“Fue un caos, miedo de que se fueran a caer todas las láminas”, dijo Uriel Zaldívar, uno de los afectados por el incendio que consumió parte de una bodega de tenis en el Barrio Bravo de Tepito, en la alcaldía Cuauhtémoc.
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El pasado lunes un incendio arrasó con una bodega de tenis y ropa china en la calle de González Ortega y Eje 1 Norte, afectando por lo menos 30 locales en el corazón de Tepito.
“Fue todo un caos, miedo de que se fueran a caer las láminas, preocupación por la mercancía de que nos fueran a robar o se perdiera prácticamente todo con el incendio”, agregó Zaldívar, quien no pudo sacar su mercancía para ponerse a trabajar por este acontecimiento.
Y agregó: “Gracias a Dios los bomberos llegaron a tiempo, pero si tardaron un poquito en apagarlo, pero gracias a Dios no pasó a mayores”.
Admitió que sus compañeros si sintieron miedo por este incendio, pero por fortuna sólo hubo pérdidas materiales y no humanas.
Personal de la Alcaldía Cuauhtémoc y Protección Civil, se encontraban trabajando en el lugar del incidente para analizar los daños de la estructura para ver si los comerciantes podrían realizar sus labores cotidianas.
“Esperemos que ya mañana nos dejen trabajar. Están checando lo del edificio de que no esté en peligro y ya sobre eso nos dejen trabajar”, señaló.
Por su parte, Jorge, un vendedor de tenis, dijo que el lunes vivió momentos de terror con sus compañeros comerciantes al ver las llamas del fuego tan cerca de sus puestos.
“Algo de terror con los compañeros comerciantes como yo, con esto que ocurrió nos dimos cuenta que nosotros los mexicanos nos apoyamos en los momentos críticos y ayer (el lunes) no fue la excepción”.
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Admitió que hubo desesperación entre los comerciantes por el calor que ocasionaba el fuego tan cerca de ellos, pero a final de cuentas los bomberos pudieron controlarlo para que no pasara a mayores.
“La realidad que vivimos y también la desesperación de sentir el calor y ver las llamas tan altas y el humo que no nos dejaba respirar y aún con todo eso pudimos seguir trabajando”, apuntó mientras acomodaba su mercancía en sus aparadores.
“Estamos acostumbrados a vivir cosas muy fuertes de repente como esto que sucedió ayer un incendió a magnitud y ver los rostros desencajados con la mercancía que se fue perdiendo, además las compañeras que quedaron endeudadas con su mercancía por este lamentable incendio”.
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