/ lunes 25 de septiembre de 2023

Crece 30% el embarazo adolescente no planeado entre 2021 y 2022 en México

En México cada día más de mil adolescentes entre 12 y 19 años se vuelven madres sin planearlo o desearlo

En México, cada día, más de mil adolescentes de entre 12 y 19 años se vuelven madres sin planearlo o desearlo, lo que representa un problema de salud, social y económico que lejos de disminuir se ha agudizado, sobre todo, en los últimos años después de la pandemia.

Datos del Consejo Nacional de Población en México (Conapo 2022) estiman un aumento de 30% de los embarazos de adolescentes no intencionados entre 2020 y 2021, es decir, poco más de 29 mil nacimientos adicionales a los que se habían proyectado (Gobierno de México, 2021).

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El INEGI dio a conocer hace unos días los datos de los Nacimientos Registrados (2022), en el cual se advierte que las adolescentes de 15 a 19 años registraron 147 279 nacimientos, con una tasa de 26.3 por ciento por cada mil, y el grupo de menores de 15 años se registraron 3,019 nacimientos con una tasa de 0.2 por cada mil.

Durante 2022 se contabilizaron 1, 891,388 nacimientos registrados, lo que representa una disminución de 1.1% respecto al año anterior, según datos de la Estadística de Nacimientos Registrados (ENR) publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI 2022).

La complejidad de este fenómeno también tiene un rostro heterogéneo a lo largo del territorio nacional, datos del INEGI (2019) y de Conapo (2020) señalan que las Tasas de Fecundidad en Adolescentes de 15 a 19 años (nacimientos por cada mil adolescentes) más altas del país las registran: Chiapas 96.13; Guerrero 82.80, Tabasco 75.46; Coahuila 73.45; Michoacán 73.22; Puebla 71.97.

En contraparte, los estados con menores tasas de fecundidad en adolescentes son: Ciudad de México 47.74, Baja California Sur 49.97; y Baja California registra una tasa de 50.84 por cada mil adolescentes.

Sin embargo, la heterogeneidad de esta problemática de salud no solo se observa a nivel estatal y regional, sino también, incluso a nivel municipal al interior de cada entidad, como es el caso de la Ciudad de México.

Por ejemplo, la tasa de fecundidad en adolescentes de Xochimilco es de 81 por cada mil, muy por arriba del promedio de la CDMX que es de 47.7, brecha que se amplía mucho más en comparación con la alcaldía Benito Juárez que es de 11 por mil nacimientos.

MATERNIDAD TEMPRANA PRODUCTO DE LA INEQUIDAD, PERO A LA VEZ GENERADORA DE MÁS DESIGUALDAD

Foto: ARCHIVO / La Prensa

El 26 de Septiembre es el Día Nacional para la Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes, por lo que es oportuno recordar que desde 2015, el Estado mexicano clasificó la maternidad adolescente como un tema prioritario de salud, por lo que formuló la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente, que se reforzó con una segunda fase en 2021. Entre sus objetivos, destaca la meta de eliminar los embarazos en niñas de 10 a 14 años y reducir en 50% la tasa específica de fecundidad en adolescentes de 15 a 19 años para el año 2030.

Sin embargo, el Colegio de México en su investigación “Embarazo Temprano en México” revela que el indicador de necesidades insatisfechas de planificación familiar con métodos modernos es relativamente heterogénea a nivel nacional, pero está prácticamente estancado desde hace 20 años.

Cabe señalar que de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, cerca de 20% de las personas de 12 a 19 años no usó algún anticonceptivo en su primera relación sexual.

El documento “Consecuencias Socio-económicas del Embarazo Adolescente en México”, elaborado por la iniciativa regional del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) “165 millones de razones para invertir en adolescencia y juventud”, advierte que una inversión aproximada de $4,861 millones de dólares en educación puede contribuir a que las niñas y adolescentes mexicanas concluyan la educación media y superior, con un efecto multiplicador de 3.02 veces. El retorno de la inversión estimado fue de $9,748 millones de dólares, lo cual se considera una inversión rentable.

