Ciudad de México.- Cada dos de febrero en México celebramos el Día de la Candelaria. Las personas católicas acuden a los templos a la bendición del niño Dios ya sea en imagen o en bulto de diferentes tamaños y de las velas. Sin embargo, esta etapa de pandemia, la situación es diferente, ahora pocas personas acuden a la iglesia cercana y muchos otros van a continuar esta tradición religiosa, de manera virtual, a través de las redes sociales.
Es un día que se acostumbra a comer tamales, los compran las personas que le salió el muñeco del Niño Dios en la rosca de reyes que se partió el 6 de enero.
Mónica Martínez, platicó que ella año con año acudía a la Catedral Metropolitana, pero ahora con la pandemia, por ser un adulto mayor, sus hijos le dijeron que no fuera y ella escuchó la misa a través de la página de Facebook de la Arquidiócesis de México, y así puso a su niñito vestido como el Niño de las Palomitas y sus veladoras para la bendición.
La Arquidiócesis de México precisó que la fiesta de la Candelaria, conocida popularmente como ‘día de la Candelaria’ se lleva a cabo cada 2 de febrero y tiene su origen en un pasaje muy importante de la Biblia: la Presentación del Niño Jesús al templo.
Recordó que en este año, será muy diferente a lo acostumbrado, por la pandemia de Covid-19, no podremos ir a los templos a bendecir nuestras velas, ni tampoco las imágenes del Niño Dios, representación del que es la “luz que alumbra a las naciones”, es decir, imágenes de Jesucristo hecho hombre en el seno virginal de María.
En la Revista Desde la Fe sugieren que en casa, en familia, “con quienes estamos viviendo esta larga noche de la pandemia, coloquemos la imagen del Niño Dios con sus ropas con que lo hemos revestido con motivo de la fiesta de la Candelaria”.
Se le llama Fiesta de la Candelaria, porque desde tiempos inmemoriales, la liturgia celebra la presentación de María en el templo el día 2 de febrero; es decir, 40 días después del nacimiento de Jesús. Esta fiesta tuvo inicialmente un carácter penitencial y purificatorio, pues las personas se acercaban al sacramento de la penitencia o hacían procesiones.
El Padre José de Jesús Aguilar recordó que en nuestro pueblo hay una gran devoción al Niño Jesús y en todos los hogares hay una imagen de Él que nos ayuda a vivir el tiempo santo de la Navidad.
El Laico Consagrado del Regnum Christi, secretario ejecutivo de la Dimensión de Bienes Eclesiásticos y Arte Sacro de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Jaime Pérez Guajardo comentó que recuperar el sentido de las fiestas y los elementos con los que las celebramos nos ayuda a conservar las gratas costumbres con su rico contenido inmaterial, la doctrina, la renovación del cariño, así como la identidad personal y comunitaria.
La luz de las velas es este signo que también recordamos en el credo al hablar de la Luz de Luz, es decir Jesucristo es luz procedente del Padre y se recuerda con el signo de la vela, que también se llama candela y por eso la fiesta es de las candelas – candelaria.
El religioso detalló que en México antiguo la donación personal también se realizaba, algunos jóvenes se preparaban como guerreros para mantener la vida del sol, podían ofrecer sangre por punciones sacrificiales, ofrecer cautivos de la guerra florida y sobre todo la ofrenda de sí mismos con la ofrenda del corazón. La comunidad participaba del sacrificio en ocasiones mojando en sangre o participando de la comida ritual con la carne del sacrificado.
La Arquidiócesis de México invitó a los fieles a quedarse en casa, no acudir a los templos, ya que por las redes sociales en diferentes horarios se transmitió la bendición virtual de las imágenes del Niño Dios y de las velas.
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