/ lunes 5 de diciembre de 2022

Vivas nos queremos: Las muertes violentas contra mujeres no paran en México

Los casos de Mónica Citlalli y Ariadna Fernanda han hecho que los medios y la sociedad hablen del feminicido, un tema que por años ha sido obviado

La maté porque era mía. Esta frase lapidaria es el título de la canción de 1991 del grupo de rock vasco Platero y tú, y también forma parte del título en español de la película "Tango", de Patrice Leconte, de 1993. Ambas obras, imposibles de publicar en estos tiempos, pero cuya temática y contenido sigue vigente. La frase representa, en muchos casos, lo que aquellos que cometen feminicidios piensan y/o sienten, aunque no lo digan o acepten.

Te prefiero muerta que de otro”, le dijo Rodrigo “N”, su pareja, a Jeysol Amaya –sobreviviente de tentativa de feminicidio que narró su caso al documental “Las sobrevivientes: Olvidadas por la justicia”–, antes de propinarle 37 puñaladas tras intentar terminar con él… Mi esposa, Mi vecina, Mi amiga, Mi novia, MI ex pareja, MI prima, MI compañera de trabajo, MI alumna, MI subordinada, MI hijastra, MI cliente, MI, MI, MI...

Aún no sabemos si eso de “La maté porque era mía” es lo que pasó por la cabeza de Jesús Alexis “N”, presunto feminicida y pareja sentimental de Mónica Citlalli, maestra de inglés, con una hija y cuyo cuerpo fue encontrado en un paraje cercano a la autopista México-Cuernavaca; o por la de Rautel “N”, presunto feminicida de Ariadna Fernanda, a quien le gustaban los girasoles, era mesera, “muy divertida” y también tenía un hijo, su cuerpo apareció en la carretera La Pera-Cuautla, cerca de Tepoztlán; o de la ex pareja sentimental de Berenice “N”, quien apareció muerta en Toluca hace unos días; o de Guadalupe “N”, asesinada y enterrada en su casa de Tláhuac y a cuya ex pareja sentimental detuvieron en relación con los hechos; o por la mente de la ex pareja de Margarita “N”, de 74 años, quien la baleó y huyó… y podríamos seguir.

La tinta aún no se seca y los nombres y los casos se siguen acumulando.

De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a octubre de 2022, se registraron 777 presuntos feminicidios a nivel nacional; en la Ciudad de México se cometieron 56, y 120 en el Estado de México; la media nacional es de 1.17 presuntos feminicidios por cada 100 mil mujeres, y la media en la CDMX es de 1.19 por cada 100 mil mujeres, y en el Estado de México es de 1.32. Cifras que el presidente prefiere no reconocer u obviar.

Violencia en todos sus tipos

En 2021, de acuerdo con el SESNSP, fueron asesinadas 3,750 mujeres, pero sólo 1,004 casos se investigaron como feminicidio. Las cifras demuestran la realidad que viven las mujeres en un país teñido de rojo y que no ha cambiado a pesar de los protocolos, las leyes y esfuerzos que han hecho autoridades, feministas, activistas y ONG’s.

El cuerpo sin vida de la profesora fue entregado a sus familiares en las instalaciones del Instituto de Ciencias Forense, posteriormente fue llevado hacia los limites de Atenco y Ecatepec, lugar de residencia de la víctima. Foto: Jaime Llera | La Prensa

El INEGI señala en el documento “Violencia contra las mujeres” que, a nivel nacional, el 70.1% de los 50.5 millones de mujeres de 15 años y más que en 2021 vivían en nuestro país ha experimentado al menos un incidente de violencia, que puede ser psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación en al menos un ámbito y ejercida por cualquier persona agresora a lo largo de su vida.

Las entidades federativas, señala el INEGI, donde las mujeres de 15 años y más han experimentado mayor violencia a lo largo de su vida son: Estado de México (78.7%), Ciudad de México (76.2%) y Querétaro (75.2%). Así, la actuación del gobierno sigue en entredicho. Para Norma Escamilla, pedagoga con maestría de psicoterapia psicoanalítica, feminista, quien trabaja con mujeres violentadas, colaboradora de “La cadera de Eva” y ha sido directora de dos refugios, lo que la pandemia vino a hacer es visibilizar un problema que ya existía, “que no queríamos ver y que, de alguna manera, evadíamos o invisibilizábamos, pero con el encierro no hubo manera de ya no verla. Creo que desde entonces comienza a evidenciarse y a hablarlo"

“Aún así, me parece que la sociedad civil ha estado apoyando mucho, porque en realidad el tema lleva mucho (tiempo) que[1]riendo posicionarse en la agenda, pero de pronto era como ese tema incómodo que no quería mirarse”.

