/ sábado 21 de agosto de 2021

Una campana en la ruta biker

Una leyenda de motociclistas

La campana que salvó a un viejo motociclista, es la protagonista de una leyenda de la que se desconoce el origen o veracidad, pero se ha vuelto una tradición entre los apasionados de los caballos metálicos.

Para Gabriel Ruiz, se ha convertido en una labor cotidiana y generosa, obsequiar una a los motociclistas que no cuenten con ella, “he dado de corazón y cariño entre 40 y 50 campanas, les pregunto si tienen una en la moto y les cuento la leyenda a groso modo, después le obsequió una, misma que coloco y la hago sonar para que estén protegidos”.

Gabriel, quien cuenta con dos campanas que le regaló su pareja sentimental y de viajes, con casi 13 años de experiencia en el mundo del motociclismo, le obsequió su primera campana a esta reportera motorizada y, narró para LA PRENSA, sobre esta antigua leyenda.

La historia relata que, un motorista volvía a casa después de un largo viaje, con las alforjas repletas de juguetes para entregar a los niños en la época decembrina y, tras la reflexión sobre su gran viaje y labor altruista, al rodar cerca de la frontera norte de México, un pequeño grupo de espíritus malignos lo acecharon curvas más adelante.

A aquellos “espíritus del camino”, se les conoce como los baches, palos, pedazos de llanta o clavos que tanto mal les hacen a los motociclistas en sus trayectos, pero después de domar con maestría una de las pronunciadas curvas, disminuyó la velocidad y en ese momento, los espíritus lo atacaron, haciéndolo derrapar y romper una de las alforjas.

En medio de la fría y oscura noche el hombre les comenzó a lanzar los juguetes a esos espíritus para ahuyentarlos y, al terminarse los juguetes recurrió a una campana que habitualmente cargaba para espantarlos.

Las campanadas atrajeron a dos motociclistas quienes acampaban en los alrededores, por lo que lo auxiliaron al borde de la carretera con los “espíritus” en torno suyo, hasta que el último se perdió en la oscura noche.

El viejo motociclista, en agradecimiento cortó dos pedazos del cuero de su alforja y le ató una campana a cada uno y las colocó en las motocicletas de sus salvadores, lo más cerca que se pudo del suelo, entonces les dijo: “Con estas campanas colocadas en sus motos, estarán protegidos contra los duendes y siempre que estén en un apuro, hagan sonar la campana y un compañero motociclista irá en su ayuda”.

Tras el relato, Gabriel recordó que, aunque muchos prefieren el atrapa sueños, “no cumple con la misma función de ahuyentar a los duendes malvados y que, tú compras tu campana, la protección no es la misma, ya que no cuenta con la experiencia de quien la obsequió”.

Entre las recomendaciones de Ruiz, comenta, “nunca le pierdas el respeto a la moto, porque es cuando suceden los accidentes. La moto puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo si les pierdes el respeto. Cuando te subes a la moto y creas que lo dominas, pierdes ese respeto”.

El especialista y también comerciante de neumáticos para moto, recordó la importancia de portar el equipo necesario para evitar accidentes graves, antes las posibles caídas y lamentó los hechos ocurridos el domingo pasado, en la autopista México-Cuernavaca donde siete personas perdieron la vida, por exceso de velocidad al manejar sus motos.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

La campana que salvó a un viejo motociclista, es la protagonista de una leyenda de la que se desconoce el origen o veracidad, pero se ha vuelto una tradición entre los apasionados de los caballos metálicos.

Para Gabriel Ruiz, se ha convertido en una labor cotidiana y generosa, obsequiar una a los motociclistas que no cuenten con ella, “he dado de corazón y cariño entre 40 y 50 campanas, les pregunto si tienen una en la moto y les cuento la leyenda a groso modo, después le obsequió una, misma que coloco y la hago sonar para que estén protegidos”.

Gabriel, quien cuenta con dos campanas que le regaló su pareja sentimental y de viajes, con casi 13 años de experiencia en el mundo del motociclismo, le obsequió su primera campana a esta reportera motorizada y, narró para LA PRENSA, sobre esta antigua leyenda.

La historia relata que, un motorista volvía a casa después de un largo viaje, con las alforjas repletas de juguetes para entregar a los niños en la época decembrina y, tras la reflexión sobre su gran viaje y labor altruista, al rodar cerca de la frontera norte de México, un pequeño grupo de espíritus malignos lo acecharon curvas más adelante.

A aquellos “espíritus del camino”, se les conoce como los baches, palos, pedazos de llanta o clavos que tanto mal les hacen a los motociclistas en sus trayectos, pero después de domar con maestría una de las pronunciadas curvas, disminuyó la velocidad y en ese momento, los espíritus lo atacaron, haciéndolo derrapar y romper una de las alforjas.

En medio de la fría y oscura noche el hombre les comenzó a lanzar los juguetes a esos espíritus para ahuyentarlos y, al terminarse los juguetes recurrió a una campana que habitualmente cargaba para espantarlos.

Las campanadas atrajeron a dos motociclistas quienes acampaban en los alrededores, por lo que lo auxiliaron al borde de la carretera con los “espíritus” en torno suyo, hasta que el último se perdió en la oscura noche.

El viejo motociclista, en agradecimiento cortó dos pedazos del cuero de su alforja y le ató una campana a cada uno y las colocó en las motocicletas de sus salvadores, lo más cerca que se pudo del suelo, entonces les dijo: “Con estas campanas colocadas en sus motos, estarán protegidos contra los duendes y siempre que estén en un apuro, hagan sonar la campana y un compañero motociclista irá en su ayuda”.

Tras el relato, Gabriel recordó que, aunque muchos prefieren el atrapa sueños, “no cumple con la misma función de ahuyentar a los duendes malvados y que, tú compras tu campana, la protección no es la misma, ya que no cuenta con la experiencia de quien la obsequió”.

Entre las recomendaciones de Ruiz, comenta, “nunca le pierdas el respeto a la moto, porque es cuando suceden los accidentes. La moto puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo si les pierdes el respeto. Cuando te subes a la moto y creas que lo dominas, pierdes ese respeto”.

El especialista y también comerciante de neumáticos para moto, recordó la importancia de portar el equipo necesario para evitar accidentes graves, antes las posibles caídas y lamentó los hechos ocurridos el domingo pasado, en la autopista México-Cuernavaca donde siete personas perdieron la vida, por exceso de velocidad al manejar sus motos.

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