Luego de que la alcaldesa de Chimalhuacán, Xóchitl Flores Jiménez, ordenara la remodelación y ampliación del jardín municipal, trabajadores del ayuntamiento siguen arrancando los árboles y reduciendo el espacio verde, denunciaron grupos de vecinos, organizaciones sociales y vendedores del primer cuadro de la localidad.
En una denuncia anónima, los habitantes inconformes manifestaron que la administración local está cometiendo un ecocidio al matar árboles con más 70 años de vida, sustituyéndolos por una plancha de cemento.
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En 1842, se decretó y reconoció a Chimalhuacán como municipio, pero fue en 1930 cuando inició el proyecto de construcción del palacio municipal, la Plaza Ignacio Zaragoza. Los pobladores iniciaron el proyecto de embellecimiento de la cabecera municipal e impulsaron la siembra de árboles, setos y plantas de ornato.
Registros del gobierno del Estado de México señalan que la edificación de la Plaza Zaragoza y el palacio municipal de Chimalhuacán comenzó en 1931 y concluyó en 1937, obra que se estrenó sin haber sido terminada.
Desde entonces ha tenido varias modificaciones importantes, pero siempre han protegido sus rasgos originales a fin de conservar la identidad de los pobladores.
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Las columnas, escalinatas y adornos de cantera rosa y recinto fueron labrados por los canteros del municipio, por los grandes maestros artesanos de Chimalhuacán, según relatan los habitantes que hoy se oponen a este cambio letal para las áreas verdes.
La Plaza Zaragoza cuenta con una fuente, un quiosco, escalinatas y diversas esculturas labradas en cantera rosa y recinto. En el jardín fueron sembrados árboles de especies nativas como el ahuehuete y algunas otras que se adaptan al suelo, tales como fresnos, pinos, truenos, jacarandas, araucarias, pino, limón, ficus; además de plantas de ornato; geranios, alcatraces y rosas.
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En otros tiempos, según establece la denuncia, era común ver a las familias descansar en este lugar, era una estampa típica de los pueblos de México ver a la gente en el quiosco, la fuente, las bancas de cantera, donde la población descansaba y se distraía. También se veían a los globeros, los lustradores de calzado y los puestos de antojitos mexicanos.
Era la plaza de un pueblo pintoresco y hoy es víctima de un ecocidio cometido desde la administración que preside la alcaldesa de Morena, por lo que vecinos, organizaciones sociales y vendedores del primer cuadro de la localidad demandan la intervención de autoridades federales y estatales.
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