/ lunes 2 de octubre de 2023

Cira Felipa, la estudiante de 56 años que concluyó su preparatoria en el IEMS Xochimilco

Su historia es un ejemplo a seguir para muchos adultos que no pudieron concluir sus estudios

Bien dicen que la edad no es impedimento para seguir estudiando, a sus 56 años, Cira Felipa Sánchez Esmeralda concluyó sus estudios de preparatoria en el Instituto de Educación Media Superior (IEMS), plantel Bernardino de Sahagún, en la alcaldía Xochimilco.

Por su amiga Elena, quien trabaja con ella en el Programa Nacional de Prevención de Incendios Forestales, instancia coordinada por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), conoció al Instituto; “Elena me dijo que nunca es tarde para continuar y terminar los estudios. Ella, en ese entonces, tenía 60 años, y también egresó del IEMS”.

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Cira Felipa es huérfana desde pequeña y tuvo que abandonar sus estudios, en un principio por falta de recursos, y después porque se casó muy joven. “Mi primaria y secundaria las terminé gracias a que yo misma solventé mis gastos. De ahí conocí a mi esposo y me casé muy chica”, explicó.

Al IEMS ingresó en 2015 y procuró ser constante a pesar de sus actividades como madre, esposa y empleada. “Una de mis metas fue terminar la prepa. Yo no vengo aquí para perder el tiempo –me dije–, sino a terminar. ¿Me costó?, ¡claro que me costó, pero lo logré! Mi meta fue de tres años, y en tres años terminé”.

Su idea se centró en regresar a la escuela después de 30 años. Cursó el bachillerato de manera presencial. “Lo más difícil fue retomar las materias. Yo traía un método de aprendizaje completamente distinto al de ahora”.

Foto: Sectei

Madre de dos hijas, Cira Felipa relató su vida en la preparatoria. “Tenía que preparar comida, desvelarme, levantarme temprano para acudir al trabajo y por la tarde ir la escuela. Para mí fue difícil, pero no imposible, pues querer es poder. Mi esposo me motivó mucho para continuar. Él me decía: 'Tú puedes con eso y más', y digo me motivó porque ya no está conmigo. Falleció hace poco”.

Su cónyuge murió meses antes de que Felipa concluyera la preparatoria; no obstante, siempre se mantuvo firme en su objetivo: obtener el certificado pese a cualquier adversidad.

“Siempre conté con la ayuda de mis maestros. Si no entendía algo les decía: 'Profe, ¿puedo hablar un momento con usted?, tengo dudas'; y ellos me decían, 'claro que sí Felipa, después de clases búscame en mi cubículo'. Eso me gustó mucho del IEMS”.

Con sus compañeros de clase experimentó una grata sorpresa, pues a pesar de la diferencia de edades nunca se sintió ajena, sino aceptada y respetada.

“Había un chico con el cual sigo en comunicación, Felipe Abarca, y le decía: 'Oye Felipe, no le entendí a esto de matemáticas, ¿y si en un ratito me apoyas y me lo explicas?', y él me decía, 'claro que sí Felipa'. Sin embargo, era un chico que se salía de repente, pues lo invitaban a tomar sus amigos. Yo le decía: 'Mira Felipe, tú eres un chico muy bueno, y si el beber te impedirá que entres a clase, yo te diría, déjalo'. A otra chica que pensaba huir de su casa le aconsejé: 'Si gustas podemos platicar, lo que tú me cuentes quedará entre nosotras'”.

Pero también tuvo dudas, antes de ingresar al IEMS, Cira pensó: “¿Qué voy a hacer entre jóvenes?, se van a burlar de mí. Ya estando aquí llegué a escuchar comentarios negativos sobre mi persona, aunque me dije: 'Sí puedo. Me voy a demostrar a mí misma que puedo, que nunca es tarde para aprender, y en automático se los demostraré a los demás'”.

Foto: Sectei

Sánchez Esmeralda tiene casa propia, situada en un cerro, a 30 minutos del plantel. Actualmente vive con sus dos hijas, de 25 y 35 años, respectivamente, quienes son su gran motivación; no obstante, la principal inspiración es ella misma.

A siete años del fallecimiento de su esposo, cuenta que mira su foto y le dice: “¿Ya viste que sí pude? Voy a seguir echándole ganas mientras tenga vida; apoyando a la gente que me necesite para que desde donde estés, te sientas orgulloso de mi”.

En su empleo realiza actividades administrativas, pues hace tres años que dejó su labor como bombera forestal. “Fue el primero de mayo de 2020 que atendí el último incendio, pero gracias a que he ido aprendiendo ahora hago actividades de oficina: fotocopiado, fotos cívicas, información. No es mi última meta en la vida, pues soy una mujer muy inquieta. Acabo de concluir un curso de biodiversidad y me gustaría estudiar enfermería”, adelantó.

