/ sábado 13 de abril de 2024

Lorena Velázquez brilló más allá del cine de luchadores

Su compañera Lilia Guízar, y los críticos Roberto Rondero y Pepe Návar, destacan el talento y la belleza de la fallecida actriz

Tenía 86 años. Su imagen pasará a la posteridad tras su muerte como un referente del cine de luchadores y de ciencia ficción, por lo que su trabajo fue reconocido en festivales de cine en México y el extranjero. Pero su rango actoral fue amplio.

Lorena Velázquez y Lilia Guízar debutaron en la cinta “Caras nuevas”, en 1956, producida por Angélica Ortiz y Antonio Matouk, escrita por Alfonso Arau, quien también actúa en la trama, junto a Sergio Corona, Luz María Aguilar y Elvira Quintana.

“No sólo debutamos Lorena y yo, también Luz María; Sergio Corona ya estaba en el ambiente del entretenimiento, aunque esa fue su primera cinta, al igual que Elvira. Fuimos varios talentos que nos iniciamos con ‘Caras nuevas’, de Mauricio de la Serna que nos dirigió”, recuerda Lilia Guízar en entrevista con El Sol de México.

La también cantante, cuenta en torno a Lorena Velázquez, quien falleció ese jueves, que era “una dama en los sets de filmación”. Vecinas en Lomas de Chapultepec, acudían al mismo salón de belleza, “pero sobre todo fuimos amigas”, reconoce.

Guízar lamenta no estar en la Ciudad de México -vive en Palos Verdes, California-, para darle un sentido abrazo a Eduardo Novoa hijo de la artista, y destaca que Lorena Velázquez, “fue una actriz muy taquillera que jalaba mucho público con las películas de vampiros donde ella se veía divina. Sin embargo, fue evolucionando como actriz, porque sus personajes no sólo eran de mostrar su belleza física, sino con actitud y diálogos, le daba identidad a sus papeles, no era simplemente la dama joven”.

DEL CINE A LA TELEVISIÓN

El crítico de televisión Roberto Rondero, apunta que, si bien fue emblemática en el cine, “tuvo muchos seguidores y abrió muchas puertas en el cine del extranjero”, Lorena Velázquez no se quedó sólo en eso.

En entrevista por separado, argumenta que a la actriz “le tocó una época de transición, de este cine juvenil, a la televisión. Empezaba una difusión muy fuerte de las telenovelas. Le toca todavía una etapa algo rosa, pero también producciones que tienen alcances internacionales, empieza a moverse en la televisión, con cierto emblema del cine mexicano, pero a la ubicaron en producciones que no tenía nada qué ver con el cine de luchadores”.

Para Rondero, la actriz tenía una personalidad y una manera de proyectar la experiencia que había tenido en cine, que desplegó en la televisión. “Tampoco fue muy solicitada en el género, había muchas envidias y rivalidades de la gente que llegaba del cine a incorporarse a las filas de los elencos de televisión. Más que una actriz protagónica en telenovelas, a diferencia del cine, fue una actriz de soporte muy respetada”, señala.

“No era de esas actrices que, por su edad, tenía que hacer ciertas cosas o simplemente ya no aparecer, ella al contrario, salía a realizar cualquier tipo de trabajo, hizo muchos proyectos muy distintos entre sí, eso habla bien de ella. En televisión la marcó mucho ‘Rubí’ (2004) y la telenovela ‘Dos Hogares’ (2011) atrapó la imagen de Lorena y la diferenció de ser una actriz sólo de cine de vampiros o de lucha libre”, concluye.

REINA DEL CINE FANTÁSTICO

Pepe Návar, crítico de cine, especialista en cine de luchadores, recuerda a la fallecida actriz por su destacada belleza. “A ella no le fue nada complicado hacer películas, aparte de las comedias, de género, como las del cine de luchadores y ciencia ficción, paradójicamente, ahí fue donde destacó más, sobre todo en ‘Santo contra las mujeres vampiro’ (1962), esa fue su gran aportación al cine fantástico y de luchadores.

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“Pero no deja de ser una actriz muy curiosa, porque nadie pensaba que se iba a dedicar a ese tipo de cine y acabó por lanzarla al éxito, sobre todo esa película, ‘Santo contra las mujeres vampiro’”, recuerda uno de los autores de la antología “¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores”, editada por la UNAM.

“Ella es parte de esa época del cine mexicano donde era muy popular, era una actriz muy bella y obviamente talentosa y no dudó en hacer cine de género. Una vez me platicó que su papá no quería que ella hiciera ese tipo de cine, y fueron esos proyectos los que más dinero le dejaron y la llevaron a la fama”, finaliza.

