El duelo es un periodo de adaptación a la pérdida de un ser querido y es un proceso personal y único, por lo que especialistas en salud mental recomendaron a las familias vivir esta experiencia de forma compartida, con acompañamiento y respeto, a fin de evitar que el duelo se vuelva disfuncional y genere problemas de salud físicos y mentales.
“Es importante tener en cuenta que no hay una forma universal en que la pérdida se vuelva parte de nuestra vida. Con el paso del tiempo, redes de apoyo y autocuidado, cada persona desarrolla diferentes mecanismos que le permiten asimilar la ausencia y hacer más llevaderas las fechas especiales como ésta”, explicó la maestra en psicología, Ivon Aidé Guerrero Ceballos.
En ocasión a la conmemoración del Día de Muertos, especialistas en salud mental del Instituto Nacional de Psquiatría (INP) destacaron que el periodo de duelo puede ir de seis meses a un año; sin embargo, la diferencia radica en la forma en que cada persona vive este proceso.
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“Si la tristeza se mantiene durante demasiado tiempo y pareciera dificultar las actividades cotidianas, es importante acercarse a un experto de la salud mental para valorar otro tipo de situaciones que, de no ser atendidas, podrían complicarse”, alertó la doctora Aidé Guerrero.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Psiquiatría (INP), las personas en duelo atraviesan por varias etapas, como son: sentimientos de negación, ira y culpa, depresión y finalmente aceptación y resignación; sin embargo, hay personas que pueden enfrentar un duelo no resuelto o disfuncional.
Cada caso es diferente
El duelo es el proceso psicológico absolutamente normal que cada individuo adaptará a sus necesidades, a su personalidad, a sus circunstancias o a su cultura, por lo que cada persona experimenta el duelo de manera diferente, en duración e intensidad de las emociones.
Expertos de Voz Pro Salud Mental Ciudad de México explican que los niños también enfrentan el duelo, aunque su proceso es diferente al de los adultos, por lo que recomendaron estar atentos a ellos y ayudarlos en su proceso.
Destacaron la importancia de identificar las señales que pueden ser una alerta de que el duelo se está convirtiendo en una situación disfuncional para la persona, a fin de buscar ayuda especializada a tiempo y evitar complicaciones.
Los especialistas coinciden que se debe buscar ayuda cuando las reacciones emocionales son muy intensas y duran más de seis meses o cuando las consecuencias emocionales y psicológicas no permiten a la persona seguir funcionando como lo hacía antes.
La maestra Ivon Aidé Guerrero Ceballos, directora de los programas de Psicología en CETYS Universidad Campus Mexicali, señaló que para llevar un adecuado proceso de duelo, las familias pueden escribir una carta expresando a sus seres queridos lo que sienten, además de participar en servicios religiosos o misas.
A su vez, el doctor Raymundo Calderón Sánchez, director nacional de Psicología de la Universidad del Valle de México indicó que durante la pandemia se encontraron hallazgos de una fuerte asociación entre el duelo pandémico y la ideación suicida.
Consecuencias de la pandemia
El estudio Duelo de COVID-19 en Diez países de América Latina: invariancia en la medición de la escala de duelo pandémico y su relación con la ideación suicida, fue realizado a 2,321 participantes de México, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Perú y Brasil, con el propósito de obtener una medida equivalente de duelo entre personas de estos países; poder realizar una comparación en cuanto al duelo disfuncional y utilizar la escala de duelo pandémico como un predictor de la ideación suicida a pesar de las diferencias culturales que tiene cada país.
El doctor Raymundo Calderón Sánchez, explicó que el aumento en la prevalencia de duelo disfuncional se asocia con las características que acompañaron a la muerte por COVID-19, tales como la “sobrecarga de duelo” por el aumento de muertes de familiares y otros seres queridos. Entre los factores que interfieren en la capacidad de afrontamiento de los deudos, son las restricciones que prohíben visitar a familiares o seres queridos en hospitales o unidades de cuidados intensivos, acompañarlos en sus últimos días de vida y realizar ceremonias fúnebres, que pueden generar o aumentar los sentimientos de culpa.
Los síntomas
El especialista indicó que las personas en duelo, al inicio de la pérdida, tienden a experimentar sentimientos de negación, ira y culpa, depresión y aceptación, sin embargo, cuando los síntomas del duelo se prolongan, se intensifican, se retrasan o son obstruidos, puede convertirse en un problema psiquiátrico, además de que puede generar riesgos para la salud física, como la aparición de problemas cardíacos y del sistema inmunológico, adicciones, deterioro de la calidad de vida en general e incluso el suicidio.
