La subcontratación o el Outsourcing es cuando una empresa contrata a otras compañías para que le brinden servicios que le permitan ser más competitiva y enfocarse en las áreas clave de su negocio, tales como: fortalecimiento de los procesos de la empresa; construcción de relaciones comerciales y corporativas, entre otras.
Por ejemplo a una agencia de publicidad y mercadotecnia de reciente creación, le es más fácil subcontratar los servicios de diseño gráfico, comunicación y contabilidad, permitiéndole a su personal, dedicarse a la búsqueda de clientes y a la producción, objetivos esenciales para el crecimiento de cualquier empresa.
En México, el outsourcing emplea a más de 4.5 millones de personas y representa actividades por más de 6 mil millones de dólares. Las principales actividades económicas donde se emplea son: servicios 40%, comercio 20%, industrial de manufactura 17%, ganadería y pesca 13%, construcción de vivienda, obra de riego agua y saneamiento 8% y energético, gobierno, minería suministro de gas y agua 2%, además de estar en crecimiento el desarrollo logístico e informático con un 35%.
Un gran porcentaje de la población trabajadora es contratada bajo el esquema de externalización y es empleada mayoritariamente por la gran industria, mientras que las pymes son más afines a subcontratarse.
Las principales razones para subcontratar son: personal especializado (27%), maquilar material para cubrir incrementos de demanda (28%), reducir costos de producción (20%) y para tener más eficiencia, calidad y mano de obra inmediata bajo horarios más flexibles (3%).
Lo que algunos consideran la precarización de las condiciones laborales, otros lo ven como oportunidad laboral que permite obtener 4.3 salarios mínimos generales diarios al año, un salario mínimo más que el promedio registrado por el IMSS.
De modificarse el outsourcing en México, debería enfocarse en la mejora de las condiciones laborales y mayor certeza jurídica a los trabajadores, realizando una clara distinción entre el outsourcing que cumple con todas las regulaciones marcadas por la ley y el que no cumple, ya que eliminar de tajo este esquema, podría desalentar la creación de empleos debido a que muchas empresas que se apoyan en este esquema no tendrían la solvencia económica para mantenerlos, además se pondrían en riesgo los 4.5 millones existentes, agravando la situación económica del país, dados los efectos de la pandemia por COVID-19.
Brasil es un ejemplo de cómo se pretendió desaparecer el outsourcing y después se retomó sin restricciones para volver a generar empleos.
La situación más viable, tanto para trabajadores, empresarios y gobierno es buscar una mayor regulación que elimine las ilegalidades y facilite la formalidad, genere empleos y ayude a la recuperación de la economía.
