Habitantes del Barrio Hojalateros, en el municipio de Chimalhuacán, al oriente del Estado de México, realizaron una protesta frente al organismo de agua potable local, debido a que desde hace casi dos meses comenzó a escasear el recurso natural.
Manifestaron que han tenido que pagar entre 800 y mil pesos a la semana por la compra de agua a particulares que han encontrado el momento idóneo para lucrar con la necesidad de las familias.
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Con pancartas en mano, los vecinos afectados indicaron que la titular del Organismo Descentralizado de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento, Miriam Lira, ha hecho caso omiso ante esta situación.
Agregaron que el problema que enfrentan es conocido por la presidenta municipal, Xóchitl Flores Jiménez, pero tampoco ha tomado cartas en el asunto y siguen con la escasez del líquido.
De acuerdo con Guadalupe Martínez, residente de la zona, “desde hace casi dos meses empezó a disminuir el abastecimiento de agua en la delegación Santa Elena, principalmente en la calle Amoxtli”.
Indicó que los informes que tienen es que la falta de agua se debe al desperfecto del pozo Hojalateros, donde un filtro de gravilla está lleno. “Es urgente cambiarlo, el pozo dejó de funcionar y parece que las autoridades no piensan resolverlo”, dijo.
Mencionó que en diversas ocasiones los vecinos han acudido a las oficinas del organismo municipal de agua potable, apoyados por integrantes del comité de Participación Ciudadana, para solicitar la reparación del pozo.
Subrayó que ante la falta del líquido han pedido a las autoridades el envío de pipas, “pero ni una ni otra solución nos dan; no reparan el pozo y tampoco nos mandan los camiones, por eso las familias están hartas y hoy decidieron salir a manifestarse”, añadió Guadalupe Martínez.
Para tranquilizar a los molestos habitantes, las autoridades del organismo de agua accedieron a que una comisión de vecinos entrara a dialogar para exponer el problema, pero no se dijo cuándo se repararía el pozo ni tampoco se hizo el compromiso para en envío de pipas, por lo que las familias deberán seguir desembolsando hasta mil pesos a la semana para comprar el agua a particulares, quienes no ceden en los precios y según los vecinos hasta groseros se portan, al decir “si quieren, si no, pues la vendemos en otro lado”.
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