/ miércoles 20 de noviembre de 2019

Lentitud de FGJEM permitió que triple feminicida escapara

Si la orden de cateo hubiera sido emitida a tiempo Jessica podría estar viva

A pesar de que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México indicó a la familia de Jessica Guadalupe Jaramillo que luego de reportar su desaparición debían esperar hasta 24 horas para llevar a cabo su búsqueda, la familia acudió al domicilio del sujeto que estaban seguros se había llevado a la joven de 23 años.

La familia decidió acudir a donde vivía el hombre que acosaba a su hija y que estaban seguros de que se la había llevado, en la colonia Villas Santin ubicada en el municipio de Toluca.

Denunciaron la desaparición de Jessica el 24 de octubre, día en que también llegaron a la casa de Oscar, presunto secuestrador y asesino de la joven y otras 2 mujeres sin identificar, pero no fue hasta el 30, demasiado tarde, en que autoridades acudieron al domicilio y descubrieron el horror.

Jessica asistía a la Universidad Tecnológica de Toluca, donde compartía varias clases de la carrera de Psicología con un joven llamado Oscar, de comportamiento extraño, que siempre la miraba y la seguía, y que a decir por la propia Jessica “me da miedo”.

Tal fue el nivel del hostigamiento que los padres tuvieron que cambiar a la joven de escuela; la tarde en que Jessica desapareció, tenía que dar una exposición, además de presentar un examen; el padre de la joven indicó a El País, que todos los días la llevaba a la escuela y la recogía, sin falla.

Sin embargo, ese día poco antes de las nueve de la noche recibió un mensaje del teléfono móvil de la joven “No se preocupe, me voy a casa de Óscar a una fiesta”.

Esto disparó la alarma en la familia, el señor Jaramillo intentó comunicarse con la joven, pero ya habían apagado el móvil.

Ante ello los padres acudieron a la Fiscalía donde les dijeron que tenían que esperar 24 horas para denunciar la desaparición; pero no se quedaron de brazos cruzados, investigaron el domicilio de Carlos y acudieron con un policía de investigación y varios municipales, pero no hubo respuesta.

Incluso vecinos habían dicho que los vieron entrar pero no salir; pero ante la alta de respuesta los oficiales se retiraron; pero no la familia.

La mañana siguiente volvieron a tocar la puerta de la casa, que tras mucha insistencia se abrió y del otro lado estaba Carlos, quien los amenazó, luego de uq e le pidieron dejarlos entrar para recuperar a la joven. “Váyanse. Si entran les baleo. Aquí no hay nadie. No conozco a ninguna Jessica”.

Fue hasta la tarde del 26 cuando aseguraron ver a la joven dentro de la casa “La vimos por la ventana. Estaba rara, ida”, por lo que regresaron a la fiscalía, donde la respuesta volvió a decepcionar a la familia.

Aseguraron que ellos no podían hacer nada hasta obtener una orden de cateo, por lo que continuaron haciendo guardia en el domicilio de Oscar por tercera noche consecutiva, durante la cual el sujeto enfurecido salió con un pitbull para volverlos a amenazar.

Al día siguiente el sospechoso salió de su casa y se dirigió a la Fiscalía donde dijo que, si conocía a Jessica y que ella estuvo en su casa, pero por la noche la llevó a tomar un taxi y no volvió a saber de ella.

Dichas declaraciones detonaron la actuación de las autoridades quienes por fin emitieron la orden de cateo, la cual llegaría un día después, demasiado tarde para Jessica.

Después de dar su declaración, Oscar regresó a su casa se cambió de ropa y salió con una mochila, fue la última vez que se le vio.

Luego de que se llevara a cabo el cateo en su casa se descubrió no solo el cuerpo de Jessica en el baño, sino el de otras dos mujeres sin identificar enterradas en el patio trasero.

Hasta el día de hoy no hay pista del supuesto feminicida, pero al parecer el lento actuar de las autoridades mexiquenses fueron decisivas para que Oscar pudiera cometer el homicidio de Jessica y tuviera oportunidad de escapar.

