Una mancha de sangre en el asfalto, despertó la curiosidad de Donovan a los 13 años de edad, y lo llevó a dedicar sus esfuerzos a encontrar la fórmula y técnica para eliminar el rastro de los fluidos, manchas y olores que despiden las personas fallecidas. A más de tres décadas es pionero en limpieza forense.
El término Limpieza Forense, en la actualidad continúa siendo un enigma para la mayoría de las personas pero, para otras, ha resultado un servicio capaz de regresar la tranquilidad en aquellos espacios marcados por la tragedia.
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El trabajo de Donovan, inicia cuando las autoridades expiden un documento que autoriza el ingreso al inmueble donde haya ocurrido un homicidio, suicidio o accidente en el que el desenlace fue la muerte, y en donde ya se concluyeron las investigaciones para resolver el caso. Sin ese escrito, no puede ingresar a realizar la limpieza.
“Hay dos maneras de ver la limpieza forense, y eso lo fui descubriendo con el tiempo, de la manera profesional cuando yo lo empecé a realizar, una es cómo yo la veo que es la manera técnica, y la otra, es cómo la ve la persona que me contacta, que dice -ya no quiero tener esto aquí, quiero cerrar este capítulo, esta situación, y volver a comenzar”, cuenta Donovan, experto en Limpieza Forense en México.
Limpieza inicia con la autorización oficial
El limpiador explica que una vez que “está liberado de toda investigación, que presentan ese documento, yo ya puedo ingresar a hacer mi servicio, de otra manera no lo hago”, cuando le llaman pero no existe autorización oficial, les sugiere que lo vuelvan a contactar una vez que cuenten con el oficio que expide la ley.
El trato con los familiares, los propietarios o inquilinos del lugar, es lo más importante para el especialista, quien mantiene un trato de respeto para cada caso, del que conoce los detalles de lo ocurrido en el inmueble, más por necesidad, que por curiosidad.
La limpieza después de la tragedia, es una forma de reiniciar para los involucrados, especialmente tras el tiempo de liberación de las autoridades, “ellos quieren dejar eso atrás y comenzar de nuevo, esa es la manera en cómo lo ven y ahí es cuando yo empiezo a darme cuenta que las personas buscan remediar una situación, difícil, triste”, cuenta el experto.
A pesar de los años que le han llevado al limpiador encontrar su fórmula y técnica, sabe que “a las personas no les interesa saber cómo lo hago, dicen; cuando te vayas quiero que esto esté limpio, empezar de nuevo”.
El tiempo que demoran las autoridades en liberar el inmueble, pude influir para hacer que las manchas y olores sean más complejas de quitar, pero eso solo lo determina la investigación, por lo que no depende de los propietarios del lugar, lo sabe Donovan.
¿Alguien lo debe limpiar?
Para la mayoría de las personas no es fácil hacerse cargo de este tipo de limpieza, a veces, descartan la posibilidad de contratar al experto, pero al intentar deshacerse de las manchas, los recuerdos y las emociones no les permiten concluir este trabajo que, además, resulta menos complejo cuando se tiene la técnica profesional.
“Las personas que contratan se dan cuenta que lo que están buscando es quién les solucione esa situación, porque ellos muchas veces no quieren, no saben, no pueden, o definitivamente no se atreven”, comentó Donovan.
Los panoramas a lo que se enfrenta el especialista son variados, manchas de sangre en diferentes partes de la casa, oficina, predio, fábrica o un vehículo, pero también malos olores, moscas, gusanos y demás fauna en el sitio.
En el lugar de los hechos, pudieron quedar, pequeños restos o residuos que “tienen que ser manejados de una manera adecuada, aquellos que ya se van recogiendo se depositan en unas bolsas rojas o contenedores, realmente son siempre bolsas rojas, y esas bolsas rojas quedan ahí y ya después el inquilino o propietario es el único que puede solicitar el servicio de recolección de esas bolsas porque son los que tienen una relación directa con el sitio”.
El secreto está en los detalles
El rastro de sangre que observó a los 13 años en la calle, en torno a una persona fallecida, fue un detalle que pasó desapercibido por el resto de las personas, pero a él le generó inquietud, dudas y el interés de saber quién limpiaría esa marca.
Invadió a su familia con las dudas sobre aquella mancha hemática y la forma en que se podría quitar, entonces, comenzó su búsqueda en libros para crear una fórmula que le permitiera borrar de manera más sencilla ese líquido.
“Todas las respuestas que me daban, ninguna fue satisfactoria para mí, porque nadie sabía exactamente qué pasaba o quién lo hacía (…), entonces eso me lleva a mí a investigar, pasaron muchos años después de investigar, empiezo yo a hacer prácticas entre investigar esas prácticas”, comentó Donovan.
Conforme el paso de sus investigaciones, buscó el nombre para lo que ahora es su trabajo y llegó a Limpieza Forense, después de varias opciones y de probar que la gente podría entender el concepto.
“Hacía mis experimentos o mis prácticas de limpieza, tenía un poco más de edad ya había yo practicado, había hecho ya muchas prácticas, algunas las anotaba, otras no. Lo dejé por un tiempo, después lo volví a retomar ya con otro tipo de conocimientos, más dirigido hacia lo que la literatura me iba a ayudar”, comentó.
Luego de varios ensayos, en el año 2010 inició a ofrecer sus servicios, cuando tenía listo un manual de procedimientos para hacer una limpieza efectiva, sin ponerse en riesgo y logrando buenos resultados.
Una careta, su traje blanco aislante, guantes y sus químicos, son sus compañeros en cada asunto, algunos de ellos, especialmente los que involucran menores de edad le estrujan el corazón, sobre todo al escuchar a las familias, aun así, no pierde la brújula y sabe que su mejor aportación al sentir de las personas, es restaurar la apariencia del lugar.
Hasta 20 horas continuas limpiando un inmueble
Donovan ha pasado 20 horas en la limpieza de un inmueble, su experiencia no tiene límites, ya que trabaja en domicilios, oficinas o fábricas, sin importar la extensión o complejidad, incluso, ha cruzado fronteras para hablar de su especialidad, él está preparado y, en compañía de su tío Salvador, se deshacen de los rastros de aquel mal momento.
Los escenarios son variados, por eso va preparado con una serie de señaléticas que le permiten comunicarse con su equipo de trabajo, ya que las máscaras les impiden tener una comunicación verbal eficiente.
Los malos olores también son su especialidad en esas lamentables escenas, explica que las bacterias son las responsables de emitir ese desagrado al respirar, entonces localiza el origen y trabaja para eliminar esa evidencia.
Una de sus mayores satisfacciones, además de hablar de limpieza forense en otros países, es dejar contentos a sus clientes, cambiar su entorno.
“Ver que cambia su estado de ánimo cuando ya les entrego su domicilio digo, bueno aquí ya está ya está limpio, incluso se respira de otra manera (…), me ha tocado escuchar entre ellos, ese cambio después de mi trabajo”.
La limpieza en general es el servicio que ofrece día a día, pero la Limpieza Forense, lo hace un especialista en la materia y de los pocos que ordenan el caos que la muerte pudo dejar a su paso.
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