/ miércoles 14 de abril de 2021

Pedro Infante: El pueblo de México lo hizo inmortal hace 64 años


En lo mejor de su vida y su carrera artística, Pedro Infante partió de este mundo hace ya 60 años, aunque su figura sigue viva en el corazón de un pueblo que lo ha idolatrado a través del recuerdo de sus películas y canciones.

Su público fiel le ha dado la inmortalidad que sólo pocos pueden alcanzar en el firmamento de las estrellas.

Para recordar a Pedro es preciso regresar en el tiempo a sus orígenes. Recordemos, amigo lector, que Pedro Infante nació en1917, en Ma­za­tlán Si­na­loa, aun­que su in­fan­cia la vi­vió en Gua­mu­chil. Creció en el seno de una familia humilde. Sus padres, Delfino Infante García y María del RefugioCruz Aranda eran muy queridos para Pedro y para sus ocho hermanos.

Pedro fue aprendiz de carpintero e hizo sus primeros amigos en Guamuchil, y fue en 1932 cuando se integró a la Orquesta Estrella de Culiacán, cuando Pedro tenía apenas 15 años de edad.

En 1939 emigró a la Ciudad de México, donde daría los primeros pasos de su carrera en la radio.

Cuando Pedro era totalmente desconocido, sin fama ni fortuna, llegó muy entusiasmado a la XEB, allá por 1939 y presentó“prueba” como imitador de instrumentos con las manos.Colocándolas en determinada posición, imitaba el sonido de un clarinete, de un modo, por cierto, bastante agradable. En cierta ocasión, y cuando ya tenía varias semanas de actuar por las tardes en esa modalidad, don Bernardo San cristóbal lo escuchó cantar y le recomendó que se pusiera a ensayar con Ernesto Belloe y Miguel Prado. Poco después se presentó interpretando boleros románticos. En la XEB, que entonces estaba en su época de oro,Pedro llegó a actuar en series estelares, al lado de los entonces famosos, Joaquín Pardavé, Margarita Romero, Rafael Hernández, y muchos otros.

GRANDES LUMINARIAS RECONOCIERON SU CAPACIDAD HISTRIÓNICA Y SENCILLEZ

Pedro cobraba uno de los sueldos más altos que percibiera artista alguno: 1,500 pesos al mes. Pasaron los años y el mismoBernardo San cristóbal consiguió a Pedro el sueldo más elevado que se había cobrado en radio hasta entonces. Fue para la serie de grata recordación “Ahí viene Martín Corona”, donde el ídolo encarnaba el papel de un bandido generoso en defensa siempre de los humildes.

Pedro Infante era un gran compañero. En las entrevistas que laXEQ hizo con diversos actores, se encontró que todos lo apreciaban y deseaban trabajar con él. María Félix, Silvia Pinal, MaríaElena Marqués… todas las figuras femeninas decían que “era encantador”.

Los hermanos Soler, Arturo de Córdova, Jaime Fernández y otros actores decían que era “un excelente muchacho”.

Su sencillez era palpable en cualquier lugar donde se presentara. En otra ocasión, en los estudios donde filmaba, cerca del set, había una obra en construcción. Era el día de la SantaCruz, y los albañiles disfrutaban de tremenda taquiza.

Uno de ellos logró acercarse hasta donde Pedro -que tomaba un descanso y platicaba con algunos técnicos-, y lo invitó a departir con ellos.

El actor, ni tardo ni perezoso abrazó al trabajador de la construcción y, mientras caminaba con él hacia la carpa donde se llevaba a cabo el ágape, dijo a varios técnicos de rodaje:“¡Vengan muchachos!, vamos a comer un taco”.

Para quienes ya conocían el lado humilde del actor, no fue de extrañar esa actitud… Ese era Pedro, sencillo, carismático, humilde.

Pedro Infante Cruz había hecho de la modestia un arte.

Se sentía realmente orgulloso de su origen humilde y se complacía en decir –aunque no fuera cierto- que había aprendido a leer cuando le presentaron los primeros guiones cinematográficos para memorizarlos.

En sus casas de México y Mérida, había prohibido a los empleados domésticos que le dijeran “don”… “LlámenmePedro, simplemente –decía-, que ante Dios y ante la muerte todos somos iguales”.