Dicho estudio señala que “El embarazo en adolescentes (EA) constituye un problema social y económico importante para México. Involucra costos de oportunidad para el desarrollo social y el crecimiento económico del país”.

“Quienes experimentan un embarazo adolescente (EA) asumiendo una maternidad temprana (MT) por lo general interrumpen su educación y difícilmente la retoman. Ello dificulta su inserción en el mercado laboral para conseguir un trabajo estable y decente y las mantiene en situaciones económicas precarias. A ello se suman los efectos en la salud de estas mujeres vinculados con complicaciones durante el embarazo y el parto pues experimentar un EA duplica el riesgo de muerte materna en menores de 19 años y lo cuadruplica en menores de 15 años”.

DESVENTAJAS DE LA MATERNIDAD TEMPRANA PARA ELLAS, PERO TAMBIÉN PARA TODO EL PAÍS

Foto: ARCHIVO / La Prensa

La maternidad temprana tiene consecuencias en el mercado laboral, por ejemplo, el desempleo de las mujeres que experimentaron un embarazo adolescente (de 10 a 19 años) es más alto que aquellas mujeres que lo experimentaron en edad adulta (20 a 29 años).

Aunque es importante señalar que para el caso mexicano el nivel de desempleo no es el mejor indicador que evidencie esta desventaja que experimentan las mujeres con maternidad temprana, señala el documento del UNFPA.

También señala que quienes fueron madres en la adolescencia participan menos en el mercado de trabajo remunerado que quienes fueron madres en edad adulta. La tasa de inactividad laboral de las primeras es un 3.64% mayor que la de las segundas.

La tasa de desempleo es ligeramente más alta cuando se trata de mujeres que tuvieron hijos entre los 10 y los 19 años, en comparación con quienes fueron madres en edad adulta. Es decir, el desempleo en mujeres que tuvieron hijos siendo adolescentes es 10.18% mayor que en las mujeres que fueron madres a una edad adulta.

Asimismo, señala que la calidad del empleo es menor para las personas que tuvieron hijos entre los 10 y los 19 años, en comparación con quienes fueron madres en edad adulta.

Una forma de ver la precarización del mercado laboral tiene que ver con haber contribuido (o cotizado) para alguna institución de seguridad social. Así, las mujeres que tuvieron hijos siendo adolescentes tienen menos oportunidades de haber cotizado a los sistemas de seguridad social que las mujeres que fueron madres a una edad adulta.

“67.4% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia nunca han cotizado a un sistema de seguridad social, mientras que el 56.8% de las mujeres que fueron madres en edad adulta nunca han cotizado a un sistema de seguridad social”, indica el estudio.

Los investigadores estiman que la pérdida anual estimada de ingresos por desempleo o costo de oportunidad del empleo debido al EA y a la MT equivale a 3 mil millones de pesos mexicanos.

La maternidad temprana, advierten, también impacta sobre los ingresos laborales. Los ingresos anuales de las mujeres que han tenido hijos siendo adolescentes resultan 31.6% menores a los de quienes fueron madres en edad adulta. Así, el ingreso laboral anual promedio de estas últimas es de $68,190, mientras que para quienes tuvieron hijos(as) en la adolescencia es de $46,627.

Sin embargo, el impacto más evidente que tiene la maternidad temprana es en el nivel de rezago educativo, por lo que el 26.6% de las mujeres que han experimentado la MT tienen únicamente educación primaria, mientras que el 62.6% tiene educación secundaria y tan solo el 6,68% tienen educación terciaria. En contraste, de las mujeres que han sido madres en edad adulta, el 23.5% tiene educación primaria, el 51.2% tiene educación secundaria y el 22.18% educación terciaria.

“6.68% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia alcanzaron estudios de educación terciaria (profesional) o de posgrado. El 22.18% de las mujeres que fueron madres en edad adulta alcanzaron estudios de educación terciaria (profesional) o de posgrado”, señala la investigación.

El abandono y el rezago educativo vinculados al embarazo adolescente representan para el país un costo o pérdida anual estimada en 31 mil millones de pesos mexicanos.

