/ viernes 8 de marzo de 2019

Mujeres siguen peleando por erradicar la desigualdad de género

Por Adalberto Villasana

Aunque hay avances en materia de equidad de género, las mujeressiguen peleando por las mismas causas, pues no se ha logradoerradicar los núcleos duros de la desigualdad. Para ello, ademásde un cambio cultural se requiere de un andamiaje con plataformaslegales, políticas públicas y recursos que no sólo garanticensus derechos, sino su pleno ejercicio.

En México, como en otros países, las demandas no resueltas serelacionan con el acceso de ellas a la educación, al trabajo enigualdad de condiciones, o a los derechos sexuales y reproductivos,así como erradicar la violencia en su contra, que en una de susformas exige estereotipos de belleza inalcanzables, dijeronexpertas de la UNAM.

La presencia femenina en el mercado laboral ha crecido, pero lamayoría se ubica en los trabajos de más bajos ingresos, en laeconomía informal, el comercio y los servicios, o en industriascomo la textil y en las maquiladoras.

Mientras 78 de cada 100 hombres de 15 años y más disponiblespara producir bienes y servicios son económicamente activos, en elcaso de ellas son sólo 44, según la Encuesta Nacional deOcupación y Empleo (2018). A eso hay que sumar que en el paíssiete de cada 10 mujeres con un empleo (68 por ciento) gana comomáximo cinco mil 300 pesos mensuales, equivalentes a dos salariosmínimos.

María Luisa González Marín, del Instituto de InvestigacionesEconómicas (IIEc), explicó que aunque la participación de lamujer en el mercado laboral nacional se incrementó, sobre todo enlos años 80, no alcanza ni la media de América Latina, que es demás de 50 por ciento, y está por debajo de países comoPerú.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de laMujer 2019, que este año lleva por tema “Pensemos en igualdad,construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”, ONUMujeres señaló que la innovación y la tecnología brindanoportunidades sin precedentes.

Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de lasTecnologías de la Información en los Hogares (2016), de losusuarios de computadoras e Internet en México, los hombresrepresentan la mayor proporción a lo largo del periodo 2001-2015,aunque tiende a incrementarse la participación femenina: de 46.4 a49.2 en el uso de computadora; y de 45.4 a 49.4 por ciento, en lautilización de la red. “Ellas son quienes más usan el teléfonomóvil”.

Al respecto, Ana Buquet, directora del Centro de Investigacionesy Estudios de Género (CIEG), sostuvo que las mujeres deben serparte de la innovación para contribuir a cambiar su condición degénero. “Si participan en el desarrollo tecnológico pensaránen aspectos que ellos no consideran; por ejemplo, una aplicaciónsobre la menstruación o un cinturón de seguridad de coche que noaplaste los senos o sea adecuado para una embarazada. Si somosparte de innovar, podremos crear a favor de nosotras”.

No obstante, los avances para el sector femenino creandesigualdades, no sólo para las mujeres, sino para todas laspersonas feminizadas, aquéllas que no cumplen la imagen de lomasculino, como los hombres homosexuales o los transgénero,resaltó.

Patricia Castañeda Salgado, del Centro de InvestigacionesInterdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), indicó quelos estereotipos de género son un tipo de violencia. En general setrata de “una imagen fija y al mismo tiempo prefijada; es unamanipulación de la realidad que genera una idea que no secuestiona”.

Es un ideal aspiracional que, en el caso de ellas, consiste enser delgadas, de cabellos largos y de preferencia blancas o rubias.“Eso conduce a que, en ocasiones, las personas que no responden aese modelo sean violentadas o se violenten a sí mismas”.

Cada sociedad tiene su ideal de belleza. La mexicana, encontextos fundamentalmente urbanos, sigue el modelo global impuestopor las grandes empresas, que dictan la forma de vestir, estilo devida y apariencia. Las personas que se inscriben en la diversidadsexual responden a otro conjunto de contravenciones a la norma;ahí también se generan estereotipos.

Además, resaltó, los modelos de belleza cambian con el tiempo.Por ejemplo, en las sociedades de principios del siglo XXconsistía en ser robustas, y antes, en el XIX, en ser pálidas.“Hoy tenemos un conjunto de contradicciones: se impone el cuerpofemenino delgado, pero voluptuoso”.

Hay mujeres conscientes de la arbitrariedad de esa “norma”sin fundamentos sociales y se resisten a los errores del modelo;esa rebeldía depende de la condición de clase, etnia, edad, niveleducativo, postura política, formación religiosa y todo lo quenos constituye como sujetos, finalizó la académica delCEIICH.