LA TRAGEDIA LO SEGUÍA; YA DOS VECES HABÍA ESCAPADO DE LA MUERTE

Faltaban tres años para llegar a la década de los sesenta. En1957 la industria fílmica era próspera, aunque sus días de gloria quedaban atrás y se iban tejiendo en la memoria de muchas familias las hermosas películas, que disfrutaron durante la época de oro del cine nacional, comprendida entre 1936 y 1959. Un semillero de estrellas engalanaban la pantalla grande y surgieron luminarias que formaron parte del corazón del público mexicano allende las fronteras. Y una de esas figuras, que logró tocar las fibras más sensibles del público fue, sin duda, Pedro Infante. Su carrera, al igual que su vida, fue fugaz, pero intensa.

LA TRAGEDIA LO SEGUÍA; YA DOS VECES HABÍA ESCAPADO DE LA MUERTE

Faltaban tres años para llegar a la década de los sesenta. En1957 la industria fílmica era próspera, aunque sus días de gloria quedaban atrás y se iban tejiendo en la memoria de muchas familias las hermosas películas, que disfrutaron durante la época de oro del cine nacional, comprendida entre 1936 y 1959. Un semillero de estrellas engalanaban la pantalla grande y surgieron luminarias que formaron parte del corazón del público mexicano allende las fronteras. Y una de esas figuras, que logró tocar las fibras más sensibles del público fue, sin duda, Pedro Infante. Su carrera, al igual que su vida, fue fugaz, pero intensa.

Mucho se ha escrito sobre él, antes, durante y después de su muerte, el 15 de abril de 1957; se han publicado libros, revistas, y se han hecho infinidad de homenajes en su memoria, amén de transmitirse una y otra vez sus películas y remasterizarse sus discos. Se publicaron en aquella época muchos datos biográficos, anécdotas, vivencias y aspectos de la brillante trayectoria artística del galán de cine. Se ha dicho todo, o casi todo de este inolvidable actor, quien desde hace 60 años, sigue convocando gran número de admiradores de todas las edades frente a su tumba en el Panteón Jardín, lo que demuestra la enorme popularidad que existe en torno a su nombre.

Muchas cosas curiosas ocurrieron en la vida de Pedro Infante, como, por ejemplo, en cierta ocasión, un periodista que no loquería, que lo consideraba mal actor, le dijo:

“Tú terminarás en el mismo sitio donde comenzaste: en una carpintería”... Por crueles coincidencias del destino, el avión en que Pedro perdió la vida, cayó en una carpintería.

Lo cierto es que Pedro estaba señalado por un destino trágico.Su final aparecía escrito en su frente. Dos veces la tragedia lo marcó por suyo y las dos veces pudo huir a la muerte el famoso actor. A la tercera hubo de rendirse a su suerte. El parecía adivinar que había de morir así; pero nunca trató de eludir su aventura final.

LA AVIACIÓN ERA SU GRAN PASIÓN Y VÍCTIMA DE ELLA CAYÓ

Es inútil cuanto el hombre haga por apartarse de su destino.Los árabes dicen que el hombre lo trae escrito desde antes de nacer. Y la trágica muerte de Pedro Infante corroboró el concepto de ese viejo pueblo... Así redactaba Clara Montes en LA PRENSA el fallecimiento del actor, el 15 de abril de 1957, acontecimiento único en su género por la avalancha popular registrada en aquella época durante su sepelio.

La aviación eran su enorme pasión y víctima de ella cayó, quien desde hacía años era ídolo del público mexicano y deAmérica Latina.

“Yo nací para ser aviador. Debe ser hermoso morir como los pájaros, con las alas abiertas...”, palabras dichas a menudo por un hombre que, como pocos, pasó a ser inmortal: Pedro Infante.

¿Hubiera podido evitar su fin el actor? ¿Era consciente del camino al que lo conducía su amor a las alturas? ¿De dónde nacía esa atracción, que parecía prestar alas a su alma? ¿Acaso se debía a su instinto de evasión a la vida atormentada y compleja que se había creado? ¿Trataba de huir de cuanto le rodeaba y acaso de sí mismo? Preguntas que deben quedar sin contestación y que cada una de las personas que amaban a PedroInfante se hicieron en su momento.

México acababa de perder a otro de sus ídolos populares: JorgeNegrete (5 de diciembre de 1953). Esa vez, nombrado comandante dela Corporación de Motociclistas de Agentes de Tránsito gracias a su labor en “A Toda Máquina”, Pedro Infante encabezó el cortejo fúnebre en su motocicleta y con su uniforme reglamentario.