Pero también la maternidad temprana impacta los servicios de salud, por lo que cada año se pierden en México 6,529 años de vida potencial y 5,151 de vida productiva. La razón de mortalidad materna de adolescentes que se estimó fue de 29.8 por cada 100.000 nacidos vivos en el año 2018. Esta cifra corresponde a 107 muertes de adolescentes por causas relacionadas con el embarazo.

Asimismo, cada año los servicios públicos de salud de México destinan cerca de 6 mil millones de pesos mexicanos para atender embarazos y partos de adolescentes. Se estima que en 2018 se atendieron 301,634 nacimientos adolescentes entre 10 y 19 años en los establecimientos del sistema nacional de salud. Con un costo promedio de 19,509 pesos por cada parto atendido en adolescentes (esto incluye cuidados prenatales y durante el parto, complicaciones obstétricas y las atenciones al recién nacido) el gasto total por parte del Estado fue de 5.9 mil millones de pesos, los cuales equivalen a 305 millones de dólares.

Pero también a causa del embarazo adolescente, el Estado deja de recaudar anualmente poco más de 11 mil millones de pesos por concepto de Impuesto al Valor Agregado (IVA) e Impuesto a la Renta

Personal (IRP), debido a la disminución de participación laboral e ingresos que provoca la maternidad temprana.

IMPACTO SOCIAL

Foto ilustrativa

Además del impacto económico, el embarazo adolescente también aumenta las inequidades sociales en el país, advierte el estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

El análisis hace evidentes las brechas en los logros educativos y en los niveles de empleo y de ingresos laborales entre quienes fueron adolescentes madres y quienes fueron madres en edad adulta.

Las mujeres que fueron madres en edad adulta tienen mayores niveles de escolaridad, 13.4% tienen estudios profesionales, mientras las que experimentaron un EA apenas 3.8% llegaron a este nivel educativo.

Quienes han experimentado la maternidad temprana perciben un ingreso 31.6% inferior al que reciben las mujeres que fueron madres en edad adulta, además de que el 67.4% de las mujeres que son madres en la adolescencia nunca han cotizado en instituciones de seguridad social, frente al 56.8% de mujeres que experimentaron el embarazo en edad adulta.

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En México, cada día, más de mil adolescentes de entre 12 y 19 años se vuelven madres sin planearlo o desearlo, lo que representa un problema de salud, social y económico que lejos de disminuir se ha agudizado, sobre todo, en los últimos años después de la pandemia.

Datos del Consejo Nacional de Población en México (Conapo 2022) estiman un aumento de 30% de los embarazos de adolescentes no intencionados entre 2020 y 2021, es decir, poco más de 29 mil nacimientos adicionales a los que se habían proyectado (Gobierno de México, 2021).

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El INEGI dio a conocer hace unos días los datos de los Nacimientos Registrados (2022), en el cual se advierte que las adolescentes de 15 a 19 años registraron 147 279 nacimientos, con una tasa de 26.3 por ciento por cada mil, y el grupo de menores de 15 años se registraron 3,019 nacimientos con una tasa de 0.2 por cada mil.

Durante 2022 se contabilizaron 1, 891,388 nacimientos registrados, lo que representa una disminución de 1.1% respecto al año anterior, según datos de la Estadística de Nacimientos Registrados (ENR) publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI 2022).

La complejidad de este fenómeno también tiene un rostro heterogéneo a lo largo del territorio nacional, datos del INEGI (2019) y de Conapo (2020) señalan que las Tasas de Fecundidad en Adolescentes de 15 a 19 años (nacimientos por cada mil adolescentes) más altas del país las registran: Chiapas 96.13; Guerrero 82.80, Tabasco 75.46; Coahuila 73.45; Michoacán 73.22; Puebla 71.97.

En contraparte, los estados con menores tasas de fecundidad en adolescentes son: Ciudad de México 47.74, Baja California Sur 49.97; y Baja California registra una tasa de 50.84 por cada mil adolescentes.

Sin embargo, la heterogeneidad de esta problemática de salud no solo se observa a nivel estatal y regional, sino también, incluso a nivel municipal al interior de cada entidad, como es el caso de la Ciudad de México.

