/ domingo 8 de septiembre de 2024

Crisis hídrica en México requiere de proyectos estratégicos; llevará varias décadas en revertirse: UAM

Investigador de esta universidad dice que a pesar de que el país tiene una alta cobertura de agua y saneamiento, es decir, hay una llave en casa y drenaje, no siempre se tiene acceso al líquido

Si bien México posee un sistema robusto de gestión de recursos hídricos, teóricamente impecables, la realidad va más allá, porque estructura y gestión, e incluso la voluntad, requieren de una visión, políticas y proyectos estratégicos a largo plazo que aterricen en programas que trasciendan sexenios, aseguró Gabriel Soto Cortés, rector de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Dejó en claro que en caso de decidir revertir la situación que vive México se tendrían resultados hasta pasadas un par de décadas, una vez arrancados los programas y proyectos de inversión en infraestructura hidráulica.

Al participar en el Primer Congreso internacional Ciudades del futuro: desafíos frente a las crisis humanitarias, con la ponencia La ciudad y el futuro del agua, sostuvo que, desafortunadamente, estos temas se vuelven de mayor interés hasta que se generan crisis, “porque no son visibles, no se notan, pues están debajo de la tierra”.

El investigador del Departamento de Recursos de la Tierra recordó que la crisis hídrica no sólo compete a México, sino que es una problemática a nivel mundial derivada de varias cuestiones que tienen que ver con el cambio climático y tampoco es nueva.

Dijo que a pesar de que el país tiene una alta cobertura de agua y saneamiento, es decir, que muchas de las comunidades y poblaciones, incluso las que están alejadas de los centros urbanos, tienen una llave en su casa y drenaje, no siempre tienen disponibilidad del líquido.

Compartió que para entender la manera en que se gestiona el recurso, la nación está dividida en 700 cuencas hidrológicas que pueden reagruparse en 13 secciones hidrológicas administrativas, cuatro de las cuales convergen en el Estado de México.

La entidad, refirió, se encuentra fraccionada en siete zonas y 19 regiones y Lerma está en la zona cinco, denominada Valle de Toluca; ocupa la posición 25 en función de su superficie de 22 mil kilómetros cuadrados, que representa apenas el uno por ciento del territorio nacional, pero en términos de densidad poblacional cuenta con el 13.5% total del país con casi 17 millones de habitantes distribuidos en 125 municipios.

Foto: cortesía

Edomex: solo el 20 por ciento paga el servicio

Destacó que en el Estado de México hay 46 organismos operadores que no garantizan la eficiencia del cobro de cuotas por el servicio, puesto que solamente el 20 por ciento de la población paga, por lo que dejan de ingresar los recursos que deberían estar destinados al mantenimiento del servicio, en términos de accesibilidad y calidad.

Soto Cortés señaló que la entidad tiene 91 áreas protegidas que corresponden al 46 por ciento del territorio, fundamenta[1]les para la recarga de los acuíferos; sin embargo, 12 de las 25 cuencas se encuentran en déficit desde 2022 y destaca que las tres principales presas del Sistema Cutzamala —Valle de Bravo, Villa Victoria y Del Bosque— están a menos de la mitad de su capacidad. Seis acuíferos están sobreexplotados entre el 10 y el 77 por ciento, lo cual significa que se extrae más de lo que se puede recargar de manera natural y llegará un momento en que se agotarán, detectando la crisis más severa en los acuíferos de Texcoco con 77 por ciento, por 42 del Valle de Toluca, que son los que proveen el 40 por ciento del agua potable en la entidad.

Expuso que una de las razones de la sobreexplotación es el compromiso por las cuotas de trasvase; es decir, el líquido que se comparte con otras entidades y localidades, pues tan solo los acuíferos del Cutzamala. Altamirano, Arcelia, Ciudad de México, Tepeji del Río y Valle del Mezquital surten a Guerrero, Hidalgo, Morelos y la capital.

De acuerdo con un reporte de 2017, las 160 estaciones de monitoreo de calidad de las aguas superficiales indica que el 65 por ciento está fuertemente contaminadas, en tanto que 458 estaciones del Valle de México y 44 de la cuenca del Lerma Santiago­Pacífico reportan aguas altamente contaminadas.

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La cobertura en cuanto a servicio de agua potable y sanitarios es superior al 90 por ciento, esto es que en las casas hay drenaje y tuberías, pero la disponibilidad es baja y se aprecia en los municipios más poblados y con mayor desarrollo de actividades económicas, ubicados en las zonas de Toluca, el Valle de México, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan y Tlalnepantla.

Las fugas del vital líquido representan una problemática aunada a otro tema no tan visible, pero difícil de contender, que es el denominado huachicoleo de agua, que es el robo o consumo sin pagar por el servicio, “y aunque no hay una idea de la magnitud del volumen se considera que podría ser hasta del 25 por ciento de la disponibilidad”.

Antes, la embajadora de Sudáfrica en México, Beryl Rose Sisulo, compartió cómo Ciudad del Cabo evitó llegar al llamado Día Cero, aun cuando el principal desafío es la falta de acceso al agua potable segura y a instalaciones de saneamiento, particularmente en la zona rural.

