Familias que han perdido a sus seres queridos y esperan el “regreso” de sus almas en este 1 y 2 de noviembre acudieron a diversos panteones de la Ciudad de México, como en el Panteón de San José, en la alcaldía Iztacalco, y el de San Gregorio, en la alcaldía Xochimilco.
Puntuales a la cita, acudieron con todo y música a limpiar las tumbas, llevar la comida favorita de los difuntos, sus bebidas predilectas y hasta cigarrillo, además de decorar el camposanto con flores de cempasúchil de diversos colores, que muy probablemente adquirieron en el mercado Jamaica, donde desde hace 15 días se empezó la vendimia de flor y done durante este periodo se ha estado trabajando las 24 horas del día.
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El señor Mario comenta que cada año visita el Panteón de San José, porque tiene varios familiares sepultados, y por su hijo, que era policía y perdió la vida en un operativo hace cinco años; se quedan todo el día y la noche con ellos.
Los visitantes a los panteones estarán desde la tarde de este 1 y hasta el final del 2 de noviembre, para “convivir” con sus seres queridos. Los lugares se llenan de olores de las flores y de la luz de todas las veladoras que iluminan el camino de los muertos de regreso.
La familia Márquez García visita a tres pequeños en el panteón de San Gregorio, en tumbas unidas, y cada vez los esperan con sonrisas y un gran amor por ellos; la limpieza de las tumbas fue realizada por las mujeres del clan.
Con dolor, una chica que apenas alcanza la mayoría de edad, narra que cuando era más joven se embarazó, pero el padre no quería que el bebé naciera y, gracias a los pleitos constantes y las golpizas le provocaron un aborto espontáneo. Ahora, acude a ver su pequeño junto a su nueva pareja, aunque no tiene los recursos para ponerle al menos unas veladoras.
Ataviada de blanco se presenta ante la tumba de su hijo, sin nombre, para arreglar el pedazo de tierra sobre su ataúd y ofrecerle un par de flores de cempasúchil desojadas, esperando que en algún momento sobre la noche pueda comprar una veladora.
Nancy Hernández llegó desde Ecatepec de Morelos para adornar el lugar donde yace su hermano. Cansada de trabajar y del largo camino que recorrió, pero alegre por estar ahí unas horas, explica que llego sola al panteón, porque en la pandemia pasada perdió a su padre, quien se encuentra en otra área.
Como cada año, adultos mayores, jóvenes y niños, llegan, como es tradición, a los panteones para esperar el “regreso” de sus seres amados, a quienes hay que darles luz en su camino, como dice un joven de la familia Martínez López, que verían el amanecer en este lugar.
Cabe recordar que la SSC de la CDMX implementó un operativo en los panteones de las 16 alcaldías, para resguardar la seguridad de los visitantes.
*Con información de David Deolarte y Emeterio Chávez
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