/ miércoles 21 de octubre de 2020

El peligro del hambre amenaza a las familias

Empiezan a sufrir para cubrir sus necesidades de alimentación

Ciudad de México.- Uno de los efectos más devastadores que ha tenido la pandemia es la pérdida de empleos formales e informales, lo que ha impactado severamente el ingreso de las familias, el cual ya empiezan a sufrir dificultades para cubrir las necesidades de alimentación.

En la actualidad la gente compra lo que le alcanza para comer; se estima que la reducción del gasto familiar en alimentos se ha reducido hasta un 25% entre 2019 y lo que va del 2020, indicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).

Para enfrentar esta situación, la mayoría de las familias han tenido que reorientar su gasto a la compra de los 33 productos de consumo esencial, agrego.

“Cuando hablamos de alimentos esenciales, no nos referimos a una alimentación básica ideal o adecuada que aporte todos los nutrientes necesarios, sino a la mínima indispensable para irla llevando”, explicó Rivera.

Las familias enfrentan severas dificultades para mantener el abasto de estos productos “esenciales” o “hiperesenciales”, por lo que han tenido que recurrir a una serie de argucias, para llevar los alimentos a su mesa, aunque sea, cada vez en menor cantidad y calidad.

“Ya sea porque no les alcanza o porque han encarecido su precio, las familias sacrifican el consumo definitivamente o lo posponen hasta que el precio se normalice”, indicó.

Una de las alternativas que la población ha encontrado para enfrentar la crisis y el encarecimiento es reducir la calidad de productos de consumo esencial; por ejemplo, la proteína que aporta la carne de res, de pollo o de cerdo ha sido sustituida por atún y sardina, comentó.

“Hoy en día la sardina también se disparó, por lo que la gente se ha refugiado en el atún y el huevo”, indicó Rivera al comentar que el problema empeora cuando aumenta el precio de más de dos de estos productos, como ya ha ocurrido en el caso del huevo.

Otro ejemplo muy constante es que las familias han empezado a sacrificar la alimentación de alguno de sus integrantes, dando prioridad a los niños, jóvenes y proveedores del hogar, por lo que la reducción de alimentos recae principalmente en los adultos mayores y en las madres de familia, comentó Cuauhtémoc Rivera.

“Esto es desgarrador, pero los adultos mayores son los primeros que se están sacrificando pese a que siguen aportando al gasto del hogar. En un segundo término se sacrifican las madres de familia, quienes tratan de cuidar la alimentación de sus hijos”, señaló.

“Si son cinco integrantes de la familia, se sirven 4 huevos, pero para hacerlos alcanzar agregan mucho jitomate, cebolla o frijoles”, señaló.

Ignacio Huitzil | La Prensa

En cuanto al consumo de alimentos frescos, el líder de ANPEC indicó que también están pasando una situación difícil, debido a los altibajos que registra la producción agrícola del país, ya sea por el periodo prolongado de sequía, torrenciales intensos, heladas que ya están llegando, por la crisis sanitaria y por la inseguridad que persiste en las carreteras.

“Todos estos factores provocan en el mercado de alimentos frescos alzas constantes y que la calidad del producto sea cada vez menor, por lo que la población está pagando alimentos frescos caros de no buena calidad, como lo que pasa con el jitomate, cebolla, limón, frijol, aguacate, habas, azúcar, chocolate y café, entre otros”, indicó.

“Esto hace que para muchos hogares ya sea un lujo llevar a la mesa productos como azúcar, frutas e incluso algunas verduras”, señaló el líder de APEC al considerar que todavía las familias no han llegado a una situación de hambre, “pero sí están mal comiendo ni cubre el óptimo de consumo esencial, ya no se diga una dieta balanceada”, apuntó.

Cuauhtémoc Rivera indicó que el consumo de cárnicos y embutidos ha pasado a ser exclusivo de familias con ingresos medios y altos. “El jamón, la carne de res, así como el pollo (pechuga, pierna y muslo) se han dejado de consumir, se ha reducido la cantidad de compra o la gente va bajando la calidad a otros productos cárnicos que son de menor gusto y de menor costo, como el retazo o las menudencias, porque no les alcanza para más”, indicó.

Las compras de grandes despensas semanales o quincenales, incluso hasta mensuales, ya son impensables porque no hay recursos para eso, indicó Cuauhtémoc Rivera al señalar que el consumo familiar también ha transitado hacia la compra inmediata de alimentos; es decir, “se compra lo que se va a comer ese mismo día”.