Considera que eso ha ayudado a que, en los últimos tres meses, los medios electrónicos dediquen más tiempo a hablar de feminicidios, aunque revira que es el lado amarillista, más que de consciencia “de un problema que tenemos y que, nos haya tocado o no de cerca, ¡pues cada vez está más cerca! y, como sociedad, de alguna manera, también nos toca hacer algo al respecto”.

También indica que una labor de los me[1]dios es no revictimizar ni banalizar a las víctimas y/o realzar al victimario. Reflexiona sobre cuántas mujeres son necesarias para que se pueda detectar un feminicida. Opina que cualquier canal debería servir para “mejorar los mecanismos de investigación, de identificación de cuerpos, es decir, toda esta parte de la atención como tal y, en ese sentido, creo que desde ahí falta mucho.

Desde la política pública tenemos varios instrumentos pero, como siempre, en nuestro país, a la hora de la operación, de dichos instrumentos nacionales e internacionales, pues no hay mucha claridad, y tampoco hay como mucha pericia para poder hacerlo desde la parte de los perfiles, desde la atención a víctimas, porque también ahí estamos hablando de la mujer muerta por feminicidio, pero también estamos hablando de cómo trastoca a los hijos o hijas que quedan, también a las parejas, cuando hay, que en la mayoría no hay, – que también ese es como otro dato–, pero cómo impacta a quienes logran sobrevivir”.

Elisa exige cambios legales para que los ataques con ácido sean considerados como intentos de feminicidio / Foto: Jaime Llera / Elisa exige cambios legales para que los ataques con ácido sean considerados como intentos de feminicidio / Foto: Jaime Llera

Aunque ahora se escucha menos que las mujeres tenemos la culpa de la violencia que ejercen contra nosotros, “es que cómo salía vestida, es que cómo sale borracha”, esa es justamente la revictimización que, más de las veces, medios y sociedad hacemos. Y un ejemplo es el caso de Ariadna Fernanda.

“(Lo) hicieron todavía con Debanhi (Escobar y cuyo cuerpo apareció en la cisterna del motel Nueva Castilla en las afueras de Monterrey) y el de Morelos, el dictamen que hace, ¿no?, de esta chica que sale de la Condesa (Ariadna Fernanda), dice que se ahogó, justa[1]mente por beber, es decir, cuando resalta eso pareciera que por eso se ganó lo que le pasó, cuando no es así, cuando en realidad sí tiene que ver más con un rollo de feminicidio”.

A las sobrevivientes se les pueden curar las heridas físicas, pero las emocionales tardarán mucho en sanar y el estado también debería atender eso. Desde la salud mental se tiene la idea de que, al mismo tiempo que se aprenden los números y las letras, lo ideal sería que tuviéramos atención para aprender a gestionar nuestras emociones, “eso lo pasamos como de largo y, finalmente, cuando llegamos a la adultez, llegamos con muchas deficiencias y con complicaciones”.

Rasgos narcisitas

Alexis “N”, presunto feminicida de Mónica Citlalli, estudió Humanidades Empresa en Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, en donde se graduó en 2020, es instructor de Cardio Fitness, en uno de sus perfiles de Facebook, que hasta hace unos días estaba activado, tenía más de 712 “amigos”, muchos de ellos, mujeres.

En sus “me gusta” hay páginas de Cardio Fitness Bet y varias páginas de hoteles. Personas que lo trataron en uno de los tantos gimnasios de la zona en los que fue instructor, opinan que era buena persona, muy seria, pero muy amable con todas; a la mayoría les llamaba mucho la atención, pues era instructor, lo consideraban guapo y con “muy buen cuerpo”, por lo que muchas lo buscaban para tener una amistad o una relación.

Aunque según algunas de sus alumnas que llegaron a salir con él, comentaron que sí llegó comportarse de manera agresiva. La gente que tomaba clases con él todavía no puede creer que está involucrado en la muerte de Mónica Citlalli.

Una mujer en Twitter señaló que “Paty”, la anterior novia de Alexis, falleció de forma misteriosa, “acababa de comprar su casa y estaba feliz”, fue hallada muerta ahí y él fue quien la vio por última vez; además, recientemente se divulgó que ya tenía una denuncia por violencia, pero lo dejaron ir porque se hizo pasar por menor de edad. Rautel “N”, presunto feminicida de Ariadna Fernanda, tiene al menos dos negocios.

ubicados en la CDMX: uno dedicado a la seguridad privada, y otro al servicio de comida. Llamaba la atención, dicen, por tener dinero, le gustaba ir a restaurantes cercanos a su casa de la Condesa, llegaba en camionetas blindadas y, ahí, señalan, podía pagar cuentas de varios miles de pesos. Una de las amigas de Ariadna, también amiga de Rautel, declaró en unos videos de Tik Tok, hablando sobre lo sucedido, que él no dejaba que te fueras en taxi, estuvieras como estuvieras.

