/ martes 5 de noviembre de 2019

“El Jaguar” dio la orden de matar a familia LeBaron y quemar camionetas

Adelantan que los habrían confundido con un grupo criminal

Chihuahua, Chih. (OEM/INFORMEX).-Los ocho menores de edad que presenciaron la muerte de nueve familiares LeBarón fueron trasladados en el helicóptero de la Secretaría de la Defensa a Phoenix, Arizona, donde fueron internados y recibidos por parientes, mientras que las autoridades de Sonora y Chihuahua reportaron una persona detenida como probable participante de esta masacre.

A horas de la muerte de nueve integrantes de la comunidad LeBarón, las primeras investigaciones que han recabado autoridades del estado de Sonora como del estado de Chihuahua señalan que el grupo El Jaguar y sus Lobos fue el que dio la orden de asesinar a los integrantes del convoy de camionetas donde viajaba la familia mormona, toda vez que temían que fueran criminales de un grupo antagónico.

El reporte oficial de los hechos fue que tres adultos y seis menores de edad murieron en esta confusión del crimen organizado, y en la escena lograron sobrevivir ocho menores de edad más, quienes presenciaron los hechos, sufrieron lesiones de bala y estuvieron varados por seis horas en la carretera.

El activista Julián LeBarón externó que el lunes a las once de la mañana partieron tres madres de familia de la comunidad de La Mora, en Sonora, hacia la comunidad de Galena, en Chihuahua, a donde acudirían dos de ellas a visitar a familiares, mientras que otra partiría a Phoenix, Arizona, a recoger a su esposo.

Las mujeres se fueron conduciendo tres camionetas tipo Suburban sobre la carretera de La Mora a Pancho Villa, donde fueron emboscados por el grupo Los Jaguares, quienes momentos después se percataron de que habían asesinado a familias inocentes, por lo cual se retiraron del lugar.

En el primero de los hechos murió una mujer identificada como Rhonita Maria Miller, quien tenía 30 años de edad. Iba acompañada por cuatro hijos: Howard Jacob Miller, de 12 años; Krystal Bellaine Miller, de 10 años, y los gemelos Titus Alvin Miller y Tiana Gricel Miller, de 8 meses, quienes aparentemente también fueron incinerados junto con la unidad.

Ese fue el final para Nita y cuatro de sus siete hijos que había tomado en el viaje, de quienes en su mayoría sólo quedaban cenizas y unos pocos huesos carbonizados para poder identificarlos; al parecer uno intentó escapar, ya que la puerta del pasajero delantero estaba abierta y los restos estaban parcialmente dentro y fuera del vehículo.

En ese momento la comunidad mormona lanzó el aviso de los hechos y reportó que Christina Marie Langford y Dawna Ray estaban desaparecidas, así como diez menores de edad que acompañaban a las mujeres, por lo cual se solicitó la presencia de elementos de seguridad y de los vecinos de la comunidad para poder dar con el paradero de todos los afectados.

Horas más tarde, en otra parte del camino, a 15 kilómetros del primer hecho, fue localizada Christina con su bebé Faith en su vehículo, y Dawna, con nueve hijos en el suyo. Ambos recibieron disparos. “Christina salió agitando los brazos para que los atacantes supieran que había mujeres y niños en los vehículos.

Ella dio su vida para tratar de salvar al resto. Dawna y dos de sus hijos también fueron asesinados en el tiroteo”, refiere LeBarón.

En la camioneta donde murió Christina Marie fue encontrada su hija Faith Marie Johnson, de 7 meses de edad, en su asiento de auto, que parecía haber sido puesto en el piso por su madre para tratar de protegerla; fue rescatada con vida, mientras que su madre había sido asesinada con múltiples impactos de arma de fuego.

En la tercera camioneta fue encontrada sin vida la señora Dawna Ray Langford, de 43 años de edad, quien iba en compañía de dos de sus hijos, identificados como Trevor Harvey Langford, de 11 años, y Rogan Jay Langford, de 2 años.