“La gente llega a la tienda del barrio y pide 6 huevos, un pan de paquete, un litro de aceite, un litro de leche y ya. La gente está comprando lo que come y lo que puede”, subrayó al estimar que la reducción del gasto familiar en alimentos se ha reducido hasta un 25% entre 2019 y lo que va del 2020.

Indicó que esta situación ha impactado también las ventas de los pequeños negocios y las tienditas de barrio, que en promedio registran un 25% menos de compra.

“La población no está gastando ahorita en otra cosa que no sea alimentación y pago de servicios básicos, como: luz, gas, agua e Internet, servicios que se han vuelto indispensables para sobrellevar la pandemia y el confinamiento social”, puntualizó al precisar que prácticamente el teléfono fijo residencial ha muerto.

LAS CIFRAS DEL INEGI

De acuerdo con cifras del INEGI, el 47% de los 34.7 millones de hogares que hay en todo el país experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias, por falta de dinero o recursos en los últimos tres meses.

La Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH) 2018, dada a conocer la semana pasada por el INEGI revela que 10.3 millones de hogares enfrentan alguna dificultad para satisfacer necesidades alimentarias de los menores.

El estudio advierte que del gasto corriente monetario mensual de los hogares, el 35% se destina al rubro de alimentación, bebidas y tabaco, siendo el principal rubro de gasto.

David Deolarte | La Prensa

Los resultados de la ENIGH 2018 estiman que del total de los hogares en el país (34.7 millones), 47% (16.2 millones) experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias por falta de dinero o recursos en los últimos tres meses.

Del total de los hogares en el país, 41% experimentó preocupación de que la comida se acabara; 32% considera que no tuvo una alimentación sana y variada; 32% reportó una alimentación de adultos basada en muy poca variedad de alimentos; 23% de los adultos comieron menos de lo que se piensa debían comer; en 14% de los adultos dejaron de realizar alguna comida del día y 12% de los hogares se quedaron sin comida.

Un dato relevante es que en 11 entidades federativas el porcentaje de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias por falta de dinero o recursos es mayor al 50 por ciento.

Las entidades federativas del sureste del país son las que presentan mayores proporciones de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias. Guerrero, y Tabasco con 73% encabezan esta lista, seguidas por Oaxaca con 67%, Chiapas 66% y Veracruz 63 por ciento.

En contraparte, Baja California con 31%, Ciudad de México 32%, Nuevo León 33%, Querétaro 34% y Aguascalientes 35%, son las entidades federativas del país con las menores proporciones de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias.

De los 16.2 millones de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias, en el 32% de los hogares un adulto sintió hambre, pero no comió; en 23% de los hogares algún adulto comió una vez al día o dejó de comer todo un día, y 7% tuvieron que hacer algo que hubieran preferido no hacer para conseguir comida.

La estructura del gasto reportada por la ENIGH 2018, muestra que el gasto corriente monetario mensual de los hogares se estima en 10 638 pesos, de esta cantidad, 35% se destina al rubro de alimentos, bebidas y tabaco, siendo el principal rubro de gasto de los hogares; 20% en transporte, adquisición, mantenimiento, accesorios y servicios para vehículos y comunicaciones; 12% corresponde a educación y esparcimiento; 10% se asocia con la vivienda (alquileres, pago de servicios: energía eléctrica, combustibles).

Dentro del rubro de gasto en alimentos, bebidas y tabaco, el mayor porcentaje se destina a alimentos y bebidas consumidos dentro del hogar, con el 77% del total de gasto en este rubro, siendo las carnes el mayor gasto de lo consumido dentro del hogar con 23%, seguido por los cereales 18%; las verduras, legumbres, leguminosas y semillas 12%; leche y sus derivados 10%, y las bebidas alcohólicas y no alcohólicas nueve por ciento.

Estos datos, los dio a conocer el INEGI en el marco del Día Mundial de la Alimentación se conmemora cada 16 de octubre desde 1979, es promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el objetivo de disminuir el hambre en el mundo, fomentar el sentido de solidaridad nacional e internacional en la lucha contra el hambre, la malnutrición y la pobreza.

Este propósito también se busca en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con el objetivo: Hambre Cero, que tiene, entre otras metas, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente.