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Bien dicen que la edad no es impedimento para seguir estudiando, a sus 56 años, Cira Felipa Sánchez Esmeralda concluyó sus estudios de preparatoria en el Instituto de Educación Media Superior (IEMS), plantel Bernardino de Sahagún, en la alcaldía Xochimilco.

Por su amiga Elena, quien trabaja con ella en el Programa Nacional de Prevención de Incendios Forestales, instancia coordinada por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), conoció al Instituto; “Elena me dijo que nunca es tarde para continuar y terminar los estudios. Ella, en ese entonces, tenía 60 años, y también egresó del IEMS”.

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Cira Felipa es huérfana desde pequeña y tuvo que abandonar sus estudios, en un principio por falta de recursos, y después porque se casó muy joven. “Mi primaria y secundaria las terminé gracias a que yo misma solventé mis gastos. De ahí conocí a mi esposo y me casé muy chica”, explicó.

Al IEMS ingresó en 2015 y procuró ser constante a pesar de sus actividades como madre, esposa y empleada. “Una de mis metas fue terminar la prepa. Yo no vengo aquí para perder el tiempo –me dije–, sino a terminar. ¿Me costó?, ¡claro que me costó, pero lo logré! Mi meta fue de tres años, y en tres años terminé”.

Su idea se centró en regresar a la escuela después de 30 años. Cursó el bachillerato de manera presencial. “Lo más difícil fue retomar las materias. Yo traía un método de aprendizaje completamente distinto al de ahora”.

Foto: Sectei

Madre de dos hijas, Cira Felipa relató su vida en la preparatoria. “Tenía que preparar comida, desvelarme, levantarme temprano para acudir al trabajo y por la tarde ir la escuela. Para mí fue difícil, pero no imposible, pues querer es poder. Mi esposo me motivó mucho para continuar. Él me decía: 'Tú puedes con eso y más', y digo me motivó porque ya no está conmigo. Falleció hace poco”.

Su cónyuge murió meses antes de que Felipa concluyera la preparatoria; no obstante, siempre se mantuvo firme en su objetivo: obtener el certificado pese a cualquier adversidad.

“Siempre conté con la ayuda de mis maestros. Si no entendía algo les decía: 'Profe, ¿puedo hablar un momento con usted?, tengo dudas'; y ellos me decían, 'claro que sí Felipa, después de clases búscame en mi cubículo'. Eso me gustó mucho del IEMS”.

Con sus compañeros de clase experimentó una grata sorpresa, pues a pesar de la diferencia de edades nunca se sintió ajena, sino aceptada y respetada.

“Había un chico con el cual sigo en comunicación, Felipe Abarca, y le decía: 'Oye Felipe, no le entendí a esto de matemáticas, ¿y si en un ratito me apoyas y me lo explicas?', y él me decía, 'claro que sí Felipa'. Sin embargo, era un chico que se salía de repente, pues lo invitaban a tomar sus amigos. Yo le decía: 'Mira Felipe, tú eres un chico muy bueno, y si el beber te impedirá que entres a clase, yo te diría, déjalo'. A otra chica que pensaba huir de su casa le aconsejé: 'Si gustas podemos platicar, lo que tú me cuentes quedará entre nosotras'”.

Pero también tuvo dudas, antes de ingresar al IEMS, Cira pensó: “¿Qué voy a hacer entre jóvenes?, se van a burlar de mí. Ya estando aquí llegué a escuchar comentarios negativos sobre mi persona, aunque me dije: 'Sí puedo. Me voy a demostrar a mí misma que puedo, que nunca es tarde para aprender, y en automático se los demostraré a los demás'”.

Foto: Sectei

Sánchez Esmeralda tiene casa propia, situada en un cerro, a 30 minutos del plantel. Actualmente vive con sus dos hijas, de 25 y 35 años, respectivamente, quienes son su gran motivación; no obstante, la principal inspiración es ella misma.

A siete años del fallecimiento de su esposo, cuenta que mira su foto y le dice: “¿Ya viste que sí pude? Voy a seguir echándole ganas mientras tenga vida; apoyando a la gente que me necesite para que desde donde estés, te sientas orgulloso de mi”.

En su empleo realiza actividades administrativas, pues hace tres años que dejó su labor como bombera forestal. “Fue el primero de mayo de 2020 que atendí el último incendio, pero gracias a que he ido aprendiendo ahora hago actividades de oficina: fotocopiado, fotos cívicas, información. No es mi última meta en la vida, pues soy una mujer muy inquieta. Acabo de concluir un curso de biodiversidad y me gustaría estudiar enfermería”, adelantó.

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