/ jueves 16 de febrero de 2023

Semana Santa: ¿Qué Judas traicionó a Jesús?

El cristianismo lo coloca como el perverso de la historia, pero algunos especialistas piensan que quizás su papel es más complejo y trascendental de lo que se cree

Judas Iscariote quedó en la historia como el epítome más famoso de la traición. Es el sinónimo más perfecto de la maldad. Y hasta los mexicanos tenemos una frase para expresarnos de alguien que es muy perverso: “¡Fulanito de tal es un Judas!”. Pues sí, porque este hombre, según lo plasmado en las sagradas escrituras, entregó a Jesucristo por 30 monedas a ser sacrificado en la cruz.

De acuerdo con los textos de Juan, Judas se sumó al grupo de los 12 apóstoles de Jesús como el tesorero, era el encargado de guardar el dinero y de administrarlo para entregarlo a los pobres. No obstante, según estos textos, Iscariote no era muy honesto que digamos y si se hacía cargo del dinero, fue porque le gustaba apropiarse cada que podía de él.

Sin embargo, hay varios especialistas que se plantean la pregunta: ¿Necesitaban los romanos de un delator para detener y enjuiciar a un predicador que movía y era seguido por las muchedumbres, y que por este hecho representaba un peligro para las autoridades?

La trama es más compleja, señala el escritor británico Thomas De Quincey, quien afirma que la traición de Judas no fue casual, sino una forma en que Iscariote forzó a Cristo para declarar su divinidad, pues el simple móvil de venderlo por 30 monedas, lo situaba en lo más bajo.

Judas, el malo de la historia

Los textos de Juan afirman que mientras Jesús predicaba condenando la codicia, Judas era un ladrón que era todo lo opuesto a la ideología de su maestro, así que su odio por Jesús lo llevó a pactar su venta con los sacerdotes de la ciudad, en una reunión sostenida en el templo de Caifás; con este hecho, según Juan, Judas se ganaba la empatía de los poderosos y de paso, se hacía de lo que más le gustaba, de dinero.

La última cena

De acuerdo con la Biblia, durante el Jueves Santo por la noche, Cristo se reunió con sus apóstoles, pues él ya sabía que sería vendido por Iscariote, pero sintió el deseo de expresarles lo que sentía, entonces, ante ellos les dijo: “Ustedes están limpios pero no todos…”. Luego, todo sucedería tan rápido, mientras rezaba en un huerto, apartado de sus discípulos, Judas llegó con soldados romanos y con los sacerdotes y dando un beso en la mejilla a Jesús, consumó su entrega por las 30 monedas pactadas.

Tres versiones de Judas

Por otra parte, el escritor argentino Jorge Luis Borges, en su texto Tres versiones de Judas, se plantea la interesante pregunta: ¿Cuál fue el verdadero papel de Judas en la cristiandad? Para Borges, reducir el rol de Iscariote a la vulgar traición por 30 monedas, no tiene mucho significado, sería simplón y vulgar, dice el literato.

Borges indaga más profundo y está convencido de que el lugar que ocupa Judas en el lado oscuro de la historia es incorrecto y en su texto afirma: “La traición de Judas no fue una casualidad; fue un hecho prefijado que tiene su lugar misterioso en la economía de la Redención”.

Para Borges y Thomas de Quincey, el papel de Judas es más trascendental que el simple hecho de entregarlo por 30 monedas, pues gracias a él, Jesucristo puede cumplir con su propósito de Salvador: “Tú excederás a todos los apóstoles porque sacrificarás al hombre que me reviste”.

De este modo, Borges sostiene que Judas es el medio que facilita su trascendencia del Verbo en la Tierra, pues gracias a él, Cristo llegará a la cruz para salvar a toda la Humanidad.

