De las múltiples muestras de entusiasmo político, en el marco de la efervescencia electoral, muchos de los candidatos parecen profesar una fe ciega hacia las encuestas y hasta se ungen como pavorreales sobre los templetes que pisan en cada mitin. Sin embargo, deben tener en cuenta que en medio de una contienda como esta, donde no solo sobresalen ataques y agresiones, sino análisis y sondeos a modo y por encargo, las ilusiones de “ir a la cabeza” pueden desvanecerse como viles autoengaños. Y es que entre los actores políticos, como en las propias campañas, hay tres tipos de mentiras: las mentiras chicas, las mentiras grandes y las encuestas. La moneda está en el aire, y aunque en algunos municipios se percibe claramente la fuerza de gravedad con la que caerá esta moneda, hay candidatos que dicen tener ganada la elección porque así lo dicen las encuestas. En el caso de Naucalpan, solo por mencionar un municipio, existe ese “entusiasmo” ante la supuesta ventaja de la abandera de PRI, PAN y PRD, Angélica Moya, quien junto con su equipo ya se siente bendecida por la mano de Dios, pero resta ver lo que realmente pasará el 6 de junio. En contra parte, la candidata de Morena, Patricia Durán Reveles, se mantiene en la ruta popular, con reuniones en colonias vulnerables y donde históricamente los gobernantes, desde hace 30 años, jamás se pararon. Sostiene encuentros con asociaciones de transportistas, ferieros, puesteros y comerciantes, donde está gran parte del electorado, lo mismo que con habitantes de comunidades que demandan servicios públicos, donde está una de las principales funciones de los servidores públicos.
A RENGLÓN SEGUIDO
AFIRMA Gabriela Gamboa, candidata de Morena a la alcaldía de Metepec, que el audio donde se escucha con un “sutil” lenguaje, propinando amenazas a su rival Fernando Flores, fue manipulado y que a como dé lugar la quieren perjudicar. Su adversario “prianredista” trae la misma cantaleta. Al final los verdaderos perjudicados serán los habitantes... DESESPERADOS andan los priístas en todo el territorio mexiquense, pues por más que alzan la cabeza en el campo de batalla electoral, convertido por demás en un lodazal, nomás no se ven. Conforme se cierran los tiempos y los comicios se acercan no se descartan mayores acciones violentas, sin importar un eventual saldo trágico. Esa es una característica de la cultura política mexicana.
