En los últimos 20 años, la metrópoli perdió 176 hectáreas de áreas arboladas, situación que se observa fácilmente si se comparan fotografías anteriores y actuales de lugares como los Bosques de Aragón, Chapultepec y del Pedregal, el Parque Nacional Cerro de la Estrella, la Sierra de Guadalupe y el Cerro del Chiquihuite, afirmó el coordinador de la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso de la Ciudad de México, Ernesto Alarcón Jiménez.
Por lo anterior y con el objetivo de contribuir a combatir la deforestación y que se tengan mejores instrumentos jurídicos para impulsar en la capital del país la reforestación y el cuidado de las áreas verdes, el legislador priísta promueve, a través de una iniciativa, reformas a la Constitución capitalina y a la Ley de Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural.
Dio cuenta que las principales causas de deforestación en la Ciudad de México son la tala clandestina, los incendios forestales y el cambio de uso de suelo, porque implica la tala de árboles para ser utilizados para nuevos asentamientos humanos, lo que implica no volver a recuperar los bosques.
El congresista del Revolucionario Institucional expuso que esa situación se ve reflejada en la calidad del aire en la urbe, porque tan solo en mayo pasado, se activaron de manera periódica tres contingencias ambientales, lo que impide a los capitalinos realizar sus actividades cotidianas con normalidad, al limitar que se efectúen al aire libre, con la limitación de circulación para los automóviles, pero además afecta de manera considerable en la salud de las personas.
Calificó de importante establecer una regulación que mitigue las prácticas de tala clandestina que actualmente sufre el territorio de la Ciudad de México, con el objetivo de garantizar un desarrollo saludable a las futuras generaciones.
Entre los cambios propuestos a la Constitución capitalina, se establece que la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) elaborará y aplicará programas para impulsar la forestación, preservación, cuidado y uso sustentable de las áreas naturales protegidas, de conformidad con las leyes vigentes en materia.
También que las personas sean responsables de la preservación, restauración y equilibrio del medio ambiente, así como de dar aviso a las autoridades competentes en las demarcaciones territoriales, de cualquier acto que atente contra la preservación de los ecosistemas en la Ciudad de México.
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Por lo que hace a los cambios en la Ley de Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural, se establece que la SEDEMA deberá elaborar y aplicar programas para impulsar la forestación, preservación, cuidado y uso sustentable de las áreas naturales protegidas, de conformidad con las leyes vigentes en materia.
De la misma manera, toda persona tiene el derecho a identificar, conocer, desarrollar, valorar, acceder y disfrutar el Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural de la Ciudad, con la obligación de preservar, cuidar y manejar de manera sustentable los recursos naturales, culturales y bioculturales que conforman dicho patrimonio.
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