/ lunes 14 de diciembre de 2020

Vestir a nuestro Niño Dios, un mundo hecho tradición

La tradición de acostar al Niño Dios en el Nacimiento es una ceremonia que se realiza en familia y es uno de los momentos más emotivos de la Navidad porque representa la llegada del Niño Jesús a nuestro hogar; el 2 de febrero indica el término del ciclo de la Navidad y es cuando inicia el momento de vestir al Niño Dios para la Festividad de la Virgen de la Candelaria

Entre el ingenio y la devoción decenas de negocios de la capital potosina han iniciado como cada año la venta de la imagen religiosa del “Niño Dios”, un negocio que enmarca la gran cantidad de fieles católicos que preservan -aún- la tradicional “acostada” de Jesucristo niño en el pesebre.

De entre todos los comercios que pueden resaltar en esta temporada, el local de María Guadalupe Rodríguez ubicado en el epicentro del Mercado República es el más longevo de todos.

Esta comerciante de 70 años de edad, ha continuado la herencia mercantil que desarrollaron sus predecesores durante décadas, y que hoy se mantiene viva gracias a la religiosidad de cientos de personas.

“Desde antes de que se construyera el mercado mis abuelos y padres ya eran comerciantes de la zona y posteriormente se establecieron en esta área mercantil. Poco a poco fueron trayendo este tipo de imágenes, pues adorar al Niño Dios ya que tiene décadas de tradición, aunadas a las que yo llevo dedicándome por completo a este rubro, en total serían más de 70 años en el negocio. Pero no fue hasta hace 30 años que me dediqué enteramente a vender Niños Dios, siendo de las primeras comerciantes en establecerse por completo en este rubro”.

En su local María mercadea desde ropita para vestir a esta imagen santa, hasta Niños Dios en sus diferentes tamaños y presentaciones, además de todo tipo de artículos utilizados para la “acostada” y “levantada”, ceremonias representativas e identitarias de esta imagen, las cuales se llevan a cabo cada Navidad y Día de la Candelaria.

“Vendemos de todo, desde la vestimenta para los Niños Dios, hasta cobijitas, almohadas, cunas y mamelucos. También hay artículos que se utilizan según lo indica la tradición , como el pesebre y su camita para acostar al “Niño”, o bien, para la levantada se utilizan las sillas para “sentar” la imagen, cambio nuevo de ropa y hasta perfumes para untar en la figura”.

Los “Niños Dios” que vende María en su local están elaborados de dos únicos materiales, el tradicional que es de pasta y los modelos más actuales hechos de resina, pero de estos dos, según indica esta sabia comerciante, el de pasta es el de mejor calidad.

“El que más se lleva la clientela es el Niño Dios que está hecho de pasta, tiene más detalles como las pestañas, la postura tradicional y los ojos son esmaltados. De los “niños” elaborados de resina la única novedad es que se pueden mover los brazos”.

En la indumentaria maneja una gran variedad de formas, estilos y colores. Hay desde trajecitos de doctor, de algún oficio tradicional, hasta los más ostentosos y ornamentales, todo depende del gusto de quien lo adquiera. De igual forma hay vestimenta bordada y tejida a mano, con zapatitos, calcetines, coronas y gorritos, detalles que humanizan de forma tierna e inocente estas imágenes religiosas.

“Toda la vestimenta para los Niños Dios es elaborada en Ciudad de México y en su mayoría son talleres completos los que se dedican a hacerla. No hay ninguna vestidura que se venda más que otra, siempre varía según la promesa de la familia. Apenas inicia el ciclo de venta y de lo que estoy segura es que este año se prevé que la más solicitada será la de el Niño Doctor por la pandemia que nos aqueja”.

Los tamaños de estas figuras divinas rondan medidas desde los 5 centímetros hasta los 60 centímetros de largo y todas, en sus diferentes dimensiones son engalanadas con ropajes. “Las personas compran ropita para el “Niño Dios” en todas sus presentaciones, hay atuendos para imágenes miniatura, hasta los más grandes que miden un poco más de medio metro”.

Y como todo comercio, los precios son variopintos. “Hay vestiditos que van desde los 15 pesos hasta los 250 pesos, y en Niños Dios el precio depende de la medida de la figura, una pieza miniatura cuesta un aproximado de 35 a 50 pesos, pues también influirá en su costo el material y la cantidad de detalles que tenga”.

Actualmente la venta es una incertidumbre pues apenas esta semana, dio inicio la temporada en la cual la clientela se da cita en el local de María. “En otros años la gente nos visitaba antes de llegar diciembre para evitar las conglomeraciones de las compras navideñas de último minuto. Ahora es triste aceptar que la clientela en el mercado ha decrecido un poco por los lineamientos que existen por la pandemia, pero estoy esperanzada en que vengan y continúen con esta bella tradición, esperamos vender mucho porque en momentos como este que sobrelleva el mundo, la fe es la que nos mantiene fuertes, el Niño Dios proveerá”, finalizó en indica: “El que más se lleva la clientela es el que está hecho de pasta, tiene más detalles como las pestañas, la postura tradicional y los ojos son esmaltados. De los elaborados de resina la única novedad es que se pueden mover los brazos”.