Por Adalberto Villasana

Aunque hay avances en materia de equidad de género, las mujeressiguen peleando por las mismas causas, pues no se ha logradoerradicar los núcleos duros de la desigualdad. Para ello, ademásde un cambio cultural se requiere de un andamiaje con plataformaslegales, políticas públicas y recursos que no sólo garanticensus derechos, sino su pleno ejercicio.

En México, como en otros países, las demandas no resueltas serelacionan con el acceso de ellas a la educación, al trabajo enigualdad de condiciones, o a los derechos sexuales y reproductivos,así como erradicar la violencia en su contra, que en una de susformas exige estereotipos de belleza inalcanzables, dijeronexpertas de la UNAM.

La presencia femenina en el mercado laboral ha crecido, pero lamayoría se ubica en los trabajos de más bajos ingresos, en laeconomía informal, el comercio y los servicios, o en industriascomo la textil y en las maquiladoras.

Mientras 78 de cada 100 hombres de 15 años y más disponiblespara producir bienes y servicios son económicamente activos, en elcaso de ellas son sólo 44, según la Encuesta Nacional deOcupación y Empleo (2018). A eso hay que sumar que en el paíssiete de cada 10 mujeres con un empleo (68 por ciento) gana comomáximo cinco mil 300 pesos mensuales, equivalentes a dos salariosmínimos.

María Luisa González Marín, del Instituto de InvestigacionesEconómicas (IIEc), explicó que aunque la participación de lamujer en el mercado laboral nacional se incrementó, sobre todo enlos años 80, no alcanza ni la media de América Latina, que es demás de 50 por ciento, y está por debajo de países comoPerú.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de laMujer 2019, que este año lleva por tema “Pensemos en igualdad,construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”, ONUMujeres señaló que la innovación y la tecnología brindanoportunidades sin precedentes.

Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de lasTecnologías de la Información en los Hogares (2016), de losusuarios de computadoras e Internet en México, los hombresrepresentan la mayor proporción a lo largo del periodo 2001-2015,aunque tiende a incrementarse la participación femenina: de 46.4 a49.2 en el uso de computadora; y de 45.4 a 49.4 por ciento, en lautilización de la red. “Ellas son quienes más usan el teléfonomóvil”.

Al respecto, Ana Buquet, directora del Centro de Investigacionesy Estudios de Género (CIEG), sostuvo que las mujeres deben serparte de la innovación para contribuir a cambiar su condición degénero. “Si participan en el desarrollo tecnológico pensaránen aspectos que ellos no consideran; por ejemplo, una aplicaciónsobre la menstruación o un cinturón de seguridad de coche que noaplaste los senos o sea adecuado para una embarazada. Si somosparte de innovar, podremos crear a favor de nosotras”.

No obstante, los avances para el sector femenino creandesigualdades, no sólo para las mujeres, sino para todas laspersonas feminizadas, aquéllas que no cumplen la imagen de lomasculino, como los hombres homosexuales o los transgénero,resaltó.

Patricia Castañeda Salgado, del Centro de InvestigacionesInterdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), indicó quelos estereotipos de género son un tipo de violencia. En general setrata de “una imagen fija y al mismo tiempo prefijada; es unamanipulación de la realidad que genera una idea que no secuestiona”.

Es un ideal aspiracional que, en el caso de ellas, consiste enser delgadas, de cabellos largos y de preferencia blancas o rubias.“Eso conduce a que, en ocasiones, las personas que no responden aese modelo sean violentadas o se violenten a sí mismas”.

Cada sociedad tiene su ideal de belleza. La mexicana, encontextos fundamentalmente urbanos, sigue el modelo global impuestopor las grandes empresas, que dictan la forma de vestir, estilo devida y apariencia. Las personas que se inscriben en la diversidadsexual responden a otro conjunto de contravenciones a la norma;ahí también se generan estereotipos.

Además, resaltó, los modelos de belleza cambian con el tiempo.Por ejemplo, en las sociedades de principios del siglo XXconsistía en ser robustas, y antes, en el XIX, en ser pálidas.“Hoy tenemos un conjunto de contradicciones: se impone el cuerpofemenino delgado, pero voluptuoso”.

Hay mujeres conscientes de la arbitrariedad de esa “norma”sin fundamentos sociales y se resisten a los errores del modelo;esa rebeldía depende de la condición de clase, etnia, edad, niveleducativo, postura política, formación religiosa y todo lo quenos constituye como sujetos, finalizó la académica delCEIICH.

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