Ignacio Huitzil

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Ciudad de México.- Uno de los efectos más devastadores que ha tenido la pandemia es la pérdida de empleos formales e informales, lo que ha impactado severamente el ingreso de las familias, el cual ya empiezan a sufrir dificultades para cubrir las necesidades de alimentación.

En la actualidad la gente compra lo que le alcanza para comer; se estima que la reducción del gasto familiar en alimentos se ha reducido hasta un 25% entre 2019 y lo que va del 2020, indicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).

Para enfrentar esta situación, la mayoría de las familias han tenido que reorientar su gasto a la compra de los 33 productos de consumo esencial, agrego.

“Cuando hablamos de alimentos esenciales, no nos referimos a una alimentación básica ideal o adecuada que aporte todos los nutrientes necesarios, sino a la mínima indispensable para irla llevando”, explicó Rivera.

Las familias enfrentan severas dificultades para mantener el abasto de estos productos “esenciales” o “hiperesenciales”, por lo que han tenido que recurrir a una serie de argucias, para llevar los alimentos a su mesa, aunque sea, cada vez en menor cantidad y calidad.

“Ya sea porque no les alcanza o porque han encarecido su precio, las familias sacrifican el consumo definitivamente o lo posponen hasta que el precio se normalice”, indicó.

Una de las alternativas que la población ha encontrado para enfrentar la crisis y el encarecimiento es reducir la calidad de productos de consumo esencial; por ejemplo, la proteína que aporta la carne de res, de pollo o de cerdo ha sido sustituida por atún y sardina, comentó.

“Hoy en día la sardina también se disparó, por lo que la gente se ha refugiado en el atún y el huevo”, indicó Rivera al comentar que el problema empeora cuando aumenta el precio de más de dos de estos productos, como ya ha ocurrido en el caso del huevo.

Otro ejemplo muy constante es que las familias han empezado a sacrificar la alimentación de alguno de sus integrantes, dando prioridad a los niños, jóvenes y proveedores del hogar, por lo que la reducción de alimentos recae principalmente en los adultos mayores y en las madres de familia, comentó Cuauhtémoc Rivera.

“Esto es desgarrador, pero los adultos mayores son los primeros que se están sacrificando pese a que siguen aportando al gasto del hogar. En un segundo término se sacrifican las madres de familia, quienes tratan de cuidar la alimentación de sus hijos”, señaló.

“Si son cinco integrantes de la familia, se sirven 4 huevos, pero para hacerlos alcanzar agregan mucho jitomate, cebolla o frijoles”, señaló.

Ignacio Huitzil | La Prensa

En cuanto al consumo de alimentos frescos, el líder de ANPEC indicó que también están pasando una situación difícil, debido a los altibajos que registra la producción agrícola del país, ya sea por el periodo prolongado de sequía, torrenciales intensos, heladas que ya están llegando, por la crisis sanitaria y por la inseguridad que persiste en las carreteras.

“Todos estos factores provocan en el mercado de alimentos frescos alzas constantes y que la calidad del producto sea cada vez menor, por lo que la población está pagando alimentos frescos caros de no buena calidad, como lo que pasa con el jitomate, cebolla, limón, frijol, aguacate, habas, azúcar, chocolate y café, entre otros”, indicó.

“Esto hace que para muchos hogares ya sea un lujo llevar a la mesa productos como azúcar, frutas e incluso algunas verduras”, señaló el líder de APEC al considerar que todavía las familias no han llegado a una situación de hambre, “pero sí están mal comiendo ni cubre el óptimo de consumo esencial, ya no se diga una dieta balanceada”, apuntó.

Cuauhtémoc Rivera indicó que el consumo de cárnicos y embutidos ha pasado a ser exclusivo de familias con ingresos medios y altos. “El jamón, la carne de res, así como el pollo (pechuga, pierna y muslo) se han dejado de consumir, se ha reducido la cantidad de compra o la gente va bajando la calidad a otros productos cárnicos que son de menor gusto y de menor costo, como el retazo o las menudencias, porque no les alcanza para más”, indicó.

Las compras de grandes despensas semanales o quincenales, incluso hasta mensuales, ya son impensables porque no hay recursos para eso, indicó Cuauhtémoc Rivera al señalar que el consumo familiar también ha transitado hacia la compra inmediata de alimentos; es decir, “se compra lo que se va a comer ese mismo día”.