Las alertas de género representan mecanismos de protección dentro de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia / Foto: José Luis Pérez

“Yo conozco a Rautel desde hace cuatro años y jamás en la vida, en momentos que hemos salido con él, nos había dejado ir en taxi. Siempre te llevaba una persona de su seguridad, estuvieras sobria o peda”, explicó. De alguna u otra forma, estos hombres cautivan a las mujeres, igual que Ted Bundy.

“Los feminicidas o los hombres violentos sí tienen estas características, o estos rasgos narcisistas, decimos: es un dandy, en ese sentido es el que te encanta y que, al principio, cuando te engancha (…) la víctima regularmente dice es que ‘¡ay, me lee la mente!’, ‘es que le atina a todo lo que yo quiero’, le encanta, literalmente, por eso es que la absorbe de alguna manera.

Y volvemos a las características de estas mujeres, que tienen que ver si con el contexto y que, si estuvieron en un contexto violento, se normaliza”, explica Noma Escamilla, aunque considera que ahora con toda la información que se divulga, eso ayuda un poco a no normalizar la violencia.

En consulta uno puede llegar y mujeres de 40 años dicen: ‘pues hasta ahorita me estoy dando cuenta que eso que pasó en mi infancia fue una violación’, porque de pronto si uno no escucha acerca de eso, o no está metido en diversos temas, pues lo natura[1]lizas (...). Entonces, es decir, todo eso justo nos va diciendo cómo se va normalizando este tipo de cosas que no se hablan y cómo, bueno, yo voy creciendo en esa normalización, pues el hecho de que alguien, de que mi pareja me violente, pues (…) esa permisividad, si nosotros vamos creciendo en esos ambientes, cuando yo me emparejo y que pasé, pues es normal”, indica Escamilla.

Parejas asesinas

Al hablar de por qué son las parejas o ex parejas generalmente quienes cometen el feminicidio, Escamilla, quien da terapia a mujeres violentadas, explica que “psicoanalíticamente no hay una regla específica, decimos cada caso es particular, sin embargo, lo que sí hemos podido ubicar es que el feminicidio, como decimos, o como dice la ley, no sólo es matar a alguien, quitarle la vida, si no es, literalmente, destruirla del todo (…) es la máxima expresión de la violencia hacia otro ser, en donde literalmente la quiero desaparecer”.

Foto: David Deolarte | La Prensa

“Parte de lo que yo he mirado justo en es[1]tas historias de las que he atendido, y revisando también, es que hay una historia desde la infancia, en donde estas mujeres, ahí voy a hablar de las mujeres, todavía no del feminicida, estas mujeres se relacionan… son historias donde han vivido, desde que nacieron, violencia, violencia extrema, y que eso justa[1]mente es lo que va haciendo que cada vez más lo van naturalizando de alguna manera, porque tiene que ver con violaciones, literalmente, a veces de conocidos, a veces no de conocidos…

“Una de ellas, recuerdo, es del norte, por suerte está muy bien, ya pasaron varios años, pero parte de su historia era que trabajaba en las maquiladoras de jovencita y en ese gran trayecto que hacía, una combi (sic) la sube la viola y la tira ahí mismo, y de ahí se fueron sumando como diversas violaciones de las diferentes parejas de la mamá; entonces cuando llega el que intentó matarla, llega pero a posicionarse como en una figura de padre, de que la quería y la cuidaba, sin embargo, ya trabajando con ella, todo el tiempo la violentaba, la manipulaba, la aislaba, etc., que son como parte de las características que también tiene ahí sí el feminicida, pero eso es un poco de la historia de las mujeres, (aunque) no es en todos los casos (...) por eso también decimos estas historias son multifactoriales, como dice la misma ley…

“Ahora, desde las características o los per[1]files del feminicida en realidad para nosotros tiene que ver con el enojo hacia la figura materna y, que también ahí, lo que podemos mirar es que regularmente, porque también viene como un conflicto con el feminismo, yo soy feminista también, pero, hay un conflicto ahí con el feminismo, pues dicen que todo es culpa de la madre, ¿no? No es que todo sea culpa de la madre, pero si uno nace en un vientre indudablemente desde el ADN, desde el contexto, claro que hay un impacto y nuestro primer vínculo (...) y entonces parte de lo que hemos mirado, regularmente, también, es que si no hubo un vínculo bueno entre esa madre y ese hijo varón (…) en el imaginario del feminicida no es que mate a la mujer, sino lo qué le simboliza, y lo que le simboliza es la madre, y entonces, odia tanto a esa madre que la quiere destazar, partir en pedacitos, porque es como la garantía que no va a volver a dar vida, ahí también es por una cuestión edípica, pero de manera general, eso sería, es destruir a la madre, no tanto a las mujeres (...)

