La prolífica carrera de Enrique Metinides y su excelente trabajo como fotorreportero quedó impreso en las páginas de LA PRENSA, como el caso de Urania González y su hija.
Las imágenes obtenidas por Metinides, como en todos los casos que su cámara atrapó, hacen compartir el sufrimiento de una madre a la que le arrebataron una parte de su vida, un pedazo de su corazón.
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Las fotografías captaron el dolor humano y el horror de la muerte, el pesar de una mujer que se aferraba al féretro de su bebé, víctima de un secuestro, y quien en el panteón de manera desgarradora gritó: “Criminales, esta es su obra”.
El caso de la señora Urania González y de su hija conmovió a la población desde el momento en que recogió el cuerpecito en el Sanatorio Santa Marta, donde falleció.
Las imágenes de la bebé inerte revelan el dolor que sufre la madre al ver el cadáver de su hija retenida por los criminales “como prenda de cambio”.
El llanto de la afligida mujer y el abrazo al féretro, como para que nadie se lo arrebate como lo hicieron con la vida de su hija, muestran la gran pena de Urania al perder a su angelito.
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Arrodillada ante el féretro de la bebé, recargando la cabeza sobre el puño cerrado, en señal de coraje, la mujer pareciera implorar el castigo divino para los responsables de su dolor.
Su mano acaricia tiernamente la cabecita y el rostro de la pequeñita como si hablara con ella para decirle lo que sufre y maldiciendo a quienes le quitaron su corta vida.
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