Entre 2015 y 2018 la ciudad soportó sequías llevando a sus 4.6 millones de habitantes a quedarse sin el vital líquido, sin embargo, lo que salvó a la urbe fue una combinación de comunicación pública sostenida y soluciones de ingeniería innovadoras relacionadas con medir con precisión el consumo diario.

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Si bien México posee un sistema robusto de gestión de recursos hídricos, teóricamente impecables, la realidad va más allá, porque estructura y gestión, e incluso la voluntad, requieren de una visión, políticas y proyectos estratégicos a largo plazo que aterricen en programas que trasciendan sexenios, aseguró Gabriel Soto Cortés, rector de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Dejó en claro que en caso de decidir revertir la situación que vive México se tendrían resultados hasta pasadas un par de décadas, una vez arrancados los programas y proyectos de inversión en infraestructura hidráulica.

Al participar en el Primer Congreso internacional Ciudades del futuro: desafíos frente a las crisis humanitarias, con la ponencia La ciudad y el futuro del agua, sostuvo que, desafortunadamente, estos temas se vuelven de mayor interés hasta que se generan crisis, “porque no son visibles, no se notan, pues están debajo de la tierra”.

El investigador del Departamento de Recursos de la Tierra recordó que la crisis hídrica no sólo compete a México, sino que es una problemática a nivel mundial derivada de varias cuestiones que tienen que ver con el cambio climático y tampoco es nueva.

Dijo que a pesar de que el país tiene una alta cobertura de agua y saneamiento, es decir, que muchas de las comunidades y poblaciones, incluso las que están alejadas de los centros urbanos, tienen una llave en su casa y drenaje, no siempre tienen disponibilidad del líquido.

Compartió que para entender la manera en que se gestiona el recurso, la nación está dividida en 700 cuencas hidrológicas que pueden reagruparse en 13 secciones hidrológicas administrativas, cuatro de las cuales convergen en el Estado de México.

La entidad, refirió, se encuentra fraccionada en siete zonas y 19 regiones y Lerma está en la zona cinco, denominada Valle de Toluca; ocupa la posición 25 en función de su superficie de 22 mil kilómetros cuadrados, que representa apenas el uno por ciento del territorio nacional, pero en términos de densidad poblacional cuenta con el 13.5% total del país con casi 17 millones de habitantes distribuidos en 125 municipios.

Foto: cortesía

Edomex: solo el 20 por ciento paga el servicio

Destacó que en el Estado de México hay 46 organismos operadores que no garantizan la eficiencia del cobro de cuotas por el servicio, puesto que solamente el 20 por ciento de la población paga, por lo que dejan de ingresar los recursos que deberían estar destinados al mantenimiento del servicio, en términos de accesibilidad y calidad.

Soto Cortés señaló que la entidad tiene 91 áreas protegidas que corresponden al 46 por ciento del territorio, fundamenta[1]les para la recarga de los acuíferos; sin embargo, 12 de las 25 cuencas se encuentran en déficit desde 2022 y destaca que las tres principales presas del Sistema Cutzamala —Valle de Bravo, Villa Victoria y Del Bosque— están a menos de la mitad de su capacidad. Seis acuíferos están sobreexplotados entre el 10 y el 77 por ciento, lo cual significa que se extrae más de lo que se puede recargar de manera natural y llegará un momento en que se agotarán, detectando la crisis más severa en los acuíferos de Texcoco con 77 por ciento, por 42 del Valle de Toluca, que son los que proveen el 40 por ciento del agua potable en la entidad.

Expuso que una de las razones de la sobreexplotación es el compromiso por las cuotas de trasvase; es decir, el líquido que se comparte con otras entidades y localidades, pues tan solo los acuíferos del Cutzamala. Altamirano, Arcelia, Ciudad de México, Tepeji del Río y Valle del Mezquital surten a Guerrero, Hidalgo, Morelos y la capital.

De acuerdo con un reporte de 2017, las 160 estaciones de monitoreo de calidad de las aguas superficiales indica que el 65 por ciento está fuertemente contaminadas, en tanto que 458 estaciones del Valle de México y 44 de la cuenca del Lerma Santiago­Pacífico reportan aguas altamente contaminadas.

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La cobertura en cuanto a servicio de agua potable y sanitarios es superior al 90 por ciento, esto es que en las casas hay drenaje y tuberías, pero la disponibilidad es baja y se aprecia en los municipios más poblados y con mayor desarrollo de actividades económicas, ubicados en las zonas de Toluca, el Valle de México, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan y Tlalnepantla.

Las fugas del vital líquido representan una problemática aunada a otro tema no tan visible, pero difícil de contender, que es el denominado huachicoleo de agua, que es el robo o consumo sin pagar por el servicio, “y aunque no hay una idea de la magnitud del volumen se considera que podría ser hasta del 25 por ciento de la disponibilidad”.

Antes, la embajadora de Sudáfrica en México, Beryl Rose Sisulo, compartió cómo Ciudad del Cabo evitó llegar al llamado Día Cero, aun cuando el principal desafío es la falta de acceso al agua potable segura y a instalaciones de saneamiento, particularmente en la zona rural.

Entre 2015 y 2018 la ciudad soportó sequías llevando a sus 4.6 millones de habitantes a quedarse sin el vital líquido, sin embargo, lo que salvó a la urbe fue una combinación de comunicación pública sostenida y soluciones de ingeniería innovadoras relacionadas con medir con precisión el consumo diario.

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