Por ejemplo, la tasa de fecundidad en adolescentes de Xochimilco es de 81 por cada mil, muy por arriba del promedio de la CDMX que es de 47.7, brecha que se amplía mucho más en comparación con la alcaldía Benito Juárez que es de 11 por mil nacimientos.

MATERNIDAD TEMPRANA PRODUCTO DE LA INEQUIDAD, PERO A LA VEZ GENERADORA DE MÁS DESIGUALDAD

Foto: ARCHIVO / La Prensa

El 26 de Septiembre es el Día Nacional para la Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes, por lo que es oportuno recordar que desde 2015, el Estado mexicano clasificó la maternidad adolescente como un tema prioritario de salud, por lo que formuló la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente, que se reforzó con una segunda fase en 2021. Entre sus objetivos, destaca la meta de eliminar los embarazos en niñas de 10 a 14 años y reducir en 50% la tasa específica de fecundidad en adolescentes de 15 a 19 años para el año 2030.

Sin embargo, el Colegio de México en su investigación “Embarazo Temprano en México” revela que el indicador de necesidades insatisfechas de planificación familiar con métodos modernos es relativamente heterogénea a nivel nacional, pero está prácticamente estancado desde hace 20 años.

Cabe señalar que de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, cerca de 20% de las personas de 12 a 19 años no usó algún anticonceptivo en su primera relación sexual.

El documento “Consecuencias Socio-económicas del Embarazo Adolescente en México”, elaborado por la iniciativa regional del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) “165 millones de razones para invertir en adolescencia y juventud”, advierte que una inversión aproximada de $4,861 millones de dólares en educación puede contribuir a que las niñas y adolescentes mexicanas concluyan la educación media y superior, con un efecto multiplicador de 3.02 veces. El retorno de la inversión estimado fue de $9,748 millones de dólares, lo cual se considera una inversión rentable.

Dicho estudio señala que “El embarazo en adolescentes (EA) constituye un problema social y económico importante para México. Involucra costos de oportunidad para el desarrollo social y el crecimiento económico del país”.

“Quienes experimentan un embarazo adolescente (EA) asumiendo una maternidad temprana (MT) por lo general interrumpen su educación y difícilmente la retoman. Ello dificulta su inserción en el mercado laboral para conseguir un trabajo estable y decente y las mantiene en situaciones económicas precarias. A ello se suman los efectos en la salud de estas mujeres vinculados con complicaciones durante el embarazo y el parto pues experimentar un EA duplica el riesgo de muerte materna en menores de 19 años y lo cuadruplica en menores de 15 años”.

DESVENTAJAS DE LA MATERNIDAD TEMPRANA PARA ELLAS, PERO TAMBIÉN PARA TODO EL PAÍS

Foto: ARCHIVO / La Prensa

La maternidad temprana tiene consecuencias en el mercado laboral, por ejemplo, el desempleo de las mujeres que experimentaron un embarazo adolescente (de 10 a 19 años) es más alto que aquellas mujeres que lo experimentaron en edad adulta (20 a 29 años).

Aunque es importante señalar que para el caso mexicano el nivel de desempleo no es el mejor indicador que evidencie esta desventaja que experimentan las mujeres con maternidad temprana, señala el documento del UNFPA.

También señala que quienes fueron madres en la adolescencia participan menos en el mercado de trabajo remunerado que quienes fueron madres en edad adulta. La tasa de inactividad laboral de las primeras es un 3.64% mayor que la de las segundas.

La tasa de desempleo es ligeramente más alta cuando se trata de mujeres que tuvieron hijos entre los 10 y los 19 años, en comparación con quienes fueron madres en edad adulta. Es decir, el desempleo en mujeres que tuvieron hijos siendo adolescentes es 10.18% mayor que en las mujeres que fueron madres a una edad adulta.

Asimismo, señala que la calidad del empleo es menor para las personas que tuvieron hijos entre los 10 y los 19 años, en comparación con quienes fueron madres en edad adulta.

