/ domingo 25 de octubre de 2020

El Papa Francisco nombra Cardenal al obispo mexicano Felipe Arizmendi

Es reconocido como un luchador de las causas indígenas: CEM y CCM

El papa Francisco eligió al obispo emérito mexicano Felipe Arizmendi Esquivel para integrarlo en el colegio de cardenales de la Iglesia católica.

Durante el Ángelus dominical, el pontífice argentino anunció un Consistorio para la creación de trece nuevos cardenales el próximo 28 de noviembre. Con esta designación, México suma 7 cardenales.

Tres cardenales electores con oportunidad de voto en un probable Cónclave (Carlos Aguiar Retes, Norberto Rivera Carrera y Francisco Robles Ortega) y cuatro cardenales no electores (Javier Lozano Barragán, Juan Sandoval Íñiguez, Alberto Suárez Inda y el propio Arizmendi Esquivel).

En tanto, el Centro Católico Multimedial comentó que Felipe Arizmendi Esquivel se convierte en un cardenal sui generis a los que ha acostumbrado el Papa Francisco. Y elimina esas tradiciones de capelos a las iglesias preponderantes, voltear a las periferias es poner los ojos sobre comunidades católicas que jamás se hubieran imaginado.

La Conferencia del Episcopado Mexicano en voz de su presidente y secretario general, Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey y Alfonso G. Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey, respectivamente externó su alegría porEl anuncio del Santo Padre Francisco, “de la creación cardenalicia de nuestro hermano Mons.

Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo Emérito de San Cristóbal de lasCasas, quien recibirá el birrete cardenalicio, en el próximo consistorio del 28 de noviembre del presente año, en Roma”.

La designación del obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, al cardenalato es un profundo símbolo que abona a vivir nuevos gestos de acercamiento y diálogo en estos momentos de polarización que vive México, indicó el CCM.

En su editorial, el organismo católico resaltó que para la Iglesia católica, imponer el birrete cardenalicio implica una especialísima deferencia del pontífice a un obispo destacado por sus calidades, sapiencia o labor pastoral.

Entrar en esa corte especial del Papa adquiere tal relevancia imprimiendo una dinámica que lleva el reconocimiento además de pastorales específicas en momentos concretos de la historia de la Iglesia.

Felipe Arizmendi Esquivel se convierte en un cardenal sui generis a los que ha acostumbrado el Papa Francisco.

Para México, tres son los casos específicos. Morelia, con el cardenal Alberto Suárez Inda; Xalapa con el desaparecido cardenal Sergio Obeso Rivera y recientemente, Felipe Arizmendi Esquivel. Arizmendi lo ha escrito en sus acostumbradas reflexiones semanales.

Él mismo inició esta especie de conversión pastoral para fortalecer la “opción indígena” que tuvo especial relieve con don Samuel Ruiz García.

Las claves de este nombramiento al cardenalato tienen mucho en la visita papal de 2016 y, sin lugar a duda, en hechos recientes que pueden arrojar más luces sobre la novedosa designación. Quizá una de las respuestas de esas peticiones de perdón a los pueblos indígenas por el Gobierno de México, esté en el nuevo cardenal.

Francisco pidió perdón en su visita a Chiapas: ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”.

Sin embargo, es necesario destacar que Felipe Arizmendi Esquivel ya no puede ser Papa.No puede participar en un cónclave para elegir o ser votado. Prácticamente, Francisco ha hecho una deferencia a la persona de Arizmendi Esquivel; un homenaje a sus predecesores, tal como sucedió con el cardenalato concedido a Gregorio Rosa Chávez, auxiliar de San Salvador e impulsor de la causa de canonización del arzobispo mártir Óscar Romero, y un urgente llamado a reconocer los valores y tesoro de los pueblos y comunidades indígenas de México y Latinoamérica, imponiéndoles a vivir en el descarte y las periferias, venciendo las polarizaciones causadas por estériles exigencias a pedir perdón en una especie de revancha política.

El Centro Católico se une a la alegría de la Iglesia de México por la designación del nuevo cardenal Felipe Arizmendi Esquivel a quien desea un fecundo ministerio en esta nueva etapa de su sacerdocio. Felicidades.El obispo mexicano Felipe Arizmendi, de 80 años, es originario de Chiltepec, Estado de México, fue ordenado sacerdote para la diócesis de Toluca y luego consagrado obispo para Tapachula en 1991 por el entonces nuncio apostólico Girolamo Prigione.

Posteriormente fue trasladado a la diócesis de San Cristóbal de las casas en el año 2000 para suceder al legendario obispo Samuel Ruiz García quien pastoreó la diócesis durante cuarenta años.

Durante 17 años Arizmendi continuó el trabajo pastoral junto a las comunidades indígenas de Chiapas pero en permanente sintonía con las instituciones eclesiásticas nacionales y de la Santa Sede.

Otro de los largos trabajos realizados por Arizmendi fue la redignificación de la celebración litúrgica católica en lenguas indígenas.

En 2009, la Santa Sede autorizó a la Iglesia mexicana el uso de la lengua náhuatl en las celebraciones litúrgicas en las regiones del país donde se habla este idioma; un largo proceso acompañado por el obispo Arizmendi principalmente en la traducción del ordinario de la Misa, la Biblia, el misal y los leccionarios.


