/ domingo 27 de septiembre de 2020

Etiquetas “Alto en” de alimentos chatarra no resolverán obesidad del 75% de mexicanos: LabDO

El Laboratorio de Datos contra la Obesidad advierte que medida será lo suficientemente exitosa, solo si es acompañada de otras campañas

Aunque las etiquetas de “alto en” en productos llamados chatarra, que los consumidores identifiquen cuáles de ellos tienen exceso de azúcares, sodio, grasas saturadas, calorías y grasas trans, parecen ser más efectivas entre las personas es difícil aseverar que por sí mismo resuelve el padecimiento de obesidad del 75% de los mexicanos.

A pocos días de que entre legalmente en vigor en México la Norma-051 que establece las reglas del etiquetado frontal en bebidas y alimentos ultraprocesados,

El Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), advierte que medida será lo suficientemente exitosa, solo si es acompañada de campañas educativas, impuestos especiales etiquetados a programas de prevención, fomento de actividades físicas y contención de ambientes obesogénicos.

Ello lo argumenta LabDO basado en el estudio “Front Pack Nutritional Labelling Schemes”, donde se analizan 14 investigaciones recientes en torno al tema del etiquetado frontal.

Las medidas de etiquetado frontal han sido impulsadas por distintas entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas han sido adoptadas por países desde principios de la década de 1980, aunque es en tiempos recientes que estas han comenzado a ser modificadas de acuerdo al nuevo entendimiento de la obesidad y el rol de la mala dieta en ellas.

A nivel mundial y según cifras de 2016, mil 900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. De acuerdo con datos de la OMS, desde 1975 la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo por lo que se ha convertido en uno de los mayores retos en cuanto a políticas públicas de salud en cualquier país del mundo.

En el mundo existen diferentes tipos de medidas y etiquetados, el adoptado por México es el de señalización de productos “altos en…” para referirse a los nutrientes críticos señalados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS.

Este modelo es parecido al aplicado desde 2016 en Chile, el cual, según los primeros resultados, ha logrado mayor entendimiento de información nutrimental entre la población, con 48.1% de ella realizando una comparación de los sellos al momento de la compra.

Otros tipos de señalización son los semáforos de la salud, adoptados por países como Ecuador y Reino Unido. Estos consisten en alertas codificadas por color de acuerdo a su contenido de grasas, azúcares y sodio. Este tipo de etiquetado permiten al consumidor rápidamente saber cuáles de estos ingredientes críticos están presentes en un producto en específico.

En Ecuador los resultados de esta práctica han sido mixtos: aunque se ha registrado una disminución en yogures endulzados, altos en azúcar, también se ha visto un aumento en la compra de productos “light”, especialmente de refrescos. Estos últimos contienen edulcorantes que no son saludables (2).

En países nórdicos como Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia el modelo adoptado es el “keyhole system” o sistema de llave. Este indica los productos cuya composición es más saludable mediante un símbolo de llave verde en el empaque para los alimentos que cumplan con indicaciones de grasas, sodio y componentes como granos enteros y fibra.

En México, fue el 5 julio de 2019 cuando se presentó ante la Cámara de Diputados la iniciativa para reformar la Ley General de Salud en materia de etiquetado, misma que se aprobó el 1 de octubre para luego llegar a la Cámara de Senadores, en donde se validó el 22 de octubre para posteriormente publicarse en el Diario Oficial de la Federación el 8 de noviembre, del año pasado.

Derivado de ese proceso se publicó el 27 de marzo del 2020 la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051), la cual entra en vigor este 1 de octubre. Destaca que las empresas y marcas tienen hasta el 30 de noviembre para hacer las modificaciones pertinentes ya que a partir del 1 de diciembre la Procuraduría Federal del Consumidor y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios sancionarán a quienes incumplan.

El nuevo etiquetado frontal reemplaza a las Guías Diarias de Alimentación (GDA). Entre los argumentos para hacer dicha transición están que las guías eran poco entendibles para la mayor parte de la población, además de que se requería tiempo y conocimientos para poder hacer las equivalencias entre calorías recomendables diarias y las contenidas.


