/ martes 15 de febrero de 2022

Temen retorno del hampa en Tacubaya

Familias que vivían en casas de lámina y cartón en esta zona, tendrán ahora modernos departamentos con todos los servicios y privacidad, pero admiten que algunos beneficiados no eran de ahí

La espera para 185 familias está por llegar a su fin, así como para los vecinos de la colonia Tacubaya, donde serán entregados los departamentos a fondo perdido a finales de febrero, según el compromiso de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo.

La unidad habitacional “Tacubaya del Sur” o “Ciudad del Bienestar”, antes conocida como una Ciudad Perdida entre las calles Héroes de la Intervención y Héroes Anónimos, hoy luce un aspecto distinto, entre los tonos color blanco y magenta de los edificios que casi quedan listos para ser habitados, tras la inversión de 110 millones de pesos.

El gobierno y los beneficiarios de estos 16 edificios se muestran contentos, pero los vecinos oscilan entre el gusto por las mejoras en la comunidad y el temor de que la delincuencia regrese, para robarles principalmente, la tranquilidad, así lo expresa el señor Joaquín, quien reflexiona sobre que la “zona ya cambió, ¿pero la gente habrá cambiado también?”

A pocos metros de distancia, al hombre de 75 años de edad, le tocó presenciar asaltos a mano armada cuando ahí se le conocía como la Ciudad Perdida, “y no se podía hacer nada por miedo a que le hicieran algo a uno o la familia”, contó para los lectores de LA PRENSA.

Para el señor Joaquín, sería una buena medida que los habitantes firmen compromisos, “que la jefa de gobierno les dé una carta donde sepan que se les puede quitar el departamento si llegan a cometer delitos, no sé. Algo se debería hacer, pero no regresar a lo mismo”, expresó.

Desde que tiene uso de razón, la señora Leticia, recuerda que el predio de esta nueva unidad habitacional, ha tenido conflicto, platicó que en su gestión, “Salinas de Gortari vino y sacó a varias familias y metió a otras, después volvieron y se instalaron más. Desde niña escuchaba que se querían hacer cambios en este lugar, apenas ahora se transformó, pero será con las mismas personas y eso da un poco de temor”.

En el tope donde hacen cruce las calles Héroes de la Intervención y Mártires de Tacubaya, “hay un tope donde los delincuentes hacen sus atracos, ahí asaltaban a los automovilistas o peatones, especialmente si no eran de por aquí, es posible que regresemos a lo mismo”, relata la mujer con tono desencajado.

La señora Leticia, asegura que se ha salvado de la delincuencia y no sabe si ha sido suerte o por ser de la colonia, pero “he vivido aquí toda mi vida y nunca me ha pasado nada, ni la he sentido insegura, pero sé que vendían drogas y eso es lo que da miedo; como sea, si van a regresar y van a seguir en lo mismo”.

A pesar del temor, confía en que la construcción que promete espacios para recibir e impartir talleres a los habitantes, pero tiene claro que le pediría a las autoridades “mayor seguridad dentro y fuera de la unidad, y actividades u oficios para que los muchachos no estén de vagos y que la gente sepa que tienen una nueva oportunidad”.

Esta zona de Tacubaya era un verdadero nido de delincuencia, a decir de vecinos. Foto Arianna Alfaro | La Prensa

Apuesta a la gentrificación

A Erick, le brillan los ojos cuando mira la unidad en la que se convirtió aquel asentamiento irregular existente desde hace aproximadamente 100 años, cree que el 28 de febrero no estará listo para habitar, pero sabe que falta poco para la mudanza que hará junto a su padre, titular de la propiedad con un costo de 759 mil pesos y con valor comercial de 2.5 millones de pesos.

Durante un año, el hombre de 39 años de edad ha vivido en casa de su abuela, en los alrededores de la ahora “Ciudad del Bienestar”, a pesar de la nostalgia de la pérdida de su mamá por temas de Covid-19, tiene la ilusión de habitar el departamento de 51 metros cuadrados, con espacio para sala de estar, espacio para cocina, un cuarto de lavado, un baño y dos dormitorios.

El estigma de haber crecido en la Ciudad Pérdida, es algo que Erik quiere dejar en el pasado al ser parte de la gentrificación que promete Sheinbaum, “ahora podemos ser de un nivel medio y estamos trabajando para poder pagar los servicios, pero vamos a vivir mejor”, dice.

Asegura que la delincuencia era una realidad, pero también, algunos de los asaltantes, se metían entre las casas para esconderse de las autoridades y eso hacía que pagaran todos ante la ley, “después de robar se metían para esconderse y luego entraba la policía y sacaba a todos. Ahora se ve mejor, más limpio, cambió mucho y eso está bien para todos”.

La seguridad al interior, es algo que ocupa a los dueños de los nuevos edificios, por lo que solicitarán a las autoridades, “que instalen cámaras para evitar que personas ajenas entren a esconderse”, dice Erik, y con ello, darle también, algo de tranquilidad a los vecinos que rodean o transitan por la nueva unidad “Tacubaya del Sur”.

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Será el 28 de febrero cuando los nuevos departamentos sean entregados a familias beneficiadas. Foto Arianna Alfaro | La Prensa

Era un lugar temido

Los vecinos la conocían como un lugar temido, era conocida como la Ciudad Perdida de Tacubaya donde se vivía en condiciones precarias, de hacinamiento, marginación e irregularidad. Era habitado tanto por personas honestas como infractores.

Los mismos vecinos cuentan que en la década de los 80 era conocida como la Ciudad Perdida donde “había altos índices de delincuencia y albergado a una población marginada”.

Las viviendas, al menos 200 estaban construidas con materiales de segundo y tercer uso, láminas de cartón, metálicas y plástico; muros simulados que tratan de detener la inestabilidad estructural.

Don Rafael contó a LA PRENSA que en la Ciudad Perdida existía una hermandad entre sus habitantes. Se trataba de un lugar lleno de contrastes pues, así como hay jóvenes universitarios, hay quienes no tienen educación.

“Aquí la mayoría somos buenos, la mayoría somos malos, pero hay más buenos que malos. Asegura que, así como se conoce que hay rateros, vendedores de drogas y cómplices de alguna forma, también hay familias trabajadoras y honestas”.

Don Rafael cuenta que antes estaban peor pero como se fueron casando y teniendo hijos pues ya no quisieron dar ese tipo de ejemplo a sus hijos.

“Aquí nunca faltaba “el mala copa” en los convivios o que si ya anda bien ‘pasoneado’, ‘bien acá’, o quién se siente Pancho Villa”, dijo.

La Ciudad Perdida de Tacubaya está ubicada al sur de la delegación, dentro de la colonia Tacubaya, colinda al norte con Mártires de Tacubaya, al sur con la calle de 11 de abril, al poniente con Héroes de la Intervención y al oriente con Río Becerra.

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La espera para 185 familias está por llegar a su fin, así como para los vecinos de la colonia Tacubaya, donde serán entregados los departamentos a fondo perdido a finales de febrero, según el compromiso de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo.

La unidad habitacional “Tacubaya del Sur” o “Ciudad del Bienestar”, antes conocida como una Ciudad Perdida entre las calles Héroes de la Intervención y Héroes Anónimos, hoy luce un aspecto distinto, entre los tonos color blanco y magenta de los edificios