/ viernes 19 de julio de 2019

Jugaba a ser ladrón

Al conocer el caso del joven muerto en medio de balacera, luego del asalto a un negocio de carnitas, en el Estado de México, de inmediato vino a mi mente la letra de una canción del rock urbano que dice:

Se le hizo fácil, se le hizo fácil

y es que nada en la vida es fácil…

Quizá así puede resumirse la vida de este muchacho, sin saber a ciencia cierta ¿cuántos asaltos tenía en su haber o si era el primero? eso sin contar qué lo llevó a sumarse a esta pandilla que al verlo herido simplemente huyeron.

Por supuesto esta historia tiene dos caras, la de aquellos que sufrieron el terror de verse amagados con armas de fuego para que entregaran sus pertenencias, quienes, quizá, se alegraron de verlo caer.

Por otro lado, está la familia, para quienes hubo dolor de verlo ahí tirado, casi un niño que jugaba a ser ladrón y en ello le fue la vida.

Un video captado por una cámara fija de seguridad da cuenta de la llegada y asalto, mientras que otro tomado con celular es muestra del dolor de su padre, quien se presentó y abrazó a su muchacho mientras gritaba no, no, ante la inminente muerte que lo alcanzó en la flor de la juventud, apenas 16 años.

Es necesario puntualizar lo que siempre he respondido sobre mi trabajo en la nota roja: no es la muerte, no es lo aparatoso que parezca, es la historia que hay detrás, es la radiografía de nuestra sociedad, es ver lo que llevó a este joven buscar su sentido de pertenencia en una pandilla, preguntarse ¿cuántos jóvenes más caerán, antes de que se recupere la cultura del respeto y los valores que tanta falta nos hacen?

@Antoniodemarcel

antonio.marcelo@oem.com.mx

Al conocer el caso del joven muerto en medio de balacera, luego del asalto a un negocio de carnitas, en el Estado de México, de inmediato vino a mi mente la letra de una canción del rock urbano que dice:

Se le hizo fácil, se le hizo fácil

y es que nada en la vida es fácil…

Quizá así puede resumirse la vida de este muchacho, sin saber a ciencia cierta ¿cuántos asaltos tenía en su haber o si era el primero? eso sin contar qué lo llevó a sumarse a esta pandilla que al verlo herido simplemente huyeron.

Por supuesto esta historia tiene dos caras, la de aquellos que sufrieron el terror de verse amagados con armas de fuego para que entregaran sus pertenencias, quienes, quizá, se alegraron de verlo caer.

Por otro lado, está la familia, para quienes hubo dolor de verlo ahí tirado, casi un niño que jugaba a ser ladrón y en ello le fue la vida.

Un video captado por una cámara fija de seguridad da cuenta de la llegada y asalto, mientras que otro tomado con celular es muestra del dolor de su padre, quien se presentó y abrazó a su muchacho mientras gritaba no, no, ante la inminente muerte que lo alcanzó en la flor de la juventud, apenas 16 años.

Es necesario puntualizar lo que siempre he respondido sobre mi trabajo en la nota roja: no es la muerte, no es lo aparatoso que parezca, es la historia que hay detrás, es la radiografía de nuestra sociedad, es ver lo que llevó a este joven buscar su sentido de pertenencia en una pandilla, preguntarse ¿cuántos jóvenes más caerán, antes de que se recupere la cultura del respeto y los valores que tanta falta nos hacen?

@Antoniodemarcel

antonio.marcelo@oem.com.mx

ÚLTIMASCOLUMNAS