Cuatro años más tarde, el lunes 15 de abril de la Semana Santa de 1957, la noticia corrió veloz en el medio artístico capitalino y en la calle: ¡Pedro Infante ha muerto! La radio lo propagó a toda voz... Terrible accidente aéreo había truncado la existencia de tan querido actor.

PRESAGIO DE UN VUELO SIN REGRESO

Desde hace 60 años LA PRENSA ha dado amplia cobertura a este hecho que conjuntó dos pasiones que Pedro tenía: la aviación y las mujeres. Tres fueron los amores significativos del artista:María Luisa León, Lupita Torrentera e Irma Dorantes.

A las tres amó intensamente y en ningún momento perdió relación con ellas.

A María Luisa le dijo: “tú me hiciste artista, pero yo nací aviador...”

Cuando Pedro Infante emprendió el viaje de regreso a México, desde Mérida, en la hora en que decidió resolver su situación legal, en conflicto por la relación que sostenía con las dos mujeres que hacía años se disputaban su amor -María Luisa eIrma-, seguramente intuyó que aquel vuelo iba a ser el postrero en su vida...

Pese a que ya no vivía con María Luisa, su única esposa legal, Pedro siempre le estuvo muy agradecido, porque gracias a su apoyo él dio sus primeros pasos en el mundo artístico, alentado, casi hasta desfallecer, por su compañera.

SUS AMORES

Hablar de la atormentada vida amorosa de Pedro Infante resultaría un tanto complejo, pero si hubo una mujer que compartió los últimos años de felicidad en intimidad con el actor, es Irma Aguirre Martínez, mejor conocida como IrmaDorantes, actriz yucateca a quien Infante conoció en 1948, cuando ella tenía 16 años de edad y él 31. Dos años más tarde iniciaron su romance.

Pedro estaba casado con María Luisa León desde 1939. Nunca se divorciaron ni procrearon hijos. Y aunque el actor promovió un“divorcio al vapor”, que no prosperó, se casó con Irma enMérida, el 10 de marzo de 1953, naciendo después su hija IrmaInfante e hicieron una familia feliz al margen del escándalo popular.

Las mujeres, como los aviones, eran enorme pasión para el sinaloense. Cuando estaba casado con María Luisa León, mucho antes de conocer a Irma, todo era sacrificio, pobreza y una felicidad a medias que desaparecería con los años. Al principio fueron felices. María Luisa lo ayudó a comenzar su carrera y a su lado vio llegar los días de suerte. Vivieron en un cuartucho de la calle Ayuntamiento, después en Abraham González y finalmentePedro compró dos casas en la calle Rebsamen, Colonia Narvarte.

Pero no sería fácil... y aunque a cuentagotas llegaron los primeros contratos, Pedro comenzó con sus devaneos. A medida que su popularidad aumentaba, las mujeres aparecían como por arte de magia. Su carisma y personalidad las atraía, aunque no se desligó nunca de sus obligaciones en casa.

Conoció en 1946 a la guapa bailarina Lupita Torrentera. Tuvieron tres hijos: Graciela Margarita, Lupita y Pedro Infante Torrentera. La primera falleció siendo muy pequeña.

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Pero la llegada de Irma Dorantes a su vida lo arrancó definitivamente del hogar. Después, a pocas horas de conseguido su triunfo judicial, María Luisa León de Infante se asomaba a otro panorama triste: el de la viudez. Tras haber obtenido la anulación del matrimonio de Pedro Infante con Irma Dorantes, María LuisaLeón no logró su más caro sueño: el regreso del esposo al hogar. María Luisa León murió en 1977. Dora Luisa Infante León, hija que adoptara Pedro con María Luisa (era sobrina del actor, hija de una hermana que no pudo criarla) falleció en un accidente automovilístico en plena juventud.

Irma Dorantes no era una mujer de experiencia cuando conoció aPedro en el rodaje de “Los Tres Huastecos”. De la simpatía ala admiración no hay más que un paso, y de la admiración al amor, otro... Era el primer hombre de su vida y a él se consagró en cuerpo y alma.

Aunque la imagen presenta fallas de origen, podemos apreciar la belleza de Lupita Torrentera -derecha- en su juventud. La fotografía corresponde a una escena de la película "La Mujer queEngañamos" y compartía créditos con Lina Montes. En la imagen de abajo, Irma Aguirre Martínez, mejor conocida como Irma Dorantes, en los mejores momentos junto a Pedro, quien fue el gran amor de su vida.