“(...) En la búsqueda de identificación de mujeres también tiene que ver con características de la madre, así como buscamos pareja inconscientemente también, independientemente de la identidad genérica que se tenga, las mujeres buscamos las características del padre y los hombres las características de las mujeres (madre) a veces contrarias por la negación, pero indudablemente eso está detrás de nuestras decisiones; en el caso del feminicida pues también las elige a partir de ciertas características, no es cualquier mujer, también son mujeres muy vulnerables, de ahí que, el tipo de acercamiento que tienen ellos es como de cuidarlas, de buenas personas, como esa parte que falta en la otra”.

Mujeres cómplices

Algo que sorprende es que haya mujeres que ayudan a los hombres a cometer atrocidades con sus pares.

Escamilla hace referencia al Síndrome de Estocolmo, ya que las mujeres van a extrañar a su verdugo. “Ahí entramos a esa parte también narcisista, hay una parte que también tiene que ver en el feminicida, del narcisismo, y no en el narcisismo de ser el guapo, sino el narcisista en el sentido más perverso, porque es perversión, literalmente cuando él te dice 'ah, pues sí es que la destacé poquito a poquito', como este cuate que pesaba los senos, pesaba la piel, como si estuviera tocando manzanas o naranjas, y lo dice de una manera tan plana, porque bueno eso está escindido en donde para él no es un problema lo que hizo, para él pues algo que quería hacer, que goza y que le da placer, pero en ese sentido es como la parte perversa narcisista que no tiene contacto con el dolor de los otros, no se conecta con eso, entonces es manipulador, controlador y, como parte del trabajo que uno hace con las víctimas de las sobrevivientes de feminicidio, es justamente, en los juicios, o en los careos, que no miren al feminicida, porque hay tal, nosotros le llamamos, transferencia técnicamente, pero, es como si se robara, digamos, el alma de la víctima, y tan solo con mirarlas las controlan, entonces bueno, estas mujeres que ayudan puede sea como en mismo caso tan sonado de Gloria Trevi (...)pero sí hay una parte, legalmente creo que sí hay una parte, desde la estructura mental y desde el jurídico, si hay una parte en las que el feminicida las copta las manipula y las hace actuar de determinada manera ahora, ahí está la otra parte que también es corresponsable la otra persona… volvemos (a lo mismo), regularmente vienen de situaciones muy vulnerables y, en ese sentido, es que se engancha como a esta necesidad del feminicida…”

Foto: Cuartoscuro / Galo Cañas / Foto: Cuartoscuro / Galo Cañas

Muchos factores

Los feminicidios son multifactoriales, sí, pero la impunidad da carta blanca a los hombres para maltratar, insultar, vejar, golpear, violar e incluso matar a las mujeres porque sí, porque pueden.

Cuando una mujer denuncia agresiones físicas por parte de su pareja, lo más común que suceda es que quienes toman la denuncia le pregunten cosas como: “pues qué le hizo”, “mejor arréglese con su marido”, o que simplemente clasifiquen el delito no como tentativa de feminicidio, sino como violencia familiar, lesiones calificadas/ agravadas, o tentativas de homicidio, lo cual, además exhibir la falta de perspectiva de género, exhibe la falta de aplicación de los protocolos existentes y la falta de debida diligencia por parte de las autoridades, quienes pocas veces prevén un segundo ataque, también permite que el agresor permanezca libre, mientras las mujeres viven con miedo y, en más de los casos, tienen que huir de sus casas y esconderse de sus agresores.

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El panorama no se ve muy halagüeño. Para llegar a un país en el que las mujeres vivamos libres de violencia falta mucho.

“Indudablemente hay que tener una inversión de estado, para la prevención (...) el narcotráfico también viene a recrudecer (la situación), porque ahora las mujeres también somos carne de cañón, diríamos, entonces me parece que así como (se) dejó avanzar el cáncer de los cárteles, así el tema de la violencia en todos sus ámbitos y en todas sus presentaciones, entonces creo que llegamos a un momento en el que normalizamos y que ahorita justamente con estos casos (Ariadna Fernanda y Mónica Citlalli), de pronto es así como ‘¡ah, chirrión, sí está pasando algo!, sí es real’.

“Va a ser muy complicado que en pocos años podamos realmente dejar de escuchar de este tipo de temáticas, porque van a la par, porque me parece que todo el tema, en tanto no se aminore la problemática de los cárteles, indudablemente el tema del feminicidio va a seguir”, señala Escamilla. Quizá, este es el momento ideal para recordar lo que escribió la poeta griega Safo de Mitilene hace unos 2,600 años: “Te aseguro que alguien se acordará de nosotras”.

