Una mañana soleada, con poco tránsito vehicular y escasa movilidad de transeúntes, marcó el inicio de un domingo para los habitantes del Estado de México, pero no un domingo cualquiera, debido a que más de 12 millones 700 mil habitantes estaban llamados a acudir a las urnas para elegir a su nueva gobernadora.
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La fiesta democrática, calificada así por la clase política, tardó en ambientarse y en el arranque lució desangelada, sin participación al principio y muy poca afluencia en las primeras horas. Era más la gente que había en los puestos de barbacoa y consomé que la encaminada hacia las casillas para emitir el voto.
Desde las primeras horas de la mañana, alrededor de las 7:30 horas, los funcionarios de casilla, ciudadanos elegidos para participar en esta justa democrática, realizaban maniobras para armar las urnas, acomodar sillas y mesas, colocar cartulinas en las que se identificaban los datos como el distrito electoral, el número de casilla y hasta tener listos los crayones para marcar las boletas y atender así a una entidad con 125 municipios.
La mayoría de las casillas instaladas para recibir los sufragios lucieron vacías en el arranque de la jornada. La gente iba y venía, miraba de lado a los funcionarios de casilla que fueron puntuales en instalarse, pero no atendían a nadie, sólo se mantenían sentados en espera de que los electores acudieran a ejercer su derecho al voto.
Casillas impuntuales
En municipios como Cuautitlán Izcalli, Tultitlán, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Acolman, Chimalhuacán, Ixtapaluca, Chalco, Coacalco, Tezoyuca, Texcoco y Valle de Chalco, por mencionar algunos, hubo retrasos en la instalación de casillas por razones diversas, desde lo inapropiado del lugar designado hasta demoras en el armado de los puestos para el acopio de votos.
Sin embargo, el retraso no generó inconvenientes dado que la asistencia de los ciudadanos se mantuvo escasa al principio de la jornada electoral. Fue a partir de las 9 de la mañana que la mayoría de las casillas empezó a recibir a electores, los cuales, a pesar de todo, seguían siendo pocos.
Por las calles caminaban familias enteras, buscando la casilla correspondiente, y una vez localizada, solo los niños esperan a sus papás o familiares a unos metros, como si se guarecieran irremediablemente.
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Reacciones por entrevistas
Rostros serios, sonrientes y hasta desconfiados reaccionaban en el momento en que este medio de comunicación pedía su opinión sobre las elecciones. Algunos de plano dijeron que llevaban prisa, otros apenas veían que la intención era entrevistarlos y se daban la vuelta sin decir palabra, unos más, los pocos, accedían a platicar con LA PRENSA.
Los pronunciamientos fueron diversos. Hubo quien aún votando por su candidata favorita terminó recriminando que “todos son igual de transas cuando llegan al gobierno”, pero dijeron que es peor no votar para no tener la conciencia intranquila pensando que otros tomaron decisiones por ellos.
Los más entusiastas expresaron que sólo ejerciendo el derecho al voto se pueden tener mejores horizontes y mejores expectativas para las nuevas generaciones, al indicar que es una obligación civil, social y hasta moral acudir a las urnas.
Conforme pasaron las horas las filas en las casillas especiales se tornaron abultadas, principalmente por policías municipales, periodistas con residencia en municipios mexiquenses y trabajadores de los ayuntamientos que, cumpliendo con su encomienda laboral, no pudieron desplazarse a sus casillas de su jurisdicción electoral.
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Asistencia nutrida
La afluencia comenzó a ser más nutrida conforme pasaron las horas. Las casillas en Ecatepec y Nezahualcóyotl, los dos municipios más poblados del Estado de México, ya se observaron con filas de votantes, pasado el mediodía.
Los rayos del sol arreciaron y los funcionarios de casilla, en algunos municipios, tuvieron que mover sillas y mesas en busca de sombra, mientras que los ciudadanos, formados, también se replegaron para no ser golpeados por los destellos a plomo del sol.
Debido al fuerte calor hubo algunos habitantes que desertaron y se salieron de las filas, quejándose de la lentitud en la entrega de las boletas electorales y por los “embudos” generados en los alrededores de las urnas.
Después de las 16:00 horas, cuando el sol aminoró el calor, las filas se volvieron más extensas. La afluencia de votantes incrementó considerablemente y provocó que en muchas de las casillas se agotaran las boletas electorales, causando el enojo de los ciudadanos que, sin tener éxito, insistieron en su derecho de ejercer su voto.
En punto de las 6 de la tarde, conforme a lo establecido en el horario oficial electoral, las casillas comenzaron su cierre, aun cuando muchas ya lo habían hecho precisamente por terminación de material electoral.
En la jornada de votaciones no se reportaron incidentes mayores, solo algunas detenciones de personas acusadas de inducir el voto o repartir propaganda electoral, mismas que fueron puestas a disposición de las autoridades competentes. Los ciudadanos de la entidad más poblada del país vivieron en calma la elección de su próxima gobernadora.
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