/ jueves 30 de julio de 2020

Algunos negocios se niegan a ser ahogados por el Covid-19

Con días tan malos, con una sola venta, han sorteado cuatro meses de confinamiento

Marlen vio nacer el negocio de su familia y de ahí le nació tener el propio, y aunque ha habido tiempos malos, nunca imaginó vivir una crisis como la que ha provocado esta pandemia, misma que sortea mientras ve bajar otras cortinas.

Así lo dijo a La Prensa durante una entrevista en su negocio de comida, que está sobre el Eje de Guerrero frente a la iglesia de San Fernando.

Un negocio aclientado por trabajadores de la Lotería, de edificio del SAT, varios periódicos cercanos y otras oficinas, además de decenas de chicas que trabajan en los alrededores.

Pero llegó la pandemia de Covid-19 y el llamado a confinarse y seguir medidas de sanidad, hicieron que poco a poco sus clientes dejaran de acudir, a lo que se sumó el llamado de la alcaldía Cuauhtémoc para evitar el consumo al interior del negocio, era necesario evitar las aglomeraciones y por tanto los contagios, dado que las víctimas por el virus empezaban a contabilizarse por cientos.

Fue necesario alzar las sillas, meter los bancos, prácticamente poner una barricada de mesas y bancos, pese a lo cual algunos clientes pedían comer ahí mismo, sin que pudiera darles gusto.

Así, lo que en otro momento fue un gran negocio se convirtió en un desierto, donde los trabajadores y la misma Marlen hacían esfuerzos por no derrotarse y mantener la moral arriba, pues era mejor llevar algo de comer a casa, que nada.

En los casi 40 años que tiene este negocio del Eje Guerrero, a lo más que se enfrentaron fue a la época de la influenza, pero ni entonces fue tan difícil, asegura.

Interrogada sobre su temor al Covid-19 Marlen expresó, si le tengo temor, pero tengo más miedo a dejar sin trabajo a mi gente y a sus familias.

Ahora solo espera que la vida se normalice y sus clientes regresen, antes que tenga que sumarse a la larga lista de negocios que no sobrevivieron a la pandemia de coronavirus.

Marlen vio nacer el negocio de su familia y de ahí le nació tener el propio, y aunque ha habido tiempos malos, nunca imaginó vivir una crisis como la que ha provocado esta pandemia, misma que sortea mientras ve bajar otras cortinas.

Así lo dijo a La Prensa durante una entrevista en su negocio de comida, que está sobre el Eje de Guerrero frente a la iglesia de San Fernando.

Un negocio aclientado por trabajadores de la Lotería, de edificio del SAT, varios periódicos cercanos y otras oficinas, además de decenas de chicas que trabajan en los alrededores.

Pero llegó la pandemia de Covid-19 y el llamado a confinarse y seguir medidas de sanidad, hicieron que poco a poco sus clientes dejaran de acudir, a lo que se sumó el llamado de la alcaldía Cuauhtémoc para evitar el consumo al interior del negocio, era necesario evitar las aglomeraciones y por tanto los contagios, dado que las víctimas por el virus empezaban a contabilizarse por cientos.

Fue necesario alzar las sillas, meter los bancos, prácticamente poner una barricada de mesas y bancos, pese a lo cual algunos clientes pedían comer ahí mismo, sin que pudiera darles gusto.

Así, lo que en otro momento fue un gran negocio se convirtió en un desierto, donde los trabajadores y la misma Marlen hacían esfuerzos por no derrotarse y mantener la moral arriba, pues era mejor llevar algo de comer a casa, que nada.

En los casi 40 años que tiene este negocio del Eje Guerrero, a lo más que se enfrentaron fue a la época de la influenza, pero ni entonces fue tan difícil, asegura.

Interrogada sobre su temor al Covid-19 Marlen expresó, si le tengo temor, pero tengo más miedo a dejar sin trabajo a mi gente y a sus familias.

Ahora solo espera que la vida se normalice y sus clientes regresen, antes que tenga que sumarse a la larga lista de negocios que no sobrevivieron a la pandemia de coronavirus.