Gran parte de las personas privadas de libertad en México estuvieron expuestas a violencia directa e indirecta en su entorno familiar, escolar y comunitario durante la infancia y adolescencia; nueve de cada diez presos tuvieron contacto con alguna actividad delictiva desde los seis años de edad, lo que refleja la normalización de la violencia en el país desde edades tempranas.
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Los delitos más comunes reportados en el país son: delitos contra la vida y la integridad corporal, contra el patrimonio, contra la libertad y la seguridad sexual, reveló el estudio de la organización de sociedad civil Reinserta.
Y precisó que en México, 5 de cada 10 personas vivieron violencia verbal por parte de sus padres o cuidadores antes de los 18 años.
El nuevo estudio de Reinserta: "Exposición a la violencia en la infancia y adolescencia de personas privadas de libertad”. (A más de cinco mil 500 personas en 14 estados de México: Aguascalientes, CDMX, Chiapas, Coahuila, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Quintana Roo, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala y Yucatán).
Se subrayó que la exposición a la violencia en edades tempranas es un factor de riesgo perjudicial para el desarrollo físico, emocional y social de las personas; lo que impacta directamente en sus procesos de adaptabilidad y de interacción con los demás.
La encuesta arrojó que 2 de cada 10 personas tuvieron familiares involucrados en actividades delictivas. Además, 2 de cada 10 personas tenían conocimiento de que parte del ingreso familiar provenía de esas actividades ilegales.
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Factor de riesgo perjudicial
En el Papalote Museo del Niño, expertas y expertos coincidieron en que la exposición a la violencia en edades tempranas es un factor de riesgo perjudicial para el desarrollo físico, emocional y social de las personas; lo que impacta directamente en sus procesos de adaptabilidad y de interacción con los demás.
Saskia Niño de Rivera, cofundadora de Reinserta, resaltó la importancia de no criminalizar a las infancias ni de victimizar a quienes viven violencia, sino identificar factores de riesgo a los que han sido expuestos.
En tanto, Mercedes Castañeda, cofundadora de Reinserta, participó en un conversatorio con Israel Castillo, presidente de la Asociación Mexicana de Psicotraumatología, en donde profundizaron en el desarrollo y consecuencias del trauma en las infancias y concluyeron la importancia de generar vínculos sólidos en el desarrollo de vidas libres de violencia. Destacaron que “trauma es toda intervención que interfiere con el desarrollo de las personas” y explicaron que es importante la atención desde los vínculos afectivos incluso antes que los cognitivos.
Marina Flores, Directora de Investigación, Monitoreo y Evaluación de Reinserta, y Bruce Abrams de USAID subrayan la importancia de las investigaciones de Reinserta, ya que inciden en las más altas esferas de toma de decisiones.
Por otra parte Kristian Hölge, Representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México, habló de la relevancia de abordar este tema desde estrategias integrales de prevención del delito.
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Turismo sexual infantil
Josefina Vázquez Mota, Senadora de la República destacó que el entorno actual en México para niñas, niños y adolescentes es hostil, y que el contexto actual exige a los niños de México que resuelvan aquello que ni los mismos adultos, logran resolver, y señaló que tenemos el segundo lugar del mundo en turismo sexual infantil.
Por otra parte Patricia Mercado, Senadora de la República, comentó la importancia de seguir trabajando en conjunto puesto que la visión que persiste es esencialmente punitivista.
Fabiola Jiménez, Directora del Programa de Niñez CNDH y Tania Ramírez, Directora Ejecutiva REDIM señalaron que vale la pena recoger el concepto de violencia estructural y “que las familias a menudo no cuentan con las herramientas necesarias para sobrellevar las condiciones de adversidades que ellas mismas viven, por lo que se debe recordar que el Estado debe acercar estas herramientas necesarias como parte de una política pública”.
Los hallazgos muestran que la mayoría de personas privadas de libertad vivieron distintos tipos de violencia en la infancia y adolescencia. El estudio revela que hay elementos cuantitativos, así como testimonios impactantes que evidencian la complejidad de los factores de riesgo que contribuyen a la reproducción y normalización de la violencia, tales como la deserción escolar, el acceso a armas y el consumo de sustancias a edades tempranas.
“Desde Reinserta, como organización comprometida con la contribución a comprender las distintas realidades y contextos de las niñas, niños y adolescentes expuestos a la violencia, hacemos un llamado a la sociedad, a las autoridades gubernamentales y a las instituciones involucradas en los temas que se abordan en este estudio para que su lectura y análisis nos permite encaminarnos hacia la construcción de acciones que atiendan a las necesidades reflejadas”, manifestó Niño de Rivera.
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