Aunque las etiquetas de “alto en” en productos llamados chatarra, que los consumidores identifiquen cuáles de ellos tienen exceso de azúcares, sodio, grasas saturadas, calorías y grasas trans, parecen ser más efectivas entre las personas es difícil aseverar que por sí mismo resuelve el padecimiento de obesidad del 75% de los mexicanos.

A pocos días de que entre legalmente en vigor en México la Norma-051 que establece las reglas del etiquetado frontal en bebidas y alimentos ultraprocesados,

El Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), advierte que medida será lo suficientemente exitosa, solo si es acompañada de campañas educativas, impuestos especiales etiquetados a programas de prevención, fomento de actividades físicas y contención de ambientes obesogénicos.

Ello lo argumenta LabDO basado en el estudio “Front Pack Nutritional Labelling Schemes”, donde se analizan 14 investigaciones recientes en torno al tema del etiquetado frontal.

Las medidas de etiquetado frontal han sido impulsadas por distintas entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas han sido adoptadas por países desde principios de la década de 1980, aunque es en tiempos recientes que estas han comenzado a ser modificadas de acuerdo al nuevo entendimiento de la obesidad y el rol de la mala dieta en ellas.

A nivel mundial y según cifras de 2016, mil 900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. De acuerdo con datos de la OMS, desde 1975 la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo por lo que se ha convertido en uno de los mayores retos en cuanto a políticas públicas de salud en cualquier país del mundo.

En el mundo existen diferentes tipos de medidas y etiquetados, el adoptado por México es el de señalización de productos “altos en…” para referirse a los nutrientes críticos señalados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS.

Este modelo es parecido al aplicado desde 2016 en Chile, el cual, según los primeros resultados, ha logrado mayor entendimiento de información nutrimental entre la población, con 48.1% de ella realizando una comparación de los sellos al momento de la compra.

Otros tipos de señalización son los semáforos de la salud, adoptados por países como Ecuador y Reino Unido. Estos consisten en alertas codificadas por color de acuerdo a su contenido de grasas, azúcares y sodio. Este tipo de etiquetado permiten al consumidor rápidamente saber cuáles de estos ingredientes críticos están presentes en un producto en específico.

En Ecuador los resultados de esta práctica han sido mixtos: aunque se ha registrado una disminución en yogures endulzados, altos en azúcar, también se ha visto un aumento en la compra de productos “light”, especialmente de refrescos. Estos últimos contienen edulcorantes que no son saludables (2).

En países nórdicos como Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia el modelo adoptado es el “keyhole system” o sistema de llave. Este indica los productos cuya composición es más saludable mediante un símbolo de llave verde en el empaque para los alimentos que cumplan con indicaciones de grasas, sodio y componentes como granos enteros y fibra.

En México, fue el 5 julio de 2019 cuando se presentó ante la Cámara de Diputados la iniciativa para reformar la Ley General de Salud en materia de etiquetado, misma que se aprobó el 1 de octubre para luego llegar a la Cámara de Senadores, en donde se validó el 22 de octubre para posteriormente publicarse en el Diario Oficial de la Federación el 8 de noviembre, del año pasado.

Derivado de ese proceso se publicó el 27 de marzo del 2020 la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051), la cual entra en vigor este 1 de octubre. Destaca que las empresas y marcas tienen hasta el 30 de noviembre para hacer las modificaciones pertinentes ya que a partir del 1 de diciembre la Procuraduría Federal del Consumidor y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios sancionarán a quienes incumplan.

El nuevo etiquetado frontal reemplaza a las Guías Diarias de Alimentación (GDA). Entre los argumentos para hacer dicha transición están que las guías eran poco entendibles para la mayor parte de la población, además de que se requería tiempo y conocimientos para poder hacer las equivalencias entre calorías recomendables diarias y las contenidas.


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