Pedro y María Luisa León, su esposa legítima. Fue ella quien estuvo al lado del actor desde los inicios de su carrera.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem


En lo mejor de su vida y su carrera artística, Pedro Infante partió de este mundo hace ya 60 años, aunque su figura sigue viva en el corazón de un pueblo que lo ha idolatrado a través del recuerdo de sus películas y canciones.

Su público fiel le ha dado la inmortalidad que sólo pocos pueden alcanzar en el firmamento de las estrellas.

Para recordar a Pedro es preciso regresar en el tiempo a sus orígenes. Recordemos, amigo lector, que Pedro Infante nació en1917, en Ma­za­tlán Si­na­loa, aun­que su in­fan­cia la vi­vió en Gua­mu­chil. Creció en el seno de una familia humilde. Sus padres, Delfino Infante García y María del RefugioCruz Aranda eran muy queridos para Pedro y para sus ocho hermanos.

Pedro fue aprendiz de carpintero e hizo sus primeros amigos en Guamuchil, y fue en 1932 cuando se integró a la Orquesta Estrella de Culiacán, cuando Pedro tenía apenas 15 años de edad.

En 1939 emigró a la Ciudad de México, donde daría los primeros pasos de su carrera en la radio.

Cuando Pedro era totalmente desconocido, sin fama ni fortuna, llegó muy entusiasmado a la XEB, allá por 1939 y presentó“prueba” como imitador de instrumentos con las manos.Colocándolas en determinada posición, imitaba el sonido de un clarinete, de un modo, por cierto, bastante agradable. En cierta ocasión, y cuando ya tenía varias semanas de actuar por las tardes en esa modalidad, don Bernardo San cristóbal lo escuchó cantar y le recomendó que se pusiera a ensayar con Ernesto Belloe y Miguel Prado. Poco después se presentó interpretando boleros románticos. En la XEB, que entonces estaba en su época de oro,Pedro llegó a actuar en series estelares, al lado de los entonces famosos, Joaquín Pardavé, Margarita Romero, Rafael Hernández, y muchos otros.

GRANDES LUMINARIAS RECONOCIERON SU CAPACIDAD HISTRIÓNICA Y SENCILLEZ

Pedro cobraba uno de los sueldos más altos que percibiera artista alguno: 1,500 pesos al mes. Pasaron los años y el mismoBernardo San cristóbal consiguió a Pedro el sueldo más elevado que se había cobrado en radio hasta entonces. Fue para la serie de grata recordación “Ahí viene Martín Corona”, donde el ídolo encarnaba el papel de un bandido generoso en defensa siempre de los humildes.

Pedro Infante era un gran compañero. En las entrevistas que laXEQ hizo con diversos actores, se encontró que todos lo apreciaban y deseaban trabajar con él. María Félix, Silvia Pinal, MaríaElena Marqués… todas las figuras femeninas decían que “era encantador”.

Los hermanos Soler, Arturo de Córdova, Jaime Fernández y otros actores decían que era “un excelente muchacho”.

Su sencillez era palpable en cualquier lugar donde se presentara. En otra ocasión, en los estudios donde filmaba, cerca del set, había una obra en construcción. Era el día de la SantaCruz, y los albañiles disfrutaban de tremenda taquiza.

Uno de ellos logró acercarse hasta donde Pedro -que tomaba un descanso y platicaba con algunos técnicos-, y lo invitó a departir con ellos.

El actor, ni tardo ni perezoso abrazó al trabajador de la construcción y, mientras caminaba con él hacia la carpa donde se llevaba a cabo el ágape, dijo a varios técnicos de rodaje:“¡Vengan muchachos!, vamos a comer un taco”.

Para quienes ya conocían el lado humilde del actor, no fue de extrañar esa actitud… Ese era Pedro, sencillo, carismático, humilde.

Pedro Infante Cruz había hecho de la modestia un arte.

Se sentía realmente orgulloso de su origen humilde y se complacía en decir –aunque no fuera cierto- que había aprendido a leer cuando le presentaron los primeros guiones cinematográficos para memorizarlos.

En sus casas de México y Mérida, había prohibido a los empleados domésticos que le dijeran “don”… “LlámenmePedro, simplemente –decía-, que ante Dios y ante la muerte todos somos iguales”.

