/ sábado 18 de junio de 2022

Las batallas de Diana Sánchez Barrios

Empecé cuando no había nada, ni siquiera se conocía el término trans, rememora Diana Sánchez Barrios

Empecé cuando no había nada, ni siquiera se conocía el término trans, rememora Diana Sánchez Barrios, firme y apasionada, su vida ha sido nadar contracorriente en defensa de los derechos humanos.

“En 40 años muchas cosas han pasado, tengo una familia, soy empresaria. Al ver las batallas en retrospectiva se reconocen avances como el matrimonio igualitario, la identidad de género, somos visibles, se ganó el derecho a la adopción, pero, falta mucho por hacer”, reconoce.

Actualmente, en prisión domiciliaria, asegura que saldrá absuelta, porque es inocente; al igual que lucha por los derechos de la comunidad LGTB+ lo hace por quienes ejercen el comercio en vía pública.

Su primera batalla fue interna, encontrarse consigo misma. “Para mi fue normal ponerme un vestido, me decían que estaba mal, pero no había argumento”. Tenía seis años cuando uno de mis hermanos me encontró con un vestido puesto, mi mamá me habló fuerte, no me pegó, pero fue dura.

Fue la primera vez que sentí que algo pasaba, no lo entendí, la explicación que escuche era: porque no. Decían que no tenía que ser mujer. Me sentía angustiada, triste, por el miedo de no saber qué pasaba.

Querían obligarme a jugar futbol y, no faltaba aquello de que el que reciba el primer gol se quita la playera, para mi, era horrible.

Luego, la segunda batalla: La familia fue muy dura., recuerda Diana, “no se conocía el término “trans”, eran “las vestidas”. Hubo, un desacuerdo familiar, porque no había información

“Que se meta a cortar el cabello; que se vaya a trabajar y al menos traiga dinero”, fue la posición.

Aparte te imponían en que te tenías que desarrollar. Imagínate, además la ignorancia de la familia, tampoco digo que lo hacían por molestar, simplemente estábamos ante algo desconocido.

Luego de informar a la familia, había que librar una tercera batalla en las calles. Enfrentar a la sociedad fue doloroso, padecer la discriminación, en ocasiones llegar a los golpes por defenderte. Fue difícil. Verse en el espejo lastimada.

A los 14 años me querían enviar al médico, no había información de las mujeres trans, pero existe el derecho a ser.

Fueron temas terribles en las calles, los policías violaban a mis amigas en los operativos, todavía me tocó esa parte. Buscaba amigas pares mías en Tepito viví mucho tiempo, pasábamos lo mismo. Fueron historias de dolor y muerte veíamos como inyectaban en el cuerpo a conocidas de nuestra edad, de 16 o 17 años y, en eso caían muertas, las sacaban del hotel y las ponían en la banqueta.

Su vida ha sido nadar contracorriente en defensa de los derechos humanos. Foto Ignacio Huitzil | La Prensa

Reconocerse y luchar por los derechos

Tenía 25 años cuando llegó mi amigo Manuel Oropeza, fundador y director de la revista Ser Gay, me invita a ir con Julio Román, con quien compartíamos amistad, para que me enseñaran algo, recuerda Diana Sánchez.

Estaba en mi puesto, donde vendía, insistió y le dije que pasara en una hora.

“Me llevan a la oficina y me ponen una pantalla con video, y me dice: Quiero que observes a esta señora”.

Era Carla Antonelli, activista y luchadora social, me inspiró.

Al principio no entendí el mensaje, era una mujer guapa, súper inteligente, no vi que era una trans.

Cuando me preguntan qué vi, respondí: una señora hablando de política.

¡Hay Diana! Qué no viste, exclamaron mis amigos.

“Esa mujer es como tú, una mujer trans, es una vestida”, indicaron.

Me entró la curiosidad, la observo y me emocioné y de ahí en adelante no paré, en la defensa de los derechos de la comunidad.

Yo lo que quería era tener dinero, para no padecer, pagarme mis cosas. Soy buena vendiendo. Tanto te meten en la mente que vas a ser infeliz, que no vas a tener familias que la sociedad te va a atacar y, pues si salías y se burlaban de ti, te señalaban ¡Ya llegó tu carne! Gritaban los hombres al verme pasar. Era horrible.

Un día me robaron, fui a levantar un acta, era la que demandaba y terminé encuerada. Humillaciones terribles.

Luego de cuatro décadas, reconoce avances importantes en el respeto a los derechos, pero aún falta avanzar en una salud adecuada, el derecho al trabajo, a la vivienda, indica Sánchez Barrios.

Creo que en las ciudades hay avance, pero en provincia prevalecen rezagos. Hay mucho por hacer en los municipios, dice.

“Ha sido una gran batalla. Reconozco que todos tienen el derecho a tener una postura, sobre el tema, pero siempre con el respeto a los derechos del otro”, subraya.

En 2007, Diana fundó la asociación civil Prodiana, organización miembro de Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe (ILGALAC).

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“Hoy en día, las mujeres trans, nos llamamos sobrevivientes, porque nosotras al salir de las dos únicas discos que había en ese tiempo, teníamos que correr porque la policía nos levantaba y nos llevaban al ‘torito’, en donde había violaciones”, recuerda Sánchez Barrios.

