/ domingo 26 de noviembre de 2023

Políticos ligth del laicismo guardan estampitas de cristo como amuletos personales: CCM

Usar incluso a Cristo como campeón social y modelo de los pobres, resulta una forma de propaganda morbosa

Ideologías contra la vida atentan contra la dignidad de las personas; los políticos, en una versión light del laicismo duro, alzan las estampitas de Cristo y del Sagrado Corazón revelándolos como amuletos personales para “protegerlos” y hacer su voluntad, no la de Cristo, consideró el Centro Católico Multimedial.

Al final, amparando acciones de gobierno que nada tienen que ver con un reinado que no es de este mundo: “abrazos y no balazos”, “vamos requetebién”, “nos cayó como anillo al dedo”… un sinfín de frases que no sólo forman parte del anecdotario político, sino de las pretensiones que encumbran el autoritarismo y la demagogia que también ha usado el nombre de Cristo en vano para justificar la polarización, el encono y la división.

TE PUEDE INTERESAR: En el arranque de precampañas a la presidencia piden a aspirantes escuchar todas las voces: iglesia católica

Afirmó que un sentimentalismo humano y encubridor de las fallas de gobierno usando a Cristo a su modo como cuando, en una conferencia mañanera, el señor de palacio sacó su estampita y amuleto que igualó con un trébol de cuatro hojas: “Detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo”.

En el editorial titulado “Mi reino no es de este mundo”, el CCM recordó que el 11 de diciembre de 2025 se cumplirán 100 años de la publicación de la encíclica de Pío XI, Quas primas, dedicada al reinado de Cristo en la que instauró la solemnidad y fiesta que celebramos este domingo.

“Un año que nos ayudará a reflexionar acerca del poder de Cristo y la naturaleza del reino que pasó proclamando y que debe instaurarse conforme a su mandato. “Venga tu reino…” no es sólo una bella oración en la plegaria que Cristo enseñó a sus discípulos. Es una encomienda, una acción y convicción de fe”, indicó.

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Los católicos mexicanos estamos acostumbrados al grito de ¡Viva Cristo Rey! En regiones del país se convierte en una proclama ordinaria y envuelve cada celebración eucarística.

Algunos la cantan con nostalgia de una época donde la fe se defendía tomando las armas y en acciones belicistas; otros, lo toman como una herencia y responsabilidad profundas, muchos más lo claman sin sentido alguno, desconociendo la historia o, quizá, por los efectos de imprime el laicismo y las ideologías modernas que tratan de desterrar para siempre las implicaciones de este grito.

Pío XI, en ese lejano 1925, advertía de la “peste” de su tiempo, de la negación del imperio de Cristo sobre todas las personas. Por eso, el Papa llamado “de entreguerras” llegó a la determinación de instituir la festividad de Cristo Rey para impulsar “felizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimo Salvador”.

Las palabras del Papa Pío XI permanecen en la historia y se actualizan, especialmente en los tiempos confusos que vive nuestro país y la Iglesia misma.

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La organización católica indicó que todo eso se asoma como una peste moderna, tal como lo había escrito el Papa Pío XI. Usar incluso a Cristo como campeón social y modelo de los pobres, resulta una forma de propaganda morbosa y acomodada para burlarse de la fe de millones de personas.

Actualizando las palabras de Pío XI, también desde la “alta tribuna” se ha querido que la religión cristiana fuera “igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas.

Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos…

¡Viva Cristo Rey! Es un grito e himno que hace huella y afila la espada, pero no nos equivoquemos. No es una espada de guerra. Porque su reino no es como el de la transformación, pero mientras llega, estamos llamados a instaurar todas las cosas en él. Y eso también vale para México, finalizó.

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Ideologías contra la vida atentan contra la dignidad de las personas; los políticos, en una versión light del laicismo duro, alzan las estampitas de Cristo y del Sagrado Corazón revelándolos como amuletos personales para “protegerlos” y hacer su voluntad, no la de Cristo, consideró el Centro Católico Multimedial.

Al final, amparando acciones de gobierno que nada tienen que ver con un reinado que no es de este mundo: “abrazos y no balazos”, “vamos requetebién”, “nos cayó como anillo al dedo”… un sinfín de frases que no sólo forman parte del anecdotario político, sino de las pretensiones que encumbran el autoritarismo y la demagogia que también ha usado el nombre de Cristo en vano para justificar la polarización, el encono y la división.

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Afirmó que un sentimentalismo humano y encubridor de las fallas de gobierno usando a Cristo a su modo como cuando, en una conferencia mañanera, el señor de palacio sacó su estampita y amuleto que igualó con un trébol de cuatro hojas: “Detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo”.

En el editorial titulado “Mi reino no es de este mundo”, el CCM recordó que el 11 de diciembre de 2025 se cumplirán 100 años de la publicación de la encíclica de Pío XI, Quas primas, dedicada al reinado de Cristo en la que instauró la solemnidad y fiesta que celebramos este domingo.

“Un año que nos ayudará a reflexionar acerca del poder de Cristo y la naturaleza del reino que pasó proclamando y que debe instaurarse conforme a su mandato. “Venga tu reino…” no es sólo una bella oración en la plegaria que Cristo enseñó a sus discípulos. Es una encomienda, una acción y convicción de fe”, indicó.

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Los católicos mexicanos estamos acostumbrados al grito de ¡Viva Cristo Rey! En regiones del país se convierte en una proclama ordinaria y envuelve cada celebración eucarística.

Algunos la cantan con nostalgia de una época donde la fe se defendía tomando las armas y en acciones belicistas; otros, lo toman como una herencia y responsabilidad profundas, muchos más lo claman sin sentido alguno, desconociendo la historia o, quizá, por los efectos de imprime el laicismo y las ideologías modernas que tratan de desterrar para siempre las implicaciones de este grito.

Pío XI, en ese lejano 1925, advertía de la “peste” de su tiempo, de la negación del imperio de Cristo sobre todas las personas. Por eso, el Papa llamado “de entreguerras” llegó a la determinación de instituir la festividad de Cristo Rey para impulsar “felizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimo Salvador”.

Las palabras del Papa Pío XI permanecen en la historia y se actualizan, especialmente en los tiempos confusos que vive nuestro país y la Iglesia misma.

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La organización católica indicó que todo eso se asoma como una peste moderna, tal como lo había escrito el Papa Pío XI. Usar incluso a Cristo como campeón social y modelo de los pobres, resulta una forma de propaganda morbosa y acomodada para burlarse de la fe de millones de personas.

Actualizando las palabras de Pío XI, también desde la “alta tribuna” se ha querido que la religión cristiana fuera “igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas.

Se la sometió luego al poder civil y a la arbitraria permisión de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de éstos que imaginaron sustituir la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos…

¡Viva Cristo Rey! Es un grito e himno que hace huella y afila la espada, pero no nos equivoquemos. No es una espada de guerra. Porque su reino no es como el de la transformación, pero mientras llega, estamos llamados a instaurar todas las cosas en él. Y eso también vale para México, finalizó.

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