A pesar de que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México indicó a la familia de Jessica Guadalupe Jaramillo que luego de reportar su desaparición debían esperar hasta 24 horas para llevar a cabo su búsqueda, la familia acudió al domicilio del sujeto que estaban seguros se había llevado a la joven de 23 años.

La familia decidió acudir a donde vivía el hombre que acosaba a su hija y que estaban seguros de que se la había llevado, en la colonia Villas Santin ubicada en el municipio de Toluca.

Denunciaron la desaparición de Jessica el 24 de octubre, día en que también llegaron a la casa de Oscar, presunto secuestrador y asesino de la joven y otras 2 mujeres sin identificar, pero no fue hasta el 30, demasiado tarde, en que autoridades acudieron al domicilio y descubrieron el horror.

Jessica asistía a la Universidad Tecnológica de Toluca, donde compartía varias clases de la carrera de Psicología con un joven llamado Oscar, de comportamiento extraño, que siempre la miraba y la seguía, y que a decir por la propia Jessica “me da miedo”.

Tal fue el nivel del hostigamiento que los padres tuvieron que cambiar a la joven de escuela; la tarde en que Jessica desapareció, tenía que dar una exposición, además de presentar un examen; el padre de la joven indicó a El País, que todos los días la llevaba a la escuela y la recogía, sin falla.

Sin embargo, ese día poco antes de las nueve de la noche recibió un mensaje del teléfono móvil de la joven “No se preocupe, me voy a casa de Óscar a una fiesta”.

Esto disparó la alarma en la familia, el señor Jaramillo intentó comunicarse con la joven, pero ya habían apagado el móvil.

Ante ello los padres acudieron a la Fiscalía donde les dijeron que tenían que esperar 24 horas para denunciar la desaparición; pero no se quedaron de brazos cruzados, investigaron el domicilio de Carlos y acudieron con un policía de investigación y varios municipales, pero no hubo respuesta.

Incluso vecinos habían dicho que los vieron entrar pero no salir; pero ante la alta de respuesta los oficiales se retiraron; pero no la familia.

La mañana siguiente volvieron a tocar la puerta de la casa, que tras mucha insistencia se abrió y del otro lado estaba Carlos, quien los amenazó, luego de uq e le pidieron dejarlos entrar para recuperar a la joven. “Váyanse. Si entran les baleo. Aquí no hay nadie. No conozco a ninguna Jessica”.

Fue hasta la tarde del 26 cuando aseguraron ver a la joven dentro de la casa “La vimos por la ventana. Estaba rara, ida”, por lo que regresaron a la fiscalía, donde la respuesta volvió a decepcionar a la familia.

Aseguraron que ellos no podían hacer nada hasta obtener una orden de cateo, por lo que continuaron haciendo guardia en el domicilio de Oscar por tercera noche consecutiva, durante la cual el sujeto enfurecido salió con un pitbull para volverlos a amenazar.

Al día siguiente el sospechoso salió de su casa y se dirigió a la Fiscalía donde dijo que, si conocía a Jessica y que ella estuvo en su casa, pero por la noche la llevó a tomar un taxi y no volvió a saber de ella.

Dichas declaraciones detonaron la actuación de las autoridades quienes por fin emitieron la orden de cateo, la cual llegaría un día después, demasiado tarde para Jessica.

Después de dar su declaración, Oscar regresó a su casa se cambió de ropa y salió con una mochila, fue la última vez que se le vio.

Luego de que se llevara a cabo el cateo en su casa se descubrió no solo el cuerpo de Jessica en el baño, sino el de otras dos mujeres sin identificar enterradas en el patio trasero.

Hasta el día de hoy no hay pista del supuesto feminicida, pero al parecer el lento actuar de las autoridades mexiquenses fueron decisivas para que Oscar pudiera cometer el homicidio de Jessica y tuviera oportunidad de escapar.

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