Tenía 86 años. Su imagen pasará a la posteridad tras su muerte como un referente del cine de luchadores y de ciencia ficción, por lo que su trabajo fue reconocido en festivales de cine en México y el extranjero. Pero su rango actoral fue amplio.

Lorena Velázquez y Lilia Guízar debutaron en la cinta “Caras nuevas”, en 1956, producida por Angélica Ortiz y Antonio Matouk, escrita por Alfonso Arau, quien también actúa en la trama, junto a Sergio Corona, Luz María Aguilar y Elvira Quintana.

“No sólo debutamos Lorena y yo, también Luz María; Sergio Corona ya estaba en el ambiente del entretenimiento, aunque esa fue su primera cinta, al igual que Elvira. Fuimos varios talentos que nos iniciamos con ‘Caras nuevas’, de Mauricio de la Serna que nos dirigió”, recuerda Lilia Guízar en entrevista con El Sol de México.

La también cantante, cuenta en torno a Lorena Velázquez, quien falleció ese jueves, que era “una dama en los sets de filmación”. Vecinas en Lomas de Chapultepec, acudían al mismo salón de belleza, “pero sobre todo fuimos amigas”, reconoce.

Guízar lamenta no estar en la Ciudad de México -vive en Palos Verdes, California-, para darle un sentido abrazo a Eduardo Novoa hijo de la artista, y destaca que Lorena Velázquez, “fue una actriz muy taquillera que jalaba mucho público con las películas de vampiros donde ella se veía divina. Sin embargo, fue evolucionando como actriz, porque sus personajes no sólo eran de mostrar su belleza física, sino con actitud y diálogos, le daba identidad a sus papeles, no era simplemente la dama joven”.

DEL CINE A LA TELEVISIÓN

El crítico de televisión Roberto Rondero, apunta que, si bien fue emblemática en el cine, “tuvo muchos seguidores y abrió muchas puertas en el cine del extranjero”, Lorena Velázquez no se quedó sólo en eso.

En entrevista por separado, argumenta que a la actriz “le tocó una época de transición, de este cine juvenil, a la televisión. Empezaba una difusión muy fuerte de las telenovelas. Le toca todavía una etapa algo rosa, pero también producciones que tienen alcances internacionales, empieza a moverse en la televisión, con cierto emblema del cine mexicano, pero a la ubicaron en producciones que no tenía nada qué ver con el cine de luchadores”.

Para Rondero, la actriz tenía una personalidad y una manera de proyectar la experiencia que había tenido en cine, que desplegó en la televisión. “Tampoco fue muy solicitada en el género, había muchas envidias y rivalidades de la gente que llegaba del cine a incorporarse a las filas de los elencos de televisión. Más que una actriz protagónica en telenovelas, a diferencia del cine, fue una actriz de soporte muy respetada”, señala.

“No era de esas actrices que, por su edad, tenía que hacer ciertas cosas o simplemente ya no aparecer, ella al contrario, salía a realizar cualquier tipo de trabajo, hizo muchos proyectos muy distintos entre sí, eso habla bien de ella. En televisión la marcó mucho ‘Rubí’ (2004) y la telenovela ‘Dos Hogares’ (2011) atrapó la imagen de Lorena y la diferenció de ser una actriz sólo de cine de vampiros o de lucha libre”, concluye.

REINA DEL CINE FANTÁSTICO

Pepe Návar, crítico de cine, especialista en cine de luchadores, recuerda a la fallecida actriz por su destacada belleza. “A ella no le fue nada complicado hacer películas, aparte de las comedias, de género, como las del cine de luchadores y ciencia ficción, paradójicamente, ahí fue donde destacó más, sobre todo en ‘Santo contra las mujeres vampiro’ (1962), esa fue su gran aportación al cine fantástico y de luchadores.

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“Pero no deja de ser una actriz muy curiosa, porque nadie pensaba que se iba a dedicar a ese tipo de cine y acabó por lanzarla al éxito, sobre todo esa película, ‘Santo contra las mujeres vampiro’”, recuerda uno de los autores de la antología “¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores”, editada por la UNAM.

“Ella es parte de esa época del cine mexicano donde era muy popular, era una actriz muy bella y obviamente talentosa y no dudó en hacer cine de género. Una vez me platicó que su papá no quería que ella hiciera ese tipo de cine, y fueron esos proyectos los que más dinero le dejaron y la llevaron a la fama”, finaliza.

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