Ciudad de México.- Luego de haber emprendido una lucha constante en defensa de sus costumbres, tradiciones y cultura, principalmente en lo que hace a sus lugares sagrados, la comunidad indígena Otomí de San Francisco Xochicuautla, en el municipio mexiquense de Lerma, logró revertir los daños causados con la construcción de la autopista Toluca-Naucalpan, proyecto que se realiza muy cerca de su lugar de residencia.
Las familias indígenas de la zona dieron a conocer que durante más de 10 años han defendido su bosque sagrado ante los intentos ecocidas de las autoridades estatales y la empresa constructora, siendo víctimas de violaciones a sus derechos humanos.
Los representantes de la comunidad Otomí de San Francisco Xochicuautla informaron que ante la embestida del gobierno y los intereses de quienes construyen dicha autopista, no tuvieron otra alternativa más que integrar un equipo multidisciplinario de expertos, con el objetivo de crear una propuesta alternativa.
Esto les permitió mantener un vínculo con su bosque y las rutas de peregrinación a los lugares sagrados. Después de complicadas negociaciones con el gobierno del Estado de México y la empresa se logró que se aceptara la propuesta alternativa.
El represente del Consejo supremo Indígena de la mencionada comunidad, Jaime Vargas González, manifestó que la postura de las autoridades siempre se mantuvo de manera intransigente, a pesar de los cuatro amparos que ordenaban cesar los trabajos de construcción, los cuales iban directamente en detrimento del bosque otomí, considerado por la comunidad indígena como área natural protegida con categoría de santuario del agua.
Además del ecocidio, denunciaron daños paralelos por la construcción del proyecto carretero, tales como afectaciones a niños indígenas en las vías respiratorias por el uso de explosivos.
Indicaron que las obras arrancaron en 2007, perjudicando a los habitantes de la zona en un tramo de alrededor de siete kilómetros, de los 29 que tendrá esa carretera.