El papa Francisco eligió al obispo emérito mexicano Felipe Arizmendi Esquivel para integrarlo en el colegio de cardenales de la Iglesia católica.

Durante el Ángelus dominical, el pontífice argentino anunció un Consistorio para la creación de trece nuevos cardenales el próximo 28 de noviembre. Con esta designación, México suma 7 cardenales.

Tres cardenales electores con oportunidad de voto en un probable Cónclave (Carlos Aguiar Retes, Norberto Rivera Carrera y Francisco Robles Ortega) y cuatro cardenales no electores (Javier Lozano Barragán, Juan Sandoval Íñiguez, Alberto Suárez Inda y el propio Arizmendi Esquivel).

En tanto, el Centro Católico Multimedial comentó que Felipe Arizmendi Esquivel se convierte en un cardenal sui generis a los que ha acostumbrado el Papa Francisco. Y elimina esas tradiciones de capelos a las iglesias preponderantes, voltear a las periferias es poner los ojos sobre comunidades católicas que jamás se hubieran imaginado.

La Conferencia del Episcopado Mexicano en voz de su presidente y secretario general, Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey y Alfonso G. Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey, respectivamente externó su alegría porEl anuncio del Santo Padre Francisco, “de la creación cardenalicia de nuestro hermano Mons.

Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo Emérito de San Cristóbal de lasCasas, quien recibirá el birrete cardenalicio, en el próximo consistorio del 28 de noviembre del presente año, en Roma”.

La designación del obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, al cardenalato es un profundo símbolo que abona a vivir nuevos gestos de acercamiento y diálogo en estos momentos de polarización que vive México, indicó el CCM.

En su editorial, el organismo católico resaltó que para la Iglesia católica, imponer el birrete cardenalicio implica una especialísima deferencia del pontífice a un obispo destacado por sus calidades, sapiencia o labor pastoral.

Entrar en esa corte especial del Papa adquiere tal relevancia imprimiendo una dinámica que lleva el reconocimiento además de pastorales específicas en momentos concretos de la historia de la Iglesia.

Felipe Arizmendi Esquivel se convierte en un cardenal sui generis a los que ha acostumbrado el Papa Francisco.

Para México, tres son los casos específicos. Morelia, con el cardenal Alberto Suárez Inda; Xalapa con el desaparecido cardenal Sergio Obeso Rivera y recientemente, Felipe Arizmendi Esquivel. Arizmendi lo ha escrito en sus acostumbradas reflexiones semanales.

Él mismo inició esta especie de conversión pastoral para fortalecer la “opción indígena” que tuvo especial relieve con don Samuel Ruiz García.

Las claves de este nombramiento al cardenalato tienen mucho en la visita papal de 2016 y, sin lugar a duda, en hechos recientes que pueden arrojar más luces sobre la novedosa designación. Quizá una de las respuestas de esas peticiones de perdón a los pueblos indígenas por el Gobierno de México, esté en el nuevo cardenal.

Francisco pidió perdón en su visita a Chiapas: ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”.

Sin embargo, es necesario destacar que Felipe Arizmendi Esquivel ya no puede ser Papa.No puede participar en un cónclave para elegir o ser votado. Prácticamente, Francisco ha hecho una deferencia a la persona de Arizmendi Esquivel; un homenaje a sus predecesores, tal como sucedió con el cardenalato concedido a Gregorio Rosa Chávez, auxiliar de San Salvador e impulsor de la causa de canonización del arzobispo mártir Óscar Romero, y un urgente llamado a reconocer los valores y tesoro de los pueblos y comunidades indígenas de México y Latinoamérica, imponiéndoles a vivir en el descarte y las periferias, venciendo las polarizaciones causadas por estériles exigencias a pedir perdón en una especie de revancha política.

El Centro Católico se une a la alegría de la Iglesia de México por la designación del nuevo cardenal Felipe Arizmendi Esquivel a quien desea un fecundo ministerio en esta nueva etapa de su sacerdocio. Felicidades.El obispo mexicano Felipe Arizmendi, de 80 años, es originario de Chiltepec, Estado de México, fue ordenado sacerdote para la diócesis de Toluca y luego consagrado obispo para Tapachula en 1991 por el entonces nuncio apostólico Girolamo Prigione.

Posteriormente fue trasladado a la diócesis de San Cristóbal de las casas en el año 2000 para suceder al legendario obispo Samuel Ruiz García quien pastoreó la diócesis durante cuarenta años.

Durante 17 años Arizmendi continuó el trabajo pastoral junto a las comunidades indígenas de Chiapas pero en permanente sintonía con las instituciones eclesiásticas nacionales y de la Santa Sede.

Otro de los largos trabajos realizados por Arizmendi fue la redignificación de la celebración litúrgica católica en lenguas indígenas.

En 2009, la Santa Sede autorizó a la Iglesia mexicana el uso de la lengua náhuatl en las celebraciones litúrgicas en las regiones del país donde se habla este idioma; un largo proceso acompañado por el obispo Arizmendi principalmente en la traducción del ordinario de la Misa, la Biblia, el misal y los leccionarios.


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