Todos los ocupantes, tanto niños como adultos, murieron a consecuencia de los impactos de arma de fuego que propinaron los integrantes del grupo criminal, quienes aparentemente confundieron las unidades y pensaban que se trataban de delincuentes contrarios que rondaban por “su plaza”, toda vez que las unidades no les parecían conocidas.

Después de presenciar cómo mataron a tiros a su madre y a sus hermanos, el hijo de Dawna Ray, Devin, escondió a sus otros seis hermanos en los arbustos y los cubrió con ramas para mantenerlos a salvo mientras buscaba ayuda.

Julian LeBarón explicó que el niño tardaba mucho y su hermana de 9 años dejó a los cinco restantes también para buscar auxilio.

Devin llegó a la comunidad de La Mora a las 17:30 horas, seis horas después de los fatales hechos, dando las primeras noticias de lo ocurrido.Los tíos de Devin se llevaron armas y regresaron para tratar de encontrar a los niños escondidos, sabiendo que algunos estaban heridos; no llegaron muy lejos antes de darse cuenta de que arriesgarían la vida, ya que había habido disparos continuos durante horas, en todas las montañas cerca de La Mora.

El grupo de hombres esperó para la llegada de refuerzos, y alrededor de las 19:30 horas encontraron a los niños escondidos; y a la bebé Faith, de Christina, en el vehículo lleno de agujeros de bala.

“De alguna manera ella había permanecido intacta y viva, estaba en el asiento de su auto, que parecía haber sido colocado apresuradamente en el piso del vehículo por su madre para su protección”.

La búsqueda no terminó allí, pues Mckenzie, el niño de 9 años que había ido a buscar ayuda, había desaparecido, soldados que ya habían llegado y los hombres de La Mora y pueblos cercanos buscaron durante dos horas en la oscuridad hasta que la encontraron alrededor de las 22:00 horas del lunes.

Los cinco de los niños de Dawna que resultaron heridos fueron recogidos por una ambulancia y atendidos en el hospital local hasta que un helicóptero enviado por el Ejército Mexicano fue a recogerlos; su padre, David, que ya había llegado de Tucson, Arizona, los acompañó para ser transportados en otro helicóptero que esperaba en la frontera de los EU, para ser transportados a Phoenix.

ADM

Chihuahua, Chih. (OEM/INFORMEX).-Los ocho menores de edad que presenciaron la muerte de nueve familiares LeBarón fueron trasladados en el helicóptero de la Secretaría de la Defensa a Phoenix, Arizona, donde fueron internados y recibidos por parientes, mientras que las autoridades de Sonora y Chihuahua reportaron una persona detenida como probable participante de esta masacre.

A horas de la muerte de nueve integrantes de la comunidad LeBarón, las primeras investigaciones que han recabado autoridades del estado de Sonora como del estado de Chihuahua señalan que el grupo El Jaguar y sus Lobos fue el que dio la orden de asesinar a los integrantes del convoy de camionetas donde viajaba la familia mormona, toda vez que temían que fueran criminales de un grupo antagónico.

El reporte oficial de los hechos fue que tres adultos y seis menores de edad murieron en esta confusión del crimen organizado, y en la escena lograron sobrevivir ocho menores de edad más, quienes presenciaron los hechos, sufrieron lesiones de bala y estuvieron varados por seis horas en la carretera.

El activista Julián LeBarón externó que el lunes a las once de la mañana partieron tres madres de familia de la comunidad de La Mora, en Sonora, hacia la comunidad de Galena, en Chihuahua, a donde acudirían dos de ellas a visitar a familiares, mientras que otra partiría a Phoenix, Arizona, a recoger a su esposo.

Las mujeres se fueron conduciendo tres camionetas tipo Suburban sobre la carretera de La Mora a Pancho Villa, donde fueron emboscados por el grupo Los Jaguares, quienes momentos después se percataron de que habían asesinado a familias inocentes, por lo cual se retiraron del lugar.

En el primero de los hechos murió una mujer identificada como Rhonita Maria Miller, quien tenía 30 años de edad. Iba acompañada por cuatro hijos: Howard Jacob Miller, de 12 años; Krystal Bellaine Miller, de 10 años, y los gemelos Titus Alvin Miller y Tiana Gricel Miller, de 8 meses, quienes aparentemente también fueron incinerados junto con la unidad.

