Ciudad de México.- En la zona metropolitana del Valle de México han cerrado 7,500 restaurantes en lo que va de la pandemia por Covid-19, por lo que un nuevo cierre de establecimientos traería efectos catastróficos para este sector del cual dependen miles de familias.
Así lo señaló la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac), la Asociación Mexicana de Restaurantes (AMR) y la Asociación de Directores de Cadenas Restauranteras (DICARES) al solicitar a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum mantener la apertura de los restaurantes en la capital, ya que así, se estaría preservando el sustento de miles de familias que dependen de este sector.
Informaron que hasta el momento se estima que 90 mil restaurantes han cerrado en México desde que inició la pandemia, y si las condiciones siguen como hasta ahora, se podría llegar a 122 mil restaurantes cerrados para el fin de año.
Tan solo en la zona metropolitana se habla de 7 mil 500 lugares que ya no volverán a abrir sus puertas, informaron al señalar que antes de la pandemia, la industria generaba 2.1 millones de empleos directos y 3.5 millones de empleos indirectos.
La industria restaurantera hizo un llamado a la población, así como a pequeños, medianos y grandes empresarios, a no bajar la guardia ante la crisis sanitaria, para evitar un rebrote que obligue a que el gobierno de la Ciudad de México aplique nuevamente medidas restrictivas.
Llamó a todos sus agremiados a no relajar las medidas preventivas y extremar precauciones con la responsabilidad que han comprometido, para que sus unidades contribuyan de manera decisiva con las medidas sanitarias que están demostrando ser efectivas.
Sobre el anunció del gobierno de la Ciudad de México, que ante el cambio de tendencias en el número de hospitalizaciones por covid-19 podrían tomar medidas preventivas que implicarían cierres parciales en algunos sectores, la industria restaurantera destacó que cualquier retroceso en la capital del país sería catastrófico para miles de familias que dependen de esta industria.
Destacó que desde antes que reabrieran sus puertas, el sector restaurantero se preparó a conciencia para brindarles a los clientes seguridad por medio del protocolo Mesa Segura, que incluye los lineamientos que marcan las autoridades y las mejores prácticas nacionales e internacionales.
Si bien, estos lineamientos implicaron una inversión que no se tenía prevista, la industria restaurantera nunca tuvo duda en destinar esos recursos, a fin de extremar precauciones para evitar que la pandemia siga propagándose.
La industria restaurantera es parte fundamental en el desarrollo económico del país. Antes de la crisis sanitaria, en un año se compraban 100 mil millones de pesos de insumos a productores nacionales, 56% venían directamente del campo. Además, generaba 2.1 millones de empleos directos y 3.5 millones de empleos indirectos. Sin embargo, se estima que al final de la crisis se habrán perdido 300 mil empleos en todo el país.
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