Una forma de ver la precarización del mercado laboral tiene que ver con haber contribuido (o cotizado) para alguna institución de seguridad social. Así, las mujeres que tuvieron hijos siendo adolescentes tienen menos oportunidades de haber cotizado a los sistemas de seguridad social que las mujeres que fueron madres a una edad adulta.

“67.4% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia nunca han cotizado a un sistema de seguridad social, mientras que el 56.8% de las mujeres que fueron madres en edad adulta nunca han cotizado a un sistema de seguridad social”, indica el estudio.

Los investigadores estiman que la pérdida anual estimada de ingresos por desempleo o costo de oportunidad del empleo debido al EA y a la MT equivale a 3 mil millones de pesos mexicanos.

La maternidad temprana, advierten, también impacta sobre los ingresos laborales. Los ingresos anuales de las mujeres que han tenido hijos siendo adolescentes resultan 31.6% menores a los de quienes fueron madres en edad adulta. Así, el ingreso laboral anual promedio de estas últimas es de $68,190, mientras que para quienes tuvieron hijos(as) en la adolescencia es de $46,627.

Sin embargo, el impacto más evidente que tiene la maternidad temprana es en el nivel de rezago educativo, por lo que el 26.6% de las mujeres que han experimentado la MT tienen únicamente educación primaria, mientras que el 62.6% tiene educación secundaria y tan solo el 6,68% tienen educación terciaria. En contraste, de las mujeres que han sido madres en edad adulta, el 23.5% tiene educación primaria, el 51.2% tiene educación secundaria y el 22.18% educación terciaria.

“6.68% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia alcanzaron estudios de educación terciaria (profesional) o de posgrado. El 22.18% de las mujeres que fueron madres en edad adulta alcanzaron estudios de educación terciaria (profesional) o de posgrado”, señala la investigación.

El abandono y el rezago educativo vinculados al embarazo adolescente representan para el país un costo o pérdida anual estimada en 31 mil millones de pesos mexicanos.

Pero también la maternidad temprana impacta los servicios de salud, por lo que cada año se pierden en México 6,529 años de vida potencial y 5,151 de vida productiva. La razón de mortalidad materna de adolescentes que se estimó fue de 29.8 por cada 100.000 nacidos vivos en el año 2018. Esta cifra corresponde a 107 muertes de adolescentes por causas relacionadas con el embarazo.

Asimismo, cada año los servicios públicos de salud de México destinan cerca de 6 mil millones de pesos mexicanos para atender embarazos y partos de adolescentes. Se estima que en 2018 se atendieron 301,634 nacimientos adolescentes entre 10 y 19 años en los establecimientos del sistema nacional de salud. Con un costo promedio de 19,509 pesos por cada parto atendido en adolescentes (esto incluye cuidados prenatales y durante el parto, complicaciones obstétricas y las atenciones al recién nacido) el gasto total por parte del Estado fue de 5.9 mil millones de pesos, los cuales equivalen a 305 millones de dólares.

Pero también a causa del embarazo adolescente, el Estado deja de recaudar anualmente poco más de 11 mil millones de pesos por concepto de Impuesto al Valor Agregado (IVA) e Impuesto a la Renta

Personal (IRP), debido a la disminución de participación laboral e ingresos que provoca la maternidad temprana.

IMPACTO SOCIAL

Foto ilustrativa

Además del impacto económico, el embarazo adolescente también aumenta las inequidades sociales en el país, advierte el estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

El análisis hace evidentes las brechas en los logros educativos y en los niveles de empleo y de ingresos laborales entre quienes fueron adolescentes madres y quienes fueron madres en edad adulta.

Las mujeres que fueron madres en edad adulta tienen mayores niveles de escolaridad, 13.4% tienen estudios profesionales, mientras las que experimentaron un EA apenas 3.8% llegaron a este nivel educativo.

Quienes han experimentado la maternidad temprana perciben un ingreso 31.6% inferior al que reciben las mujeres que fueron madres en edad adulta, además de que el 67.4% de las mujeres que son madres en la adolescencia nunca han cotizado en instituciones de seguridad social, frente al 56.8% de mujeres que experimentaron el embarazo en edad adulta.

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