/ sábado 28 de noviembre de 2020

Alarma el número de mujeres presas por el narco

Un informe de WOLA señala que en México son 11 mil 680 mujeres las encarceladas por tráfico de droga y la mayoría aún no son sentenciadas

La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés) advirtió de un incremento en el número de mujeres encarceladas por tráfico de drogas en México y en América Latina.

En su informe Mujeres encarceladas por delitos relacionados con drogas en América Latina: Lo que los números evidencian, la organización señala que en México, entre el año 2000 y 2020 se registró un aumento de 71.4 por ciento de las mujeres encarceladas.

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“En México, en 2000 había seis mil 813 mujeres encarceladas, en 2018 la cifra se disparó a 10 mil 591 y 11 mil 680 este año”, precisa el reporte.

Estado de México, Puebla, Baja California, Ciudad de México, Veracruz y Jalisco son las entidades con mayor número de mujeres presas por delitos relacionados con drogas.

Los penales de Santiaguito, Tenango del Sur y Nezahualcóyotl, en el Estado de México y el reclusorio femenil de Santa Martha Acatitla, en la Ciudad de México, reportan el mayor número de mujeres encarceladas.

WOLA sostiene que la mayoría de las mujeres involucradas en el tráfico de drogas son prescindibles y fácilmente reemplazadas, por lo que su encarcelamiento no tiene impacto alguno sobre los mercados de drogas ni en el narcotráfico.

El documento señala que en Latinoamérica se encarcela a un número alarmante de mujeres por delitos de “poca monta” relacionados con la droga.

“Ellas cumplen primordialmente funciones menores pero de alto riesgo, y son fácilmente reemplazadas, mientras que quienes controlan esas redes criminales rara vez terminan tras las rejas. Sin embargo, las consecuencias del encarcelamiento para estas mujeres, sus familias y sus comunidades, pueden ser devastadoras”, dice el informe.

Son usadas por los cárteles para tareas de alto riesgo / Mauricio Huizar | El Sol de México

Un ejemplo de las repercusiones es que 87 por ciento de estas mujeres tiene a su cuidado personas mayores o sus hijos, 62 por ciento no tiene antecedentes penales, mientras que 24 por ciento de ellas son madres solteras.

WOLA dice que “el porcentaje de mujeres encarceladas por tales delitos es casi siempre más alto que el correspondiente a los hombres”. Su detención también trae consecuencias por razones de género debido a que experimentan un estigma mayor que los hombres por haber terminado encarceladas. No solamente son consideradas como “criminales”, sino también como “malas mujeres” o “malas madres” porque no cumplieron el “papel” que la sociedad les asignó, señala.

Otro de los problemas que se encontró durante la investigación es la falta de sentencias. En Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay y Uruguay, más de la mitad de las mujeres encarceladas no habían sido sentenciadas, y muchas de ellas permanecen durante varios años en situación de detención preventiva, advierte el informe.

“En términos meramente numéricos, en los países de América Latina hay más hombres que mujeres encarcelados por delitos relacionados con drogas”, dice.

Las investigaciones realizadas arrojan datos preocupantes en la tasa de incremento de la población de mujeres en prisión, lo cual indica que, “a menos que los gobiernos cambien sus enfoques para lidiar con el consumo y el tráfico de drogas, el problema del encarcelamiento de mujeres en América Latina sólo empeorará”.

WOLA llamó a los gobiernos latinoamericanos a adoptar recomendaciones para desarrollar e implementar políticas referidas a drogas y prisión con enfoque de género, basadas en criterios de derechos humanos y salud pública.

“Los países deben avanzar hacia la descriminalización (eliminar las sanciones penales para la tenencia de drogas), y crear mercados legalmente regulados, empezando con el cannabis y otras sustancias menos peligrosas, a fin de sacar al crimen organizado —y la violencia y corrupción que éste genera— de la industria de las drogas”, recomienda.

Además, sugiere adoptar políticas que tomen en cuenta las interseccionalidades y vulnerabilidades múltiples de mujeres en situaciones de pobreza o extrema pobreza; personas LGBTI+, afrodescendientes, extranjeras, o indígenas; y mujeres embarazadas y/o con niños.

"Como nos recuerdan las integrantes del Consejo Nacional de Mujeres y Niñas Encarceladas y Anteriormente Encarceladas de Estados Unidos, es hora de eliminar el encarcelamiento de mujeres y niñas", dice el informe.