La ocupación de la “Glorieta de las Mujeres que Lucha” se realizó el pasado 25 de septiembre. Foto: Rogelio Tinoco | La Prensa

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La maté porque era mía. Esta frase lapidaria es el título de la canción de 1991 del grupo de rock vasco Platero y tú, y también forma parte del título en español de la película "Tango", de Patrice Leconte, de 1993. Ambas obras, imposibles de publicar en estos tiempos, pero cuya temática y contenido sigue vigente. La frase representa, en muchos casos, lo que aquellos que cometen feminicidios piensan y/o sienten, aunque no lo digan o acepten.

Te prefiero muerta que de otro”, le dijo Rodrigo “N”, su pareja, a Jeysol Amaya –sobreviviente de tentativa de feminicidio que narró su caso al documental “Las sobrevivientes: Olvidadas por la justicia”–, antes de propinarle 37 puñaladas tras intentar terminar con él… Mi esposa, Mi vecina, Mi amiga, Mi novia, MI ex pareja, MI prima, MI compañera de trabajo, MI alumna, MI subordinada, MI hijastra, MI cliente, MI, MI, MI...

Aún no sabemos si eso de “La maté porque era mía” es lo que pasó por la cabeza de Jesús Alexis “N”, presunto feminicida y pareja sentimental de Mónica Citlalli, maestra de inglés, con una hija y cuyo cuerpo fue encontrado en un paraje cercano a la autopista México-Cuernavaca; o por la de Rautel “N”, presunto feminicida de Ariadna Fernanda, a quien le gustaban los girasoles, era mesera, “muy divertida” y también tenía un hijo, su cuerpo apareció en la carretera La Pera-Cuautla, cerca de Tepoztlán; o de la ex pareja sentimental de Berenice “N”, quien apareció muerta en Toluca hace unos días; o de Guadalupe “N”, asesinada y enterrada en su casa de Tláhuac y a cuya ex pareja sentimental detuvieron en relación con los hechos; o por la mente de la ex pareja de Margarita “N”, de 74 años, quien la baleó y huyó… y podríamos seguir.

La tinta aún no se seca y los nombres y los casos se siguen acumulando.

De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a octubre de 2022, se registraron 777 presuntos feminicidios a nivel nacional; en la Ciudad de México se cometieron 56, y 120 en el Estado de México; la media nacional es de 1.17 presuntos feminicidios por cada 100 mil mujeres, y la media en la CDMX es de 1.19 por cada 100 mil mujeres, y en el Estado de México es de 1.32. Cifras que el presidente prefiere no reconocer u obviar.

Violencia en todos sus tipos

En 2021, de acuerdo con el SESNSP, fueron asesinadas 3,750 mujeres, pero sólo 1,004 casos se investigaron como feminicidio. Las cifras demuestran la realidad que viven las mujeres en un país teñido de rojo y que no ha cambiado a pesar de los protocolos, las leyes y esfuerzos que han hecho autoridades, feministas, activistas y ONG’s.

El cuerpo sin vida de la profesora fue entregado a sus familiares en las instalaciones del Instituto de Ciencias Forense, posteriormente fue llevado hacia los limites de Atenco y Ecatepec, lugar de residencia de la víctima. Foto: Jaime Llera | La Prensa

El INEGI señala en el documento “Violencia contra las mujeres” que, a nivel nacional, el 70.1% de los 50.5 millones de mujeres de 15 años y más que en 2021 vivían en nuestro país ha experimentado al menos un incidente de violencia, que puede ser psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación en al menos un ámbito y ejercida por cualquier persona agresora a lo largo de su vida.

Las entidades federativas, señala el INEGI, donde las mujeres de 15 años y más han experimentado mayor violencia a lo largo de su vida son: Estado de México (78.7%), Ciudad de México (76.2%) y Querétaro (75.2%). Así, la actuación del gobierno sigue en entredicho. Para Norma Escamilla, pedagoga con maestría de psicoterapia psicoanalítica, feminista, quien trabaja con mujeres violentadas, colaboradora de “La cadera de Eva” y ha sido directora de dos refugios, lo que la pandemia vino a hacer es visibilizar un problema que ya existía, “que no queríamos ver y que, de alguna manera, evadíamos o invisibilizábamos, pero con el encierro no hubo manera de ya no verla. Creo que desde entonces comienza a evidenciarse y a hablarlo"

“Aún así, me parece que la sociedad civil ha estado apoyando mucho, porque en realidad el tema lleva mucho (tiempo) que[1]riendo posicionarse en la agenda, pero de pronto era como ese tema incómodo que no quería mirarse”.

