/ domingo 22 de octubre de 2023

Selma Cervantes visibiliza los abusos laborales en corto Chica de fábrica

La cineasta mexicana Selma Cervantes presenta en el FICM un corto sobre el abuso laboral en la industria textil, protagonizado por Yalitza Aparicio 

MORELIA. La cineasta Selma Cervantes visibiliza las precarias condiciones laborales que atraviesan los empleados de la industria textil, por medio del cortometraje Chica de fábrica, que compite en la categoría de Mejor Cortometraje de Ficción del 21 Festival Internacional de Cine de Morelia.

Protagonizado por Yalitza Aparicio, este trabajo presenta a una joven llamada Inés, cuyo embarazo la pone en riesgo de ser despedida de su trabajo como costurera, donde cada 15 días las someten a pruebas médicas aleatorias.

“Lo complejo es hacerlo con respeto, nunca quisimos hacerlo con una mirada vertical, ni contar una historia desde el privilegio, sino desde la empatía que sentimos hacia esos trabajadores” cuenta Selma al respecto al proceso de realización.

“Sabíamos que debíamos unir algo del personaje principal con los guionistas, por eso metimos este tema del embarazo y cómo afecta la vida laboral de una mujer”, agregó la realizadora.

La idea para el argumento inicial llegó a su mente cuando se acercó a comprar un cubrebocas, tras bajarse de un pesero, hecho que la llevó a cuestionarse el origen de ese producto, y las condiciones bajo las cuales fue elaborado.

“Fue a partir de pensar que ese cubrebocas que salvaba muchas vidas en el mundo, también estaba dañando otras. De manera muy sincera fue una duda de cómo podría ser el día a día de alguien que creaba este producto”, explicó.

Para recrear el taller donde trabaja la protagonista, visitaron 10 espacios de trabajo, donde observó cómo es la distribución, dónde comen (en los pocos casos donde había un área de comida), cómo eran los baños y hasta el clima del lugar.

Según comenta, las maquilas eran tan pequeñas que ni siquiera había espacio para que ellos instalaran su equipo de producción ahí, por lo que tuvieron que adaptar una antigua fábrica de papel en Azcapotzalco.

En esa travesía descubrió que, en algunos casos, los abusos aumentaron al comenzar la pandemia, cuando los talleres dejaron de fabricar los productos que manejaban para hacer cubrebocas.

“Uno de los que más me impactó fue uno donde hacían playeras de futbol, y en la cuarentena encerró a sus trabajadores, se aprovechó de la necesidad, e hizo cubrebocas durante un tiempo donde no estaba permitido. No había razón por la cual ese taller tuviera la necesidad de seguir vendiendo”, recordó.

UNA BUENA PROTAGONISTA

Selma reconoció que en un inicio se sintió intimidada por el hecho de dirigir a Yalitza Aparicio, pues al haber trabajado previamente con directores como Alfonso Cuarón y Luis Mandoki, temía no estar a la altura de ellos.

Sin embargo, confió en sus habilidades y durante el rodaje se encontró con una persona muy dispuesta a contribuir para llevar el proyecto a buen puerto. “Una vez que la conoces y te adentras a la humildad que tiene, a la paciencia y su poder de escuchar”, compartió.

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“Es un privilegio trabajar con ella. Siempre sentí esto como una colaboración, donde ella también aconsejaba mucho hacia dónde podía ir su personaje, y entre las dos íbamos creando”, agregó.

Chica de fábrica ya se ha presentado previamente en certámenes como el Festival de Sundance, el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, Street Film Festival, New Hampshire Film Festival, Black Star Film Festival y LA Shorts International Film Festival.

Su proyección en el FICM se celebrará este domingo 22 de octubre, a las 17:15 horas, en la sala 1 de Cinépolis Centro.

MORELIA. La cineasta Selma Cervantes visibiliza las precarias condiciones laborales que atraviesan los empleados de la industria textil, por medio del cortometraje Chica de fábrica, que compite en la categoría de Mejor Cortometraje de Ficción del 21 Festival Internacional de Cine de Morelia.

Protagonizado por Yalitza Aparicio, este trabajo presenta a una joven llamada Inés, cuyo embarazo la pone en riesgo de ser despedida de su trabajo como costurera, donde cada 15 días las someten a pruebas médicas aleatorias.

“Lo complejo es hacerlo con respeto, nunca quisimos hacerlo con una mirada vertical, ni contar una historia desde el privilegio, sino desde la empatía que sentimos hacia esos trabajadores” cuenta Selma al respecto al proceso de realización.

“Sabíamos que debíamos unir algo del personaje principal con los guionistas, por eso metimos este tema del embarazo y cómo afecta la vida laboral de una mujer”, agregó la realizadora.

La idea para el argumento inicial llegó a su mente cuando se acercó a comprar un cubrebocas, tras bajarse de un pesero, hecho que la llevó a cuestionarse el origen de ese producto, y las condiciones bajo las cuales fue elaborado.

“Fue a partir de pensar que ese cubrebocas que salvaba muchas vidas en el mundo, también estaba dañando otras. De manera muy sincera fue una duda de cómo podría ser el día a día de alguien que creaba este producto”, explicó.

Para recrear el taller donde trabaja la protagonista, visitaron 10 espacios de trabajo, donde observó cómo es la distribución, dónde comen (en los pocos casos donde había un área de comida), cómo eran los baños y hasta el clima del lugar.

Según comenta, las maquilas eran tan pequeñas que ni siquiera había espacio para que ellos instalaran su equipo de producción ahí, por lo que tuvieron que adaptar una antigua fábrica de papel en Azcapotzalco.

En esa travesía descubrió que, en algunos casos, los abusos aumentaron al comenzar la pandemia, cuando los talleres dejaron de fabricar los productos que manejaban para hacer cubrebocas.

“Uno de los que más me impactó fue uno donde hacían playeras de futbol, y en la cuarentena encerró a sus trabajadores, se aprovechó de la necesidad, e hizo cubrebocas durante un tiempo donde no estaba permitido. No había razón por la cual ese taller tuviera la necesidad de seguir vendiendo”, recordó.

UNA BUENA PROTAGONISTA

Selma reconoció que en un inicio se sintió intimidada por el hecho de dirigir a Yalitza Aparicio, pues al haber trabajado previamente con directores como Alfonso Cuarón y Luis Mandoki, temía no estar a la altura de ellos.

Sin embargo, confió en sus habilidades y durante el rodaje se encontró con una persona muy dispuesta a contribuir para llevar el proyecto a buen puerto. “Una vez que la conoces y te adentras a la humildad que tiene, a la paciencia y su poder de escuchar”, compartió.

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“Es un privilegio trabajar con ella. Siempre sentí esto como una colaboración, donde ella también aconsejaba mucho hacia dónde podía ir su personaje, y entre las dos íbamos creando”, agregó.

Chica de fábrica ya se ha presentado previamente en certámenes como el Festival de Sundance, el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, Street Film Festival, New Hampshire Film Festival, Black Star Film Festival y LA Shorts International Film Festival.

Su proyección en el FICM se celebrará este domingo 22 de octubre, a las 17:15 horas, en la sala 1 de Cinépolis Centro.

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