A Cruz Azul le encanta el sufrimiento. El equipo cementero logró una doble ventaja, parecía que el triunfo de visita sería sencillo, pero sus fantasmas rondaron por Ciudad Universitaria, regaló la iniciativa y estuvo cerca de ser alcanzado por un Pumas que nunca dejó de luchar. El portero Jesús Corona y un gol anulado a Dinenno lo impidieron de forma agónica.
La Máquina volvió a ganar, el repechaje está prácticamente asegurado y de paso dejó heridos de gravedad a unos universitarios que necesitarán de un milagro. 1-2 final. Una desesperación máxima por sumar unidades se juntó en los rumbos del Pedregal. Felinos y cementeros no tenían opciones de fallar. Para Pumas fue un partido de vida o muerte y eso lo reflejaron en su postura inicial, no tenía de otra.
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La intención del equipo local fue ofender a su rival, le puso el ritmo al juego y replegó en su campo a los cementeros. La Máquina sufrió, no pudo detener la presión universitaria, pero corrió con mucha suerte gracias a los fallos de los auriazules. Del Prete tuvo la más clara, pero se encontró con una rápida reacción de Jesús Corona, quien a pesar de sus años continúa en gran nivel.
No pasaba nada del lado celeste. Rivero fue el más cercano con un remate de palomita que apenas pasó por un costado, pero no hubo más. Quizá sin merecerlo, la visita se fue adelante. Ángel Romero demostró que desea quedarse en La Noria, realizó una gran jugada por izquierda y mandó un centro al área. La zaga no reaccionó, Freire y ‘Palermo’ Ortiz sólo observaron como Huescas brincó y definió por encima del ‘Chino’ Huerta.
El segundo de la visita se respiró más que un posible empate felino y así sucedió. A balón parado, Dinenno y el portero Julio González no se entendieron, el balón rebotó y Carneiro lo metió con un estilo poco ortodoxo, pero efectivo.
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Contra las cuerdas y más urgido que nunca, así comenzó Pumas en el complemento. Mientras que Cruz Azul lo llevó más con calma al sentirse en el octavo lugar general con tres puntos más en la bolsa. Ese fue el peor error celeste El cuadro local lo intentó por todos lados, la presión fue evidente y no tardó mucho en ocurrir lo esperado. Los de la UNAM se metieron al partido. Diogo de Oliveira recortó distancia con gran contundencia.
El momento anímico cambió de lado, la enjundia fue local, la afición apoyó al máximo, Dinenno marcó uno más pero todo fue anulado por fuera de lugar. El milagro de Pumas no se dio. La Máquina volvió a pitar y se dirige directamente a reclasificación.
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