Considera que eso ha ayudado a que, en los últimos tres meses, los medios electrónicos dediquen más tiempo a hablar de feminicidios, aunque revira que es el lado amarillista, más que de consciencia “de un problema que tenemos y que, nos haya tocado o no de cerca, ¡pues cada vez está más cerca! y, como sociedad, de alguna manera, también nos toca hacer algo al respecto”.

También indica que una labor de los me[1]dios es no revictimizar ni banalizar a las víctimas y/o realzar al victimario. Reflexiona sobre cuántas mujeres son necesarias para que se pueda detectar un feminicida. Opina que cualquier canal debería servir para “mejorar los mecanismos de investigación, de identificación de cuerpos, es decir, toda esta parte de la atención como tal y, en ese sentido, creo que desde ahí falta mucho.

Desde la política pública tenemos varios instrumentos pero, como siempre, en nuestro país, a la hora de la operación, de dichos instrumentos nacionales e internacionales, pues no hay mucha claridad, y tampoco hay como mucha pericia para poder hacerlo desde la parte de los perfiles, desde la atención a víctimas, porque también ahí estamos hablando de la mujer muerta por feminicidio, pero también estamos hablando de cómo trastoca a los hijos o hijas que quedan, también a las parejas, cuando hay, que en la mayoría no hay, – que también ese es como otro dato–, pero cómo impacta a quienes logran sobrevivir”.

Elisa exige cambios legales para que los ataques con ácido sean considerados como intentos de feminicidio / Foto: Jaime Llera / Elisa exige cambios legales para que los ataques con ácido sean considerados como intentos de feminicidio / Foto: Jaime Llera

Aunque ahora se escucha menos que las mujeres tenemos la culpa de la violencia que ejercen contra nosotros, “es que cómo salía vestida, es que cómo sale borracha”, esa es justamente la revictimización que, más de las veces, medios y sociedad hacemos. Y un ejemplo es el caso de Ariadna Fernanda.

“(Lo) hicieron todavía con Debanhi (Escobar y cuyo cuerpo apareció en la cisterna del motel Nueva Castilla en las afueras de Monterrey) y el de Morelos, el dictamen que hace, ¿no?, de esta chica que sale de la Condesa (Ariadna Fernanda), dice que se ahogó, justa[1]mente por beber, es decir, cuando resalta eso pareciera que por eso se ganó lo que le pasó, cuando no es así, cuando en realidad sí tiene que ver más con un rollo de feminicidio”.

A las sobrevivientes se les pueden curar las heridas físicas, pero las emocionales tardarán mucho en sanar y el estado también debería atender eso. Desde la salud mental se tiene la idea de que, al mismo tiempo que se aprenden los números y las letras, lo ideal sería que tuviéramos atención para aprender a gestionar nuestras emociones, “eso lo pasamos como de largo y, finalmente, cuando llegamos a la adultez, llegamos con muchas deficiencias y con complicaciones”.

Rasgos narcisitas

Alexis “N”, presunto feminicida de Mónica Citlalli, estudió Humanidades Empresa en Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, en donde se graduó en 2020, es instructor de Cardio Fitness, en uno de sus perfiles de Facebook, que hasta hace unos días estaba activado, tenía más de 712 “amigos”, muchos de ellos, mujeres.

En sus “me gusta” hay páginas de Cardio Fitness Bet y varias páginas de hoteles. Personas que lo trataron en uno de los tantos gimnasios de la zona en los que fue instructor, opinan que era buena persona, muy seria, pero muy amable con todas; a la mayoría les llamaba mucho la atención, pues era instructor, lo consideraban guapo y con “muy buen cuerpo”, por lo que muchas lo buscaban para tener una amistad o una relación.

Aunque según algunas de sus alumnas que llegaron a salir con él, comentaron que sí llegó comportarse de manera agresiva. La gente que tomaba clases con él todavía no puede creer que está involucrado en la muerte de Mónica Citlalli.

Una mujer en Twitter señaló que “Paty”, la anterior novia de Alexis, falleció de forma misteriosa, “acababa de comprar su casa y estaba feliz”, fue hallada muerta ahí y él fue quien la vio por última vez; además, recientemente se divulgó que ya tenía una denuncia por violencia, pero lo dejaron ir porque se hizo pasar por menor de edad. Rautel “N”, presunto feminicida de Ariadna Fernanda, tiene al menos dos negocios.

ubicados en la CDMX: uno dedicado a la seguridad privada, y otro al servicio de comida. Llamaba la atención, dicen, por tener dinero, le gustaba ir a restaurantes cercanos a su casa de la Condesa, llegaba en camionetas blindadas y, ahí, señalan, podía pagar cuentas de varios miles de pesos. Una de las amigas de Ariadna, también amiga de Rautel, declaró en unos videos de Tik Tok, hablando sobre lo sucedido, que él no dejaba que te fueras en taxi, estuvieras como estuvieras.

