La Campaña Nacional “Sin Maíz, no hay país” convocó a todas las organizaciones de productores y civiles a sumarse a la iniciativa de reforma a la Ley General de Salud para fomentar bioinsumos, sistemas agroecológicos, y establecer un programa nacional de restricción y prohibición progresiva de plaguicidas altamente peligrosos.
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Recordemos que la agroindustria no tiene como fin alimentar al mundo sino producir insumos industriales, muchas veces nocivos para nuestra salud, y que es la agricultura familiar la que alimenta al mundo, pues produce 70 por ciento de los alimentos que se consumen.
En un pronunciamiento recordó que esa agricultura familiar y de mediana escala, la que, con técnicas agroecológicas sin agrotóxicos, "puede coadyuvar para que podamos vivir en mejores condiciones medioambientales y de salud en México y en el mundo”.
Pero sobre todo, la agroecología o agricultura regenerativa permite combatir el cambio climático, ya que capturan el dióxido de carbono regresándolo a la tierra, su lugar natural, enriqueciéndola y contribuyendo a enfriar el planeta.
De ahí que llamaron a la senadora Lilia Margarita Valdez, Presidenta de la Comisión de Salud, y al senador Rafael Espino, Presidente de la Comisión de Estudios Legislativos, Segunda, y la senadora Nancy Sánchez, “para que tomen en cuenta sus argumentos aquí expresados y en apoyo a las propuestas de reformas de la Ley General de Salud para fomentar bioinsumos y sistemas agroecológicos y establecer un programa nacional de restricción y prohibición progresiva de plaguicidas altamente peligrosos”.
“Sin Maíz, no hay país” comentó que es necesario estar alertas en relación con campañas de desinformación hechas con el fin de proteger intereses mezquinos en contra de la población. Y se pronunció por la autosuficiencia y soberanía alimentaria.
Agricultura industrial
Están conscientes de que la agricultura industrial, que se caracteriza por el uso de maquinaria, de elevados volúmenes de agua extraídos del subsuelo mediante bombas que requieren de combustibles fósiles, de agroquímicos como los plaguicidas (herbicidas, insecticidas, fungicidas etc.) y fertilizantes sintéticos, así como por el uso de semillas patentadas, es una de las causas principales de la pérdida de suelos, la desertificación, la contaminación de suelos y cuerpos de agua, y la emisión de gases de efecto invernadero, indicaron.
El PNUMA y lo mismo plantea el último informe de IPCC (ONU), quienes alertan sobre la necesidad de “prevenir la exposición a sustancias peligrosas, incluidos los plaguicidas para proteger el derecho de las personas a la vida, la salud y una vida digna.”.
En México, los movimientos de producción de mediana y pequeña escala, así como diversas organizaciones de la sociedad civil, han sido el motor para que se presenten modificaciones a leyes y se emitan decretos, cuya finalidad es proteger la salud humana y la biodiversidad de plantas cultivadas, así como de plantas y fauna silvestre.
Algunos de estos instrumentos son la Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo, y el Decreto Presidencial del 31 de diciembre de 2020, que establece la prohibición gradual del uso del herbicida glifosato, conocido también en el mercado como Round Up y Faena, entre otras marcas comerciales.
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Manifestó que recientemente senadores de diversos partidos políticos, conscientes de esta situación, han presentado en el Senado de la República diversas iniciativas que señalan la necesidad de prohibir el glifosato.
Respaldo a la Ley General de Salud en materia de plaguicidas
Es el caso de la iniciativa de reforma a la Ley General de Salud en materia de plaguicidas, presentada por la Senadora Ana Lilia Rivera y de las propuestas de reforma que incluye el Dictamen Conjunto de las Comisiones Unidas de Salud y Estudios Legislativos, presentado en la Reunión Extraordinaria del Senado el pasado 29 de septiembre de 2022, que ha recibido hasta el momento el respaldo institucional de la Secretaría de Salud, de Conacyt, de SEMARNAT, y la Opinión Técnica favorable de la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria de SADER.
Es necesario señalar que, lo que se ha venido afirmando en los medios de comunicación masiva, en el sentido de que escasearán los alimentos y que será imposible la producción sin el apoyo de estos agrotóxicos, no responde a la realidad.
La oposición del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) al Dictamen conjunto y a la prohibición progresiva de los plaguicidas altamente peligrosos, argumentando que “el problema real es el uso de los productos y no el producto en sí”, minimiza la peligrosidad intrínseca de plaguicidas altamente peligrosos que pueden causar la muerte, cáncer, daños reproductivos, alteraciones hormonales o causar graves daños a la diversidad biológica de los ecosistemas como la muerte de abejas y otros polinizadores.
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