LA TRAGEDIA LO SEGUÍA; YA DOS VECES HABÍA ESCAPADO DE LA MUERTE

Faltaban tres años para llegar a la década de los sesenta. En1957 la industria fílmica era próspera, aunque sus días de gloria quedaban atrás y se iban tejiendo en la memoria de muchas familias las hermosas películas, que disfrutaron durante la época de oro del cine nacional, comprendida entre 1936 y 1959. Un semillero de estrellas engalanaban la pantalla grande y surgieron luminarias que formaron parte del corazón del público mexicano allende las fronteras. Y una de esas figuras, que logró tocar las fibras más sensibles del público fue, sin duda, Pedro Infante. Su carrera, al igual que su vida, fue fugaz, pero intensa.

LA TRAGEDIA LO SEGUÍA; YA DOS VECES HABÍA ESCAPADO DE LA MUERTE

Faltaban tres años para llegar a la década de los sesenta. En1957 la industria fílmica era próspera, aunque sus días de gloria quedaban atrás y se iban tejiendo en la memoria de muchas familias las hermosas películas, que disfrutaron durante la época de oro del cine nacional, comprendida entre 1936 y 1959. Un semillero de estrellas engalanaban la pantalla grande y surgieron luminarias que formaron parte del corazón del público mexicano allende las fronteras. Y una de esas figuras, que logró tocar las fibras más sensibles del público fue, sin duda, Pedro Infante. Su carrera, al igual que su vida, fue fugaz, pero intensa.

Mucho se ha escrito sobre él, antes, durante y después de su muerte, el 15 de abril de 1957; se han publicado libros, revistas, y se han hecho infinidad de homenajes en su memoria, amén de transmitirse una y otra vez sus películas y remasterizarse sus discos. Se publicaron en aquella época muchos datos biográficos, anécdotas, vivencias y aspectos de la brillante trayectoria artística del galán de cine. Se ha dicho todo, o casi todo de este inolvidable actor, quien desde hace 60 años, sigue convocando gran número de admiradores de todas las edades frente a su tumba en el Panteón Jardín, lo que demuestra la enorme popularidad que existe en torno a su nombre.

Muchas cosas curiosas ocurrieron en la vida de Pedro Infante, como, por ejemplo, en cierta ocasión, un periodista que no loquería, que lo consideraba mal actor, le dijo:

“Tú terminarás en el mismo sitio donde comenzaste: en una carpintería”... Por crueles coincidencias del destino, el avión en que Pedro perdió la vida, cayó en una carpintería.

Lo cierto es que Pedro estaba señalado por un destino trágico.Su final aparecía escrito en su frente. Dos veces la tragedia lo marcó por suyo y las dos veces pudo huir a la muerte el famoso actor. A la tercera hubo de rendirse a su suerte. El parecía adivinar que había de morir así; pero nunca trató de eludir su aventura final.

LA AVIACIÓN ERA SU GRAN PASIÓN Y VÍCTIMA DE ELLA CAYÓ

Es inútil cuanto el hombre haga por apartarse de su destino.Los árabes dicen que el hombre lo trae escrito desde antes de nacer. Y la trágica muerte de Pedro Infante corroboró el concepto de ese viejo pueblo... Así redactaba Clara Montes en LA PRENSA el fallecimiento del actor, el 15 de abril de 1957, acontecimiento único en su género por la avalancha popular registrada en aquella época durante su sepelio.

La aviación eran su enorme pasión y víctima de ella cayó, quien desde hacía años era ídolo del público mexicano y deAmérica Latina.

“Yo nací para ser aviador. Debe ser hermoso morir como los pájaros, con las alas abiertas...”, palabras dichas a menudo por un hombre que, como pocos, pasó a ser inmortal: Pedro Infante.

¿Hubiera podido evitar su fin el actor? ¿Era consciente del camino al que lo conducía su amor a las alturas? ¿De dónde nacía esa atracción, que parecía prestar alas a su alma? ¿Acaso se debía a su instinto de evasión a la vida atormentada y compleja que se había creado? ¿Trataba de huir de cuanto le rodeaba y acaso de sí mismo? Preguntas que deben quedar sin contestación y que cada una de las personas que amaban a PedroInfante se hicieron en su momento.

México acababa de perder a otro de sus ídolos populares: JorgeNegrete (5 de diciembre de 1953). Esa vez, nombrado comandante dela Corporación de Motociclistas de Agentes de Tránsito gracias a su labor en “A Toda Máquina”, Pedro Infante encabezó el cortejo fúnebre en su motocicleta y con su uniforme reglamentario.