La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés) advirtió de un incremento en el número de mujeres encarceladas por tráfico de drogas en México y en América Latina.

En su informe Mujeres encarceladas por delitos relacionados con drogas en América Latina: Lo que los números evidencian, la organización señala que en México, entre el año 2000 y 2020 se registró un aumento de 71.4 por ciento de las mujeres encarceladas.

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“En México, en 2000 había seis mil 813 mujeres encarceladas, en 2018 la cifra se disparó a 10 mil 591 y 11 mil 680 este año”, precisa el reporte.

Estado de México, Puebla, Baja California, Ciudad de México, Veracruz y Jalisco son las entidades con mayor número de mujeres presas por delitos relacionados con drogas.

Los penales de Santiaguito, Tenango del Sur y Nezahualcóyotl, en el Estado de México y el reclusorio femenil de Santa Martha Acatitla, en la Ciudad de México, reportan el mayor número de mujeres encarceladas.

WOLA sostiene que la mayoría de las mujeres involucradas en el tráfico de drogas son prescindibles y fácilmente reemplazadas, por lo que su encarcelamiento no tiene impacto alguno sobre los mercados de drogas ni en el narcotráfico.

El documento señala que en Latinoamérica se encarcela a un número alarmante de mujeres por delitos de “poca monta” relacionados con la droga.

“Ellas cumplen primordialmente funciones menores pero de alto riesgo, y son fácilmente reemplazadas, mientras que quienes controlan esas redes criminales rara vez terminan tras las rejas. Sin embargo, las consecuencias del encarcelamiento para estas mujeres, sus familias y sus comunidades, pueden ser devastadoras”, dice el informe.

Son usadas por los cárteles para tareas de alto riesgo / Mauricio Huizar | El Sol de México

Un ejemplo de las repercusiones es que 87 por ciento de estas mujeres tiene a su cuidado personas mayores o sus hijos, 62 por ciento no tiene antecedentes penales, mientras que 24 por ciento de ellas son madres solteras.

WOLA dice que “el porcentaje de mujeres encarceladas por tales delitos es casi siempre más alto que el correspondiente a los hombres”. Su detención también trae consecuencias por razones de género debido a que experimentan un estigma mayor que los hombres por haber terminado encarceladas. No solamente son consideradas como “criminales”, sino también como “malas mujeres” o “malas madres” porque no cumplieron el “papel” que la sociedad les asignó, señala.

Otro de los problemas que se encontró durante la investigación es la falta de sentencias. En Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay y Uruguay, más de la mitad de las mujeres encarceladas no habían sido sentenciadas, y muchas de ellas permanecen durante varios años en situación de detención preventiva, advierte el informe.

“En términos meramente numéricos, en los países de América Latina hay más hombres que mujeres encarcelados por delitos relacionados con drogas”, dice.

Las investigaciones realizadas arrojan datos preocupantes en la tasa de incremento de la población de mujeres en prisión, lo cual indica que, “a menos que los gobiernos cambien sus enfoques para lidiar con el consumo y el tráfico de drogas, el problema del encarcelamiento de mujeres en América Latina sólo empeorará”.

WOLA llamó a los gobiernos latinoamericanos a adoptar recomendaciones para desarrollar e implementar políticas referidas a drogas y prisión con enfoque de género, basadas en criterios de derechos humanos y salud pública.

“Los países deben avanzar hacia la descriminalización (eliminar las sanciones penales para la tenencia de drogas), y crear mercados legalmente regulados, empezando con el cannabis y otras sustancias menos peligrosas, a fin de sacar al crimen organizado —y la violencia y corrupción que éste genera— de la industria de las drogas”, recomienda.

Además, sugiere adoptar políticas que tomen en cuenta las interseccionalidades y vulnerabilidades múltiples de mujeres en situaciones de pobreza o extrema pobreza; personas LGBTI+, afrodescendientes, extranjeras, o indígenas; y mujeres embarazadas y/o con niños.

"Como nos recuerdan las integrantes del Consejo Nacional de Mujeres y Niñas Encarceladas y Anteriormente Encarceladas de Estados Unidos, es hora de eliminar el encarcelamiento de mujeres y niñas", dice el informe.