/ jueves 9 de abril de 2020

De noche se celebra Jueves Santo en Iztapalapa

Ajustan por Covid-19 horario y guion de la 177 representación de la muerte y resurrección de Jesucristo

El guion de la 177 Representación de la Muerte y Resurrección de Jesucristo, se escenificó esta vez en horario nocturno, a diferencia de otras ediciones en Iztapalapa.

Recordar que anteriormente se realizaba en la mañana y sus calles y avenidas por donde pasaba el recorrido lucían llenas, entre el fervor de la gente, ayer no fue igual, sin embargo, los actores ofrecieron una digna actuación.

Esta vez, la pandemia de Covid-19, hizo que cambiará el guion de esta edición, una de las celebraciones más importante a nivel nacional e internacional.

Así se celebró el Jueves Santo. Entre sus pasajes bíblicos.

Fue la medianoche del Jueves Santo cuando cayó la sentencia sobre Jesús de Nazareth acompañado de la negación de Pedro y la entrega de Judas a cambio de 30 monedas de plata. A partir de ese momento quedaban marcadas sus últimas horas en el mundo terrenal.

Para reflexionar sobre la entrega del hijo de Dios, Iztapalapa se convierte en un Jerusalén –aunque esta vez sin sus habitantes-, que daban vida a romanos y nazarenos para representar la “Visita de las siete casas” se realiza la noche del Jueves Santo en ocho puntos diferentes, pues la demarcación cuenta con ocho barrios.

Así, Jesús -Mauricio Luna Reyes, 19 años- y la Virgen María -Ana Laura Ortega Jurado, 19años- encabezaron el camino con devoción para el cual se prepararon desde enero con ejercicio y meditación.

El hijo de José, el carpintero, camina a paso lento hasta terminar en el Santuario del Señor de la Cuevita, donde se ofreció una misa –sin gente- reflexionaba sobre el sacrificio de Jesús para limpiar los pecados de la humanidad.

Ahí en el mismo escenario se escenifico ‘la última cena’ quedando de esta manera plasmado una de las obras más representativas de Da Vinci.

Jesús lavó con humildad los pies de sus doce apóstoles antes de partir al Monte Calvario -el Cerro de la Estrella- este lugar es testigo del momento en que Judas le da el beso que indica que el fin ha llegado.

Acto seguido, es aprehendido y en la Macroplaza lo esperan Caifas, el Sumo Pontífice, y los testigos para ser juzgado públicamente a pesar de haberle devuelto la vista a un niño ciego de nacimiento, de haber resucitado a Lázaro y de promover el amor al prójimo.

El Cristo de Iztapalapa es llevado a casa de la familia Cano, lugar donde año con año pasan la última noche los actores antes de ir a la cruz.

María llora desconsolada, buscando una sola mano que diera consuelo, pero nada. Solo llegaron los momentos más amargos entre la humanidad, los cuales Cristo pasó meditando, esperando el arrepentimiento de la humanidad, sin que este llegara, pues todo estaba escrito.

Esto obligó a que el público siguiera este gran evento por medio de canales abiertos y a través de las redes sociales de la Alcaldía Iztapalapa.

JLP

El guion de la 177 Representación de la Muerte y Resurrección de Jesucristo, se escenificó esta vez en horario nocturno, a diferencia de otras ediciones en Iztapalapa.

Recordar que anteriormente se realizaba en la mañana y sus calles y avenidas por donde pasaba el recorrido lucían llenas, entre el fervor de la gente, ayer no fue igual, sin embargo, los actores ofrecieron una digna actuación.

Esta vez, la pandemia de Covid-19, hizo que cambiará el guion de esta edición, una de las celebraciones más importante a nivel nacional e internacional.

Así se celebró el Jueves Santo. Entre sus pasajes bíblicos.

Fue la medianoche del Jueves Santo cuando cayó la sentencia sobre Jesús de Nazareth acompañado de la negación de Pedro y la entrega de Judas a cambio de 30 monedas de plata. A partir de ese momento quedaban marcadas sus últimas horas en el mundo terrenal.

Para reflexionar sobre la entrega del hijo de Dios, Iztapalapa se convierte en un Jerusalén –aunque esta vez sin sus habitantes-, que daban vida a romanos y nazarenos para representar la “Visita de las siete casas” se realiza la noche del Jueves Santo en ocho puntos diferentes, pues la demarcación cuenta con ocho barrios.

Así, Jesús -Mauricio Luna Reyes, 19 años- y la Virgen María -Ana Laura Ortega Jurado, 19años- encabezaron el camino con devoción para el cual se prepararon desde enero con ejercicio y meditación.

El hijo de José, el carpintero, camina a paso lento hasta terminar en el Santuario del Señor de la Cuevita, donde se ofreció una misa –sin gente- reflexionaba sobre el sacrificio de Jesús para limpiar los pecados de la humanidad.

Ahí en el mismo escenario se escenifico ‘la última cena’ quedando de esta manera plasmado una de las obras más representativas de Da Vinci.

Jesús lavó con humildad los pies de sus doce apóstoles antes de partir al Monte Calvario -el Cerro de la Estrella- este lugar es testigo del momento en que Judas le da el beso que indica que el fin ha llegado.

Acto seguido, es aprehendido y en la Macroplaza lo esperan Caifas, el Sumo Pontífice, y los testigos para ser juzgado públicamente a pesar de haberle devuelto la vista a un niño ciego de nacimiento, de haber resucitado a Lázaro y de promover el amor al prójimo.

El Cristo de Iztapalapa es llevado a casa de la familia Cano, lugar donde año con año pasan la última noche los actores antes de ir a la cruz.

María llora desconsolada, buscando una sola mano que diera consuelo, pero nada. Solo llegaron los momentos más amargos entre la humanidad, los cuales Cristo pasó meditando, esperando el arrepentimiento de la humanidad, sin que este llegara, pues todo estaba escrito.

Esto obligó a que el público siguiera este gran evento por medio de canales abiertos y a través de las redes sociales de la Alcaldía Iztapalapa.

JLP

Policiaca

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