Las alertas de género representan mecanismos de protección dentro de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia / Foto: José Luis Pérez

“Yo conozco a Rautel desde hace cuatro años y jamás en la vida, en momentos que hemos salido con él, nos había dejado ir en taxi. Siempre te llevaba una persona de su seguridad, estuvieras sobria o peda”, explicó. De alguna u otra forma, estos hombres cautivan a las mujeres, igual que Ted Bundy.

“Los feminicidas o los hombres violentos sí tienen estas características, o estos rasgos narcisistas, decimos: es un dandy, en ese sentido es el que te encanta y que, al principio, cuando te engancha (…) la víctima regularmente dice es que ‘¡ay, me lee la mente!’, ‘es que le atina a todo lo que yo quiero’, le encanta, literalmente, por eso es que la absorbe de alguna manera.

Y volvemos a las características de estas mujeres, que tienen que ver si con el contexto y que, si estuvieron en un contexto violento, se normaliza”, explica Noma Escamilla, aunque considera que ahora con toda la información que se divulga, eso ayuda un poco a no normalizar la violencia.

En consulta uno puede llegar y mujeres de 40 años dicen: ‘pues hasta ahorita me estoy dando cuenta que eso que pasó en mi infancia fue una violación’, porque de pronto si uno no escucha acerca de eso, o no está metido en diversos temas, pues lo natura[1]lizas (...). Entonces, es decir, todo eso justo nos va diciendo cómo se va normalizando este tipo de cosas que no se hablan y cómo, bueno, yo voy creciendo en esa normalización, pues el hecho de que alguien, de que mi pareja me violente, pues (…) esa permisividad, si nosotros vamos creciendo en esos ambientes, cuando yo me emparejo y que pasé, pues es normal”, indica Escamilla.

Parejas asesinas

Al hablar de por qué son las parejas o ex parejas generalmente quienes cometen el feminicidio, Escamilla, quien da terapia a mujeres violentadas, explica que “psicoanalíticamente no hay una regla específica, decimos cada caso es particular, sin embargo, lo que sí hemos podido ubicar es que el feminicidio, como decimos, o como dice la ley, no sólo es matar a alguien, quitarle la vida, si no es, literalmente, destruirla del todo (…) es la máxima expresión de la violencia hacia otro ser, en donde literalmente la quiero desaparecer”.

Foto: David Deolarte | La Prensa

“Parte de lo que yo he mirado justo en es[1]tas historias de las que he atendido, y revisando también, es que hay una historia desde la infancia, en donde estas mujeres, ahí voy a hablar de las mujeres, todavía no del feminicida, estas mujeres se relacionan… son historias donde han vivido, desde que nacieron, violencia, violencia extrema, y que eso justa[1]mente es lo que va haciendo que cada vez más lo van naturalizando de alguna manera, porque tiene que ver con violaciones, literalmente, a veces de conocidos, a veces no de conocidos…

“Una de ellas, recuerdo, es del norte, por suerte está muy bien, ya pasaron varios años, pero parte de su historia era que trabajaba en las maquiladoras de jovencita y en ese gran trayecto que hacía, una combi (sic) la sube la viola y la tira ahí mismo, y de ahí se fueron sumando como diversas violaciones de las diferentes parejas de la mamá; entonces cuando llega el que intentó matarla, llega pero a posicionarse como en una figura de padre, de que la quería y la cuidaba, sin embargo, ya trabajando con ella, todo el tiempo la violentaba, la manipulaba, la aislaba, etc., que son como parte de las características que también tiene ahí sí el feminicida, pero eso es un poco de la historia de las mujeres, (aunque) no es en todos los casos (...) por eso también decimos estas historias son multifactoriales, como dice la misma ley…

“Ahora, desde las características o los per[1]files del feminicida en realidad para nosotros tiene que ver con el enojo hacia la figura materna y, que también ahí, lo que podemos mirar es que regularmente, porque también viene como un conflicto con el feminismo, yo soy feminista también, pero, hay un conflicto ahí con el feminismo, pues dicen que todo es culpa de la madre, ¿no? No es que todo sea culpa de la madre, pero si uno nace en un vientre indudablemente desde el ADN, desde el contexto, claro que hay un impacto y nuestro primer vínculo (...) y entonces parte de lo que hemos mirado, regularmente, también, es que si no hubo un vínculo bueno entre esa madre y ese hijo varón (…) en el imaginario del feminicida no es que mate a la mujer, sino lo qué le simboliza, y lo que le simboliza es la madre, y entonces, odia tanto a esa madre que la quiere destazar, partir en pedacitos, porque es como la garantía que no va a volver a dar vida, ahí también es por una cuestión edípica, pero de manera general, eso sería, es destruir a la madre, no tanto a las mujeres (...)