“La gente llega a la tienda del barrio y pide 6 huevos, un pan de paquete, un litro de aceite, un litro de leche y ya. La gente está comprando lo que come y lo que puede”, subrayó al estimar que la reducción del gasto familiar en alimentos se ha reducido hasta un 25% entre 2019 y lo que va del 2020.

Indicó que esta situación ha impactado también las ventas de los pequeños negocios y las tienditas de barrio, que en promedio registran un 25% menos de compra.

“La población no está gastando ahorita en otra cosa que no sea alimentación y pago de servicios básicos, como: luz, gas, agua e Internet, servicios que se han vuelto indispensables para sobrellevar la pandemia y el confinamiento social”, puntualizó al precisar que prácticamente el teléfono fijo residencial ha muerto.

LAS CIFRAS DEL INEGI

De acuerdo con cifras del INEGI, el 47% de los 34.7 millones de hogares que hay en todo el país experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias, por falta de dinero o recursos en los últimos tres meses.

La Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH) 2018, dada a conocer la semana pasada por el INEGI revela que 10.3 millones de hogares enfrentan alguna dificultad para satisfacer necesidades alimentarias de los menores.

El estudio advierte que del gasto corriente monetario mensual de los hogares, el 35% se destina al rubro de alimentación, bebidas y tabaco, siendo el principal rubro de gasto.

David Deolarte | La Prensa

Los resultados de la ENIGH 2018 estiman que del total de los hogares en el país (34.7 millones), 47% (16.2 millones) experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias por falta de dinero o recursos en los últimos tres meses.

Del total de los hogares en el país, 41% experimentó preocupación de que la comida se acabara; 32% considera que no tuvo una alimentación sana y variada; 32% reportó una alimentación de adultos basada en muy poca variedad de alimentos; 23% de los adultos comieron menos de lo que se piensa debían comer; en 14% de los adultos dejaron de realizar alguna comida del día y 12% de los hogares se quedaron sin comida.

Un dato relevante es que en 11 entidades federativas el porcentaje de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias por falta de dinero o recursos es mayor al 50 por ciento.

Las entidades federativas del sureste del país son las que presentan mayores proporciones de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias. Guerrero, y Tabasco con 73% encabezan esta lista, seguidas por Oaxaca con 67%, Chiapas 66% y Veracruz 63 por ciento.

En contraparte, Baja California con 31%, Ciudad de México 32%, Nuevo León 33%, Querétaro 34% y Aguascalientes 35%, son las entidades federativas del país con las menores proporciones de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias.

De los 16.2 millones de hogares que experimentaron alguna dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias, en el 32% de los hogares un adulto sintió hambre, pero no comió; en 23% de los hogares algún adulto comió una vez al día o dejó de comer todo un día, y 7% tuvieron que hacer algo que hubieran preferido no hacer para conseguir comida.

La estructura del gasto reportada por la ENIGH 2018, muestra que el gasto corriente monetario mensual de los hogares se estima en 10 638 pesos, de esta cantidad, 35% se destina al rubro de alimentos, bebidas y tabaco, siendo el principal rubro de gasto de los hogares; 20% en transporte, adquisición, mantenimiento, accesorios y servicios para vehículos y comunicaciones; 12% corresponde a educación y esparcimiento; 10% se asocia con la vivienda (alquileres, pago de servicios: energía eléctrica, combustibles).

Dentro del rubro de gasto en alimentos, bebidas y tabaco, el mayor porcentaje se destina a alimentos y bebidas consumidos dentro del hogar, con el 77% del total de gasto en este rubro, siendo las carnes el mayor gasto de lo consumido dentro del hogar con 23%, seguido por los cereales 18%; las verduras, legumbres, leguminosas y semillas 12%; leche y sus derivados 10%, y las bebidas alcohólicas y no alcohólicas nueve por ciento.

Estos datos, los dio a conocer el INEGI en el marco del Día Mundial de la Alimentación se conmemora cada 16 de octubre desde 1979, es promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el objetivo de disminuir el hambre en el mundo, fomentar el sentido de solidaridad nacional e internacional en la lucha contra el hambre, la malnutrición y la pobreza.

Este propósito también se busca en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con el objetivo: Hambre Cero, que tiene, entre otras metas, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente.

Ignacio Huitzil

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