Explicó que las personas que realmente tienen ideación suicida tratan de evitar cualquier tipo de interacción que les genere altos niveles de compromiso en cuanto a hacer, decir o sentir cierto tipo de cosas; además, hay una sensación de pérdida de seguridad personal que se identifica con problemas de sueño, problemas de alimentación, de interacción con otros, constantes respuestas negativas hacia cierto tipo de circunstancias que permiten ver con claridad cómo una persona puede sentirse en pérdida total de felicidad o de alegría.
Por su parte, el doctor Tomas Caycho de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Privada del Norte en Perú y líder del proyecto de investigación que se realizó durante el punto más álgido de la pandemia, señaló que en México se encontró que el 10.4% de las personas evaluadas tiene un duelo disfuncional, lo cual lo coloca casi a la par con Perú, Paraguay y Colombia, pero está por debajo de Guatemala, El Salvador y de Ecuador; estos últimos mostraron un mayor porcentaje de personas que presentan duelo pandémico.
Por otro lado, indicó que México junto con el Salvador y Ecuador tienen mayor probabilidad de ideación suicida, en donde 24.3% de personas presentan ideación suicida producto del duelo disfuncional debido a la pérdida de un ser querido ocasionado por la pandemia.
El duelo en niños y adolescentes
La organización Voz Pro Salud Mental Ciudad de México señala que el duelo en niños y adolescentes no es menos doloroso y, al igual que en los adultos, requiere apoyo y acompañamiento social.
De acuerdo con cifras del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y la Revista The Lancet se estima que en México más de 131 mil menores de edad quedaron huérfanos durante la pandemia del Covid-19 al haber perdido a la mamá, al papá o a ambos, pero el número se eleva a más de 141 mil si se consideran los cuidadores secundarios, como es el caso de la abuela, abuelo o ambos.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF) ha informado que hay al menos seis mil 866 niñas, niños y adolescentes en situación de orfandad a consecuencia de la pandemia, de acuerdo con datos recabados hasta junio de 2021.
Voz Pro Salud Mental CDMX advierte que uno de los sectores sociales más afectados por el virus SARS-CoV2 es el infantil, que ante la pérdida de uno o ambos padres enfrenta una crisis emocional de alto impacto que a futuro repercutirá en su desarrollo, por lo que es prioritario que las autoridades implementen políticas públicas enfocadas en el cuidado a su salud mental, además de las referentes a educación y apoyo económico.
Destaca que sí la pandemia dejó en la orfandad a 131,325 niños, niñas y adolescentes, (UNICEF 2021), este dato coloca al país en el número 21 a nivel mundial, de los países con un número mayor de menores que han perdido a sus cuidadores primarios.
De acuerdo con la doctora Graciella Cámara, integrante de Voz Pro Salud Mental CDMX (VPSM), el duelo es un proceso emocional que se da de manera natural ante la pérdida de algo muy importante para la persona que lo sufre, puede ser el trabajo, el matrimonio, la casa, la pérdida de alguna capacidad física, pero que se relaciona frecuentemente con la muerte de un ser querido.
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Las etapas del duelo
Las personas que viven un duelo atraviesan por cinco etapas: la primera es la fase de negación, en la que la persona se niega a sí mismo que ha ocurrido la pérdida.
Después viene la fase de enfado, indiferencia o ira, en la que hay descontento por no poder evitar la pérdida, por lo que la persona busca razones causales y culpabilidad.
En la fase de negociación, la persona trata de negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. Se intenta buscar una solución a la pérdida a pesar de conocerse la imposibilidad de que suceda.
Fase de dolor emocional (o depresión). Se experimenta tristeza por la pérdida. Pueden llegar a suceder episodios depresivos que deberían ceder con el tiempo, y por último, la fase de aceptación, en la cual la persona asume que la pérdida es inevitable, supone un cambio de visión de la situación sin la pérdida, siempre teniendo en cuenta que no es lo mismo aceptar que olvidar.
Voz Pro Salud Mental subraya que estas etapas no necesariamente se dan en este orden, debido a que se pueden registrar regresiones cíclicas. “Cuando aparentemente estamos en la fase de aceptación es posible regresar a cualquiera de las etapas anteriores. Es un proceso personal, al que no todos los individuos reaccionan igual”, agrega la doctora Graciella Cámara.
Los rituales religiosos y funerales permiten a las personas sobrellevar el proceso de duelo, indicó la especialista al destacar que en caso de que una persona no pueda resolver el duelo es necesario recurrir a ayuda profesional en salud mental.
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