“(...) En la búsqueda de identificación de mujeres también tiene que ver con características de la madre, así como buscamos pareja inconscientemente también, independientemente de la identidad genérica que se tenga, las mujeres buscamos las características del padre y los hombres las características de las mujeres (madre) a veces contrarias por la negación, pero indudablemente eso está detrás de nuestras decisiones; en el caso del feminicida pues también las elige a partir de ciertas características, no es cualquier mujer, también son mujeres muy vulnerables, de ahí que, el tipo de acercamiento que tienen ellos es como de cuidarlas, de buenas personas, como esa parte que falta en la otra”.

Mujeres cómplices

Algo que sorprende es que haya mujeres que ayudan a los hombres a cometer atrocidades con sus pares.

Escamilla hace referencia al Síndrome de Estocolmo, ya que las mujeres van a extrañar a su verdugo. “Ahí entramos a esa parte también narcisista, hay una parte que también tiene que ver en el feminicida, del narcisismo, y no en el narcisismo de ser el guapo, sino el narcisista en el sentido más perverso, porque es perversión, literalmente cuando él te dice 'ah, pues sí es que la destacé poquito a poquito', como este cuate que pesaba los senos, pesaba la piel, como si estuviera tocando manzanas o naranjas, y lo dice de una manera tan plana, porque bueno eso está escindido en donde para él no es un problema lo que hizo, para él pues algo que quería hacer, que goza y que le da placer, pero en ese sentido es como la parte perversa narcisista que no tiene contacto con el dolor de los otros, no se conecta con eso, entonces es manipulador, controlador y, como parte del trabajo que uno hace con las víctimas de las sobrevivientes de feminicidio, es justamente, en los juicios, o en los careos, que no miren al feminicida, porque hay tal, nosotros le llamamos, transferencia técnicamente, pero, es como si se robara, digamos, el alma de la víctima, y tan solo con mirarlas las controlan, entonces bueno, estas mujeres que ayudan puede sea como en mismo caso tan sonado de Gloria Trevi (...)pero sí hay una parte, legalmente creo que sí hay una parte, desde la estructura mental y desde el jurídico, si hay una parte en las que el feminicida las copta las manipula y las hace actuar de determinada manera ahora, ahí está la otra parte que también es corresponsable la otra persona… volvemos (a lo mismo), regularmente vienen de situaciones muy vulnerables y, en ese sentido, es que se engancha como a esta necesidad del feminicida…”

Foto: Cuartoscuro / Galo Cañas / Foto: Cuartoscuro / Galo Cañas

Muchos factores

Los feminicidios son multifactoriales, sí, pero la impunidad da carta blanca a los hombres para maltratar, insultar, vejar, golpear, violar e incluso matar a las mujeres porque sí, porque pueden.

Cuando una mujer denuncia agresiones físicas por parte de su pareja, lo más común que suceda es que quienes toman la denuncia le pregunten cosas como: “pues qué le hizo”, “mejor arréglese con su marido”, o que simplemente clasifiquen el delito no como tentativa de feminicidio, sino como violencia familiar, lesiones calificadas/ agravadas, o tentativas de homicidio, lo cual, además exhibir la falta de perspectiva de género, exhibe la falta de aplicación de los protocolos existentes y la falta de debida diligencia por parte de las autoridades, quienes pocas veces prevén un segundo ataque, también permite que el agresor permanezca libre, mientras las mujeres viven con miedo y, en más de los casos, tienen que huir de sus casas y esconderse de sus agresores.

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El panorama no se ve muy halagüeño. Para llegar a un país en el que las mujeres vivamos libres de violencia falta mucho.

“Indudablemente hay que tener una inversión de estado, para la prevención (...) el narcotráfico también viene a recrudecer (la situación), porque ahora las mujeres también somos carne de cañón, diríamos, entonces me parece que así como (se) dejó avanzar el cáncer de los cárteles, así el tema de la violencia en todos sus ámbitos y en todas sus presentaciones, entonces creo que llegamos a un momento en el que normalizamos y que ahorita justamente con estos casos (Ariadna Fernanda y Mónica Citlalli), de pronto es así como ‘¡ah, chirrión, sí está pasando algo!, sí es real’.

“Va a ser muy complicado que en pocos años podamos realmente dejar de escuchar de este tipo de temáticas, porque van a la par, porque me parece que todo el tema, en tanto no se aminore la problemática de los cárteles, indudablemente el tema del feminicidio va a seguir”, señala Escamilla. Quizá, este es el momento ideal para recordar lo que escribió la poeta griega Safo de Mitilene hace unos 2,600 años: “Te aseguro que alguien se acordará de nosotras”.

La ocupación de la “Glorieta de las Mujeres que Lucha” se realizó el pasado 25 de septiembre. Foto: Rogelio Tinoco | La Prensa

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