Ese fue el final para Nita y cuatro de sus siete hijos que había tomado en el viaje, de quienes en su mayoría sólo quedaban cenizas y unos pocos huesos carbonizados para poder identificarlos; al parecer uno intentó escapar, ya que la puerta del pasajero delantero estaba abierta y los restos estaban parcialmente dentro y fuera del vehículo.

En ese momento la comunidad mormona lanzó el aviso de los hechos y reportó que Christina Marie Langford y Dawna Ray estaban desaparecidas, así como diez menores de edad que acompañaban a las mujeres, por lo cual se solicitó la presencia de elementos de seguridad y de los vecinos de la comunidad para poder dar con el paradero de todos los afectados.

Horas más tarde, en otra parte del camino, a 15 kilómetros del primer hecho, fue localizada Christina con su bebé Faith en su vehículo, y Dawna, con nueve hijos en el suyo. Ambos recibieron disparos. “Christina salió agitando los brazos para que los atacantes supieran que había mujeres y niños en los vehículos.

Ella dio su vida para tratar de salvar al resto. Dawna y dos de sus hijos también fueron asesinados en el tiroteo”, refiere LeBarón.

En la camioneta donde murió Christina Marie fue encontrada su hija Faith Marie Johnson, de 7 meses de edad, en su asiento de auto, que parecía haber sido puesto en el piso por su madre para tratar de protegerla; fue rescatada con vida, mientras que su madre había sido asesinada con múltiples impactos de arma de fuego.

En la tercera camioneta fue encontrada sin vida la señora Dawna Ray Langford, de 43 años de edad, quien iba en compañía de dos de sus hijos, identificados como Trevor Harvey Langford, de 11 años, y Rogan Jay Langford, de 2 años.

Todos los ocupantes, tanto niños como adultos, murieron a consecuencia de los impactos de arma de fuego que propinaron los integrantes del grupo criminal, quienes aparentemente confundieron las unidades y pensaban que se trataban de delincuentes contrarios que rondaban por “su plaza”, toda vez que las unidades no les parecían conocidas.

Después de presenciar cómo mataron a tiros a su madre y a sus hermanos, el hijo de Dawna Ray, Devin, escondió a sus otros seis hermanos en los arbustos y los cubrió con ramas para mantenerlos a salvo mientras buscaba ayuda.

Julian LeBarón explicó que el niño tardaba mucho y su hermana de 9 años dejó a los cinco restantes también para buscar auxilio.

Devin llegó a la comunidad de La Mora a las 17:30 horas, seis horas después de los fatales hechos, dando las primeras noticias de lo ocurrido.Los tíos de Devin se llevaron armas y regresaron para tratar de encontrar a los niños escondidos, sabiendo que algunos estaban heridos; no llegaron muy lejos antes de darse cuenta de que arriesgarían la vida, ya que había habido disparos continuos durante horas, en todas las montañas cerca de La Mora.

El grupo de hombres esperó para la llegada de refuerzos, y alrededor de las 19:30 horas encontraron a los niños escondidos; y a la bebé Faith, de Christina, en el vehículo lleno de agujeros de bala.

“De alguna manera ella había permanecido intacta y viva, estaba en el asiento de su auto, que parecía haber sido colocado apresuradamente en el piso del vehículo por su madre para su protección”.

La búsqueda no terminó allí, pues Mckenzie, el niño de 9 años que había ido a buscar ayuda, había desaparecido, soldados que ya habían llegado y los hombres de La Mora y pueblos cercanos buscaron durante dos horas en la oscuridad hasta que la encontraron alrededor de las 22:00 horas del lunes.

Los cinco de los niños de Dawna que resultaron heridos fueron recogidos por una ambulancia y atendidos en el hospital local hasta que un helicóptero enviado por el Ejército Mexicano fue a recogerlos; su padre, David, que ya había llegado de Tucson, Arizona, los acompañó para ser transportados en otro helicóptero que esperaba en la frontera de los EU, para ser transportados a Phoenix.

ADM

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