Cuatro años más tarde, el lunes 15 de abril de la Semana Santa de 1957, la noticia corrió veloz en el medio artístico capitalino y en la calle: ¡Pedro Infante ha muerto! La radio lo propagó a toda voz... Terrible accidente aéreo había truncado la existencia de tan querido actor.

PRESAGIO DE UN VUELO SIN REGRESO

Desde hace 60 años LA PRENSA ha dado amplia cobertura a este hecho que conjuntó dos pasiones que Pedro tenía: la aviación y las mujeres. Tres fueron los amores significativos del artista:María Luisa León, Lupita Torrentera e Irma Dorantes.

A las tres amó intensamente y en ningún momento perdió relación con ellas.

A María Luisa le dijo: “tú me hiciste artista, pero yo nací aviador...”

Cuando Pedro Infante emprendió el viaje de regreso a México, desde Mérida, en la hora en que decidió resolver su situación legal, en conflicto por la relación que sostenía con las dos mujeres que hacía años se disputaban su amor -María Luisa eIrma-, seguramente intuyó que aquel vuelo iba a ser el postrero en su vida...

Pese a que ya no vivía con María Luisa, su única esposa legal, Pedro siempre le estuvo muy agradecido, porque gracias a su apoyo él dio sus primeros pasos en el mundo artístico, alentado, casi hasta desfallecer, por su compañera.

SUS AMORES

Hablar de la atormentada vida amorosa de Pedro Infante resultaría un tanto complejo, pero si hubo una mujer que compartió los últimos años de felicidad en intimidad con el actor, es Irma Aguirre Martínez, mejor conocida como IrmaDorantes, actriz yucateca a quien Infante conoció en 1948, cuando ella tenía 16 años de edad y él 31. Dos años más tarde iniciaron su romance.

Pedro estaba casado con María Luisa León desde 1939. Nunca se divorciaron ni procrearon hijos. Y aunque el actor promovió un“divorcio al vapor”, que no prosperó, se casó con Irma enMérida, el 10 de marzo de 1953, naciendo después su hija IrmaInfante e hicieron una familia feliz al margen del escándalo popular.

Las mujeres, como los aviones, eran enorme pasión para el sinaloense. Cuando estaba casado con María Luisa León, mucho antes de conocer a Irma, todo era sacrificio, pobreza y una felicidad a medias que desaparecería con los años. Al principio fueron felices. María Luisa lo ayudó a comenzar su carrera y a su lado vio llegar los días de suerte. Vivieron en un cuartucho de la calle Ayuntamiento, después en Abraham González y finalmentePedro compró dos casas en la calle Rebsamen, Colonia Narvarte.

Pero no sería fácil... y aunque a cuentagotas llegaron los primeros contratos, Pedro comenzó con sus devaneos. A medida que su popularidad aumentaba, las mujeres aparecían como por arte de magia. Su carisma y personalidad las atraía, aunque no se desligó nunca de sus obligaciones en casa.

Conoció en 1946 a la guapa bailarina Lupita Torrentera. Tuvieron tres hijos: Graciela Margarita, Lupita y Pedro Infante Torrentera. La primera falleció siendo muy pequeña.

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Pero la llegada de Irma Dorantes a su vida lo arrancó definitivamente del hogar. Después, a pocas horas de conseguido su triunfo judicial, María Luisa León de Infante se asomaba a otro panorama triste: el de la viudez. Tras haber obtenido la anulación del matrimonio de Pedro Infante con Irma Dorantes, María LuisaLeón no logró su más caro sueño: el regreso del esposo al hogar. María Luisa León murió en 1977. Dora Luisa Infante León, hija que adoptara Pedro con María Luisa (era sobrina del actor, hija de una hermana que no pudo criarla) falleció en un accidente automovilístico en plena juventud.

Irma Dorantes no era una mujer de experiencia cuando conoció aPedro en el rodaje de “Los Tres Huastecos”. De la simpatía ala admiración no hay más que un paso, y de la admiración al amor, otro... Era el primer hombre de su vida y a él se consagró en cuerpo y alma.

Aunque la imagen presenta fallas de origen, podemos apreciar la belleza de Lupita Torrentera -derecha- en su juventud. La fotografía corresponde a una escena de la película "La Mujer queEngañamos" y compartía créditos con Lina Montes. En la imagen de abajo, Irma Aguirre Martínez, mejor conocida como Irma Dorantes, en los mejores momentos junto a Pedro, quien fue el gran amor de su vida.

Pedro y María Luisa León, su esposa legítima. Fue ella quien estuvo al lado del actor desde los inicios de su carrera.

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