeña estampa tejida parafirmar sus trabajos.

El costo de un gabán lo determina la dificultad del trabajo yla calidad de la lana. Actualmente, está en busca de un compradorpara un sarape que denomina “el Orgullo de Gualupita” que tienetonos azules, está decorado con grecas, figuras toltecas y elescudo nacional al centro. Dicho trabajo tiene un costo de 20 milpesos.

No obstante, manifestó que en ocasiones su trabajo no esvalorado aunque piensa que la actividad que realiza “es muy buenay deja para vivir”.

Para elaborar una pieza de lana como un sarape, los artesanosllevan a cabo un proceso de manufactura que va desde lapreparación de la lana hasta la confección de la prenda. Lamateria prima con que trabajan la adquieren de los municipiosvecinos de Tianguistenco, principalmente de las zonas donde hayganado ovino como Ocoyoacac, Ocuilan y Xalatlaco.

Posteriormente, los tejedores lavan la lana y la preparan parahilarla en la rueca, luego la devanan para formar madejas quepueden ser de lana natural o de colores que se obtienen al teñirel material. Juventino platicó que anteriormente la rueca era unaactividad exclusiva de mujeres.

El tejido de una pieza en telar inicia con el urdido de loshilos, es decir colocarlos en paralelo a lo largo de éste parapasar entre ellos las madejas, a este paso le denominanrastrillado. El tiempo que se tarda en elaborar un gabán dependede la dificultad del diseño y va desde una semana hasta 30 días,sin contar la preparación de la lana, entre más dibujos tenga esmás elaborado.

A Juventino le lleva un día confeccionar de seis a diezcentímetros de un sarape, el cual mide 1.30 metros de ancho y ellargo depende de la altura de la persona que lo use.

Por este proceso y por la destreza que han perfeccionado con losaños, el artesano aseguró que el trabajo y las obras de lostejedores de Gualupita son únicos. Comentó que otros pueblos enel país con vocación textil, han querido imitar sus piezas, sinembargo, no han podido igualar su técnica artesanal.

“Nosotros tenemos la virtud de que les podemos copiar, ellosque nos copien si pueden”, declaró Juventino López.

El inigualable trabajo Gualupita, llevó a que en 1962, elfotógrafo estadunidense George Barris le hiciera una sesión defotos a la actriz Marilyn Monroe en la Bahía de Santa Mónica,California, donde ella portó un suéter de lana, queposteriormente se convirtió en una prenda icónica de lacomunidad.

“Chiconcuac se lo adjudica, pero a lo mejor yo lo hice”,bromeó Francisco López, hermano de Juventino, quien a sus más de80 años continúa elaborando piezas en bastidor.

El bastidor es una herramienta conformada por dos trozos demadera con hileras de clavos, sobre los que se acomodan los hilosde lana para confeccionar suéteres, chalecos, gorras, botas,bufandas, guantes y otras prendas de vestir. “Ese suéter lo sigohaciendo, antes era muy apreciado ese modelo”, comentó Franciscosobre el suéter que utilizó la actriz estadunidense.

Además, platicó que las prendas que elaboran los artesanos sonapreciadas por especialistas en diseño de modas, incluso endiversas ocasiones modistas de Alemania, Australia y Nueva Zelandaacudieron a él para aprender técnicas de tejido de lana.

Francisco aseguró que a diferencia de un sastre, él nonecesita medir a las personas para hacer una prenda que les quede,con su experiencia puede elaborar la ropa y los diseños dememoria.

Comentó que a excepción de figuras circulares, cualquierdibujo se puede elaborar en el bastidor, sin embargo, el tejido queahí se realiza es distinto al del telar; el espacio entre las doshileras de clavos determina la calidad de la trama, entre másreducido sea, más fino es el tejido.

El artesano relató que hasta hace unos años trabajaba conbastidores que tenían una separación del tamaño de una moneda dediez centavos y un suéter lo fabricaba en un solo día.Actualmente, debido a su edad tarda más tiempo en elaborar uno deellos.

Además, en la comunidad la producción de estos textiles hadisminuido de manera considerable. Francisco recordó que en 1980,un grupo de artesanos le entregaban lotes de 500 suéteres a lasemana a un solo comparador, sin embargo, debido a la introducciónde materiales sintéticos al mercado, la demanda de sus productosbajó.

No obstante, los tejedores de Gualupita continuaron utilizandola lana como materia prima, a pesar de que ésta se encareció;este hecho provocó que los artesanos decidieran elaborar piezas demenor complejidad y para un mercado reducido.

Al respecto, Marcelino López, hijo de Juventino declaró: “yono sé hacer lo que hace mi papá, yo prefiero tener a la venta deestos sarapes que son más baratos, pero tengo un sueldo, meinteresa tener un sueldo seguro y no esperarme a que se venda unode esos que son más elaborados”.

Anteriormente Marcelino trabajaba en una fábrica, pero retomóel oficio de su padre porque afirmó, “me interesa preservar lasartesanías. “Lo hemos querido meter como taller a la secundariapero prefieren dar carpintería. No creo que todos los niñossalgan tejedores pero con uno que salga, esto no se pierde”,dijo.

Acusó que los artesanos de Gualupita no reciben ningún apoyopor parte del gobierno, incluso señaló que les han negadoprogramas de fomento por no pertenecen a alguna etnia indígena,como los artesanos del norte de la entidad, quienes percibendiferentes estímulos.

“No queremos apoyos y mucho menos económicos, queremosdifusión, que nos abran mercado, queremos lugares para vendernuestros productos”, expresó Marcelino.

Mencionó que le gustaría que los apoyaran para construir unmercado donde puedan exhibir sus piezas y dar demostraciones de sutrabajo, pues advirtió que la elaboración de textiles de lana esuna tradición con alto riesgo de perderse. También, aseguró quesu labor es importante porque continúa siendo una fuente de empleopara familias de la comunidad.

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