En el 2014, Diana Sánchez Barrios fue una de las principales impulsoras de la “Coalición T47” para la garantía de los derechos de las personas transexuales en la Ciudad de México. Esto dio como resultado que el 5 de febrero de 2015, se publicara en la Gaceta Oficial del Distrito Federal (Hoy Ciudad de México), el reconocimiento jurídico a esta comunidad por parte de las autoridades.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem


Empecé cuando no había nada, ni siquiera se conocía el término trans, rememora Diana Sánchez Barrios, firme y apasionada, su vida ha sido nadar contracorriente en defensa de los derechos humanos.

“En 40 años muchas cosas han pasado, tengo una familia, soy empresaria. Al ver las batallas en retrospectiva se reconocen avances como el matrimonio igualitario, la identidad de género, somos visibles, se ganó el derecho a la adopción, pero, falta mucho por hacer”, reconoce.

Actualmente, en prisión domiciliaria, asegura que saldrá absuelta, porque es inocente; al igual que lucha por los derechos de la comunidad LGTB+ lo hace por quienes ejercen el comercio en vía pública.

Su primera batalla fue interna, encontrarse consigo misma. “Para mi fue normal ponerme un vestido, me decían que estaba mal, pero no había argumento”. Tenía seis años cuando uno de mis hermanos me encontró con un vestido puesto, mi mamá me habló fuerte, no me pegó, pero fue dura.

Fue la primera vez que sentí que algo pasaba, no lo entendí, la explicación que escuche era: porque no. Decían que no tenía que ser mujer. Me sentía angustiada, triste, por el miedo de no saber qué pasaba.

Querían obligarme a jugar futbol y, no faltaba aquello de que el que reciba el primer gol se quita la playera, para mi, era horrible.

Luego, la segunda batalla: La familia fue muy dura., recuerda Diana, “no se conocía el término “trans”, eran “las vestidas”. Hubo, un desacuerdo familiar, porque no había información

“Que se meta a cortar el cabello; que se vaya a trabajar y al menos traiga dinero”, fue la posición.

Aparte te imponían en que te tenías que desarrollar. Imagínate, además la ignorancia de la familia, tampoco digo que lo hacían por molestar, simplemente estábamos ante algo desconocido.

Luego de informar a la familia, había que librar una tercera batalla en las calles. Enfrentar a la sociedad fue doloroso, padecer la discriminación, en ocasiones llegar a los golpes por defenderte. Fue difícil. Verse en el espejo lastimada.

A los 14 años me querían enviar al médico, no había información de las mujeres trans, pero existe el derecho a ser.

Fueron temas terribles en las calles, los policías violaban a mis amigas en los operativos, todavía me tocó esa parte. Buscaba amigas pares mías en Tepito viví mucho tiempo, pasábamos lo mismo. Fueron historias de dolor y muerte veíamos como inyectaban en el cuerpo a conocidas de nuestra edad, de 16 o 17 años y, en eso caían muertas, las sacaban del hotel y las ponían en la banqueta.

Su vida ha sido nadar contracorriente en defensa de los derechos humanos. Foto Ignacio Huitzil | La Prensa

Reconocerse y luchar por los derechos

Tenía 25 años cuando llegó mi amigo Manuel Oropeza, fundador y director de la revista Ser Gay, me invita a ir con Julio Román, con quien compartíamos amistad, para que me enseñaran algo, recuerda Diana Sánchez.

Estaba en mi puesto, donde vendía, insistió y le dije que pasara en una hora.

“Me llevan a la oficina y me ponen una pantalla con video, y me dice: Quiero que observes a esta señora”.

Era Carla Antonelli, activista y luchadora social, me inspiró.

Al principio no entendí el mensaje, era una mujer guapa, súper inteligente, no vi que era una trans.

Cuando me preguntan qué vi, respondí: una señora hablando de política.

¡Hay Diana! Qué no viste, exclamaron mis amigos.

“Esa mujer es como tú, una mujer trans, es una vestida”, indicaron.

Me entró la curiosidad, la observo y me emocioné y de ahí en adelante no paré, en la defensa de los derechos de la comunidad.

Yo lo que quería era tener dinero, para no padecer, pagarme mis cosas. Soy buena vendiendo. Tanto te meten en la mente que vas a ser infeliz, que no vas a tener familias que la sociedad te va a atacar y, pues si salías y se burlaban de ti, te señalaban ¡Ya llegó tu carne! Gritaban los hombres al verme pasar. Era horrible.

Un día me robaron, fui a levantar un acta, era la que demandaba y terminé encuerada. Humillaciones terribles.

Luego de cuatro décadas, reconoce avances importantes en el respeto a los derechos, pero aún falta avanzar en una salud adecuada, el derecho al trabajo, a la vivienda, indica Sánchez Barrios.

Creo que en las ciudades hay avance, pero en provincia prevalecen rezagos. Hay mucho por hacer en los municipios, dice.

“Ha sido una gran batalla. Reconozco que todos tienen el derecho a tener una postura, sobre el tema, pero siempre con el respeto a los derechos del otro”, subraya.

En 2007, Diana fundó la asociación civil Prodiana, organización miembro de Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe (ILGALAC).

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“Hoy en día, las mujeres trans, nos llamamos sobrevivientes, porque nosotras al salir de las dos únicas discos que había en ese tiempo, teníamos que correr porque la policía nos levantaba y nos llevaban al ‘torito’, en donde había violaciones”, recuerda Sánchez Barrios.

En el 2014, Diana Sánchez Barrios fue una de las principales impulsoras de la “Coalición T47” para la garantía de los derechos de las personas transexuales en la Ciudad de México. Esto dio como resultado que el 5 de febrero de 2015, se publicara en la Gaceta Oficial del Distrito Federal (Hoy Ciudad de México), el reconocimiento jurídico a esta comunidad por parte de las autoridades.

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