Apenas inicia el ciclo de venta y afirma que este año se prevé que la ropita más solicitada será la de El Niño Doctor por la pandemia que nos aqueja.

Entre el ingenio y la devoción decenas de negocios de la capital potosina han iniciado como cada año la venta de la imagen religiosa del “Niño Dios”, un negocio que enmarca la gran cantidad de fieles católicos que preservan -aún- la tradicional “acostada” de Jesucristo niño en el pesebre.

De entre todos los comercios que pueden resaltar en esta temporada, el local de María Guadalupe Rodríguez ubicado en el epicentro del Mercado República es el más longevo de todos.

Esta comerciante de 70 años de edad, ha continuado la herencia mercantil que desarrollaron sus predecesores durante décadas, y que hoy se mantiene viva gracias a la religiosidad de cientos de personas.

“Desde antes de que se construyera el mercado mis abuelos y padres ya eran comerciantes de la zona y posteriormente se establecieron en esta área mercantil. Poco a poco fueron trayendo este tipo de imágenes, pues adorar al Niño Dios ya que tiene décadas de tradición, aunadas a las que yo llevo dedicándome por completo a este rubro, en total serían más de 70 años en el negocio. Pero no fue hasta hace 30 años que me dediqué enteramente a vender Niños Dios, siendo de las primeras comerciantes en establecerse por completo en este rubro”.

En su local María mercadea desde ropita para vestir a esta imagen santa, hasta Niños Dios en sus diferentes tamaños y presentaciones, además de todo tipo de artículos utilizados para la “acostada” y “levantada”, ceremonias representativas e identitarias de esta imagen, las cuales se llevan a cabo cada Navidad y Día de la Candelaria.

“Vendemos de todo, desde la vestimenta para los Niños Dios, hasta cobijitas, almohadas, cunas y mamelucos. También hay artículos que se utilizan según lo indica la tradición , como el pesebre y su camita para acostar al “Niño”, o bien, para la levantada se utilizan las sillas para “sentar” la imagen, cambio nuevo de ropa y hasta perfumes para untar en la figura”.

Los “Niños Dios” que vende María en su local están elaborados de dos únicos materiales, el tradicional que es de pasta y los modelos más actuales hechos de resina, pero de estos dos, según indica esta sabia comerciante, el de pasta es el de mejor calidad.

“El que más se lleva la clientela es el Niño Dios que está hecho de pasta, tiene más detalles como las pestañas, la postura tradicional y los ojos son esmaltados. De los “niños” elaborados de resina la única novedad es que se pueden mover los brazos”.

En la indumentaria maneja una gran variedad de formas, estilos y colores. Hay desde trajecitos de doctor, de algún oficio tradicional, hasta los más ostentosos y ornamentales, todo depende del gusto de quien lo adquiera. De igual forma hay vestimenta bordada y tejida a mano, con zapatitos, calcetines, coronas y gorritos, detalles que humanizan de forma tierna e inocente estas imágenes religiosas.

“Toda la vestimenta para los Niños Dios es elaborada en Ciudad de México y en su mayoría son talleres completos los que se dedican a hacerla. No hay ninguna vestidura que se venda más que otra, siempre varía según la promesa de la familia. Apenas inicia el ciclo de venta y de lo que estoy segura es que este año se prevé que la más solicitada será la de el Niño Doctor por la pandemia que nos aqueja”.

Los tamaños de estas figuras divinas rondan medidas desde los 5 centímetros hasta los 60 centímetros de largo y todas, en sus diferentes dimensiones son engalanadas con ropajes. “Las personas compran ropita para el “Niño Dios” en todas sus presentaciones, hay atuendos para imágenes miniatura, hasta los más grandes que miden un poco más de medio metro”.

Y como todo comercio, los precios son variopintos. “Hay vestiditos que van desde los 15 pesos hasta los 250 pesos, y en Niños Dios el precio depende de la medida de la figura, una pieza miniatura cuesta un aproximado de 35 a 50 pesos, pues también influirá en su costo el material y la cantidad de detalles que tenga”.

Actualmente la venta es una incertidumbre pues apenas esta semana, dio inicio la temporada en la cual la clientela se da cita en el local de María. “En otros años la gente nos visitaba antes de llegar diciembre para evitar las conglomeraciones de las compras navideñas de último minuto. Ahora es triste aceptar que la clientela en el mercado ha decrecido un poco por los lineamientos que existen por la pandemia, pero estoy esperanzada en que vengan y continúen con esta bella tradición, esperamos vender mucho porque en momentos como este que sobrelleva el mundo, la fe es la que nos mantiene fuertes, el Niño Dios proveerá”, finalizó en indica: “El que más se lleva la clientela es el que está hecho de pasta, tiene más detalles como las pestañas, la postura tradicional y los ojos son esmaltados. De los elaborados de resina la única novedad es que se pueden mover los brazos”.

Apenas inicia el ciclo de venta y afirma que este año se prevé que la ropita más solicitada será la de El Niño Doctor por la pandemia que nos aqueja.