Judas se arrepintió y prefirió la muerte

No obstante, según los textos de Juan, Judas al saber que Cristo sería crucificado, comenzó a padecer la tortura del arrepentimiento. Quiso solucionarlo entregando las monedas, pero no había marcha atrás, los sacerdotes ya habían puesto en manos del pueblo la suerte de Cristo.

Pero según Juan, Iscariote no se arrepintió por sentir un verdadero amor por Jesús, sino por haberse equivocado, porque sabía que se había ganado casi por la eternidad la animadversión de los hombres, pero no por un amor sincero hacia el Salvador.

Fue así, como decidió colgarse de tal manera, que su cuerpo terminó partido por la mitad y con las entrañas deshechas. También así quedó marcado su destino, pues al no arrepentirse de su pecado, nunca se ganó la Divinidad y por lo tanto, hasta el día de hoy, no ha sido declarado santo por la Iglesia católica.

Judas sacrificó su destino

Pero Borges coincide con Quincey en que desde la oscuridad, Judas fue el gran ejecutor del plan de Dios, fue el cordero y el gran héroe trágico que sacrificó su destino al igual que Jesús.

Dice Borges: “Judas renunció al honor, al bien, a la paz, al reino de los cielos… obró con gigantesca humildad… Judas buscó el Infierno, porque la dicha del Señor le bastaba…”.

Para salvar a la Humanidad, dice Borges, Dios pudo haber elegido a cualquiera, pero escogió a Judas y sin él, la doctrina de Jesús no tendría sentido.

Estigma en las sociedades cristianas

La figura de Judas ha sido colocada del lado negativo de la historia, por lo cual, en algunas legislaciones donde se profesa el cristianismo, el nombre de Judas está prohibido. En España, por ejemplo, una estadística arroja que ningún niño ha sido registrado con ese nombre ni siquiera a los padres de familia se les ocurre semejante “disparate”, dicho así por ellos mismos.

Después de este breve discurrir, estimados y estimadas, ¿qué piensan ustedes? ¿Fue Judas Iscariote el gran traidor que llevó a Cristo a la cruz por 30 monedas, o realmente lo hizo para cumplir el mandato de Dios: el sacrificarse para salvar a la Humanidad?

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Judas Iscariote quedó en la historia como el epítome más famoso de la traición. Es el sinónimo más perfecto de la maldad. Y hasta los mexicanos tenemos una frase para expresarnos de alguien que es muy perverso: “¡Fulanito de tal es un Judas!”. Pues sí, porque este hombre, según lo plasmado en las sagradas escrituras, entregó a Jesucristo por 30 monedas a ser sacrificado en la cruz.

De acuerdo con los textos de Juan, Judas se sumó al grupo de los 12 apóstoles de Jesús como el tesorero, era el encargado de guardar el dinero y de administrarlo para entregarlo a los pobres. No obstante, según estos textos, Iscariote no era muy honesto que digamos y si se hacía cargo del dinero, fue porque le gustaba apropiarse cada que podía de él.

Sin embargo, hay varios especialistas que se plantean la pregunta: ¿Necesitaban los romanos de un delator para detener y enjuiciar a un predicador que movía y era seguido por las muchedumbres, y que por este hecho representaba un peligro para las autoridades?

La trama es más compleja, señala el escritor británico Thomas De Quincey, quien afirma que la traición de Judas no fue casual, sino una forma en que Iscariote forzó a Cristo para declarar su divinidad, pues el simple móvil de venderlo por 30 monedas, lo situaba en lo más bajo.

Judas, el malo de la historia

Los textos de Juan afirman que mientras Jesús predicaba condenando la codicia, Judas era un ladrón que era todo lo opuesto a la ideología de su maestro, así que su odio por Jesús lo llevó a pactar su venta con los sacerdotes de la ciudad, en una reunión sostenida en el templo de Caifás; con este hecho, según Juan, Judas se ganaba la empatía de los poderosos y de paso, se hacía de lo que más le gustaba, de dinero.

La última cena

De acuerdo con la Biblia, durante el Jueves Santo por la noche, Cristo se reunió con sus apóstoles, pues él ya sabía que sería vendido por Iscariote, pero sintió el deseo de expresarles lo que sentía, entonces, ante ellos les dijo: “Ustedes están limpios pero no todos…”. Luego, todo sucedería tan rápido, mientras rezaba en un huerto, apartado de sus discípulos, Judas llegó con soldados romanos y con los sacerdotes y dando un beso en la mejilla a Jesús, consumó su entrega por las 30 monedas pactadas.

Tres versiones de Judas

Por otra parte, el escritor argentino Jorge Luis Borges, en su texto Tres versiones de Judas, se plantea la interesante pregunta: ¿Cuál fue el verdadero papel de Judas en la cristiandad? Para Borges, reducir el rol de Iscariote a la vulgar traición por 30 monedas, no tiene mucho significado, sería simplón y vulgar, dice el literato.

Borges indaga más profundo y está convencido de que el lugar que ocupa Judas en el lado oscuro de la historia es incorrecto y en su texto afirma: “La traición de Judas no fue una casualidad; fue un hecho prefijado que tiene su lugar misterioso en la economía de la Redención”.

Para Borges y Thomas de Quincey, el papel de Judas es más trascendental que el simple hecho de entregarlo por 30 monedas, pues gracias a él, Jesucristo puede cumplir con su propósito de Salvador: “Tú excederás a todos los apóstoles porque sacrificarás al hombre que me reviste”.

De este modo, Borges sostiene que Judas es el medio que facilita su trascendencia del Verbo en la Tierra, pues gracias a él, Cristo llegará a la cruz para salvar a toda la Humanidad.

Judas se arrepintió y prefirió la muerte

No obstante, según los textos de Juan, Judas al saber que Cristo sería crucificado, comenzó a padecer la tortura del arrepentimiento. Quiso solucionarlo entregando las monedas, pero no había marcha atrás, los sacerdotes ya habían puesto en manos del pueblo la suerte de Cristo.

Pero según Juan, Iscariote no se arrepintió por sentir un verdadero amor por Jesús, sino por haberse equivocado, porque sabía que se había ganado casi por la eternidad la animadversión de los hombres, pero no por un amor sincero hacia el Salvador.

Fue así, como decidió colgarse de tal manera, que su cuerpo terminó partido por la mitad y con las entrañas deshechas. También así quedó marcado su destino, pues al no arrepentirse de su pecado, nunca se ganó la Divinidad y por lo tanto, hasta el día de hoy, no ha sido declarado santo por la Iglesia católica.

Judas sacrificó su destino

Pero Borges coincide con Quincey en que desde la oscuridad, Judas fue el gran ejecutor del plan de Dios, fue el cordero y el gran héroe trágico que sacrificó su destino al igual que Jesús.

Dice Borges: “Judas renunció al honor, al bien, a la paz, al reino de los cielos… obró con gigantesca humildad… Judas buscó el Infierno, porque la dicha del Señor le bastaba…”.

Para salvar a la Humanidad, dice Borges, Dios pudo haber elegido a cualquiera, pero escogió a Judas y sin él, la doctrina de Jesús no tendría sentido.

Estigma en las sociedades cristianas

La figura de Judas ha sido colocada del lado negativo de la historia, por lo cual, en algunas legislaciones donde se profesa el cristianismo, el nombre de Judas está prohibido. En España, por ejemplo, una estadística arroja que ningún niño ha sido registrado con ese nombre ni siquiera a los padres de familia se les ocurre semejante “disparate”, dicho así por ellos mismos.

Después de este breve discurrir, estimados y estimadas, ¿qué piensan ustedes? ¿Fue Judas Iscariote el gran traidor que llevó a Cristo a la cruz por 30 monedas, o realmente lo hizo para cumplir el mandato de Dios: el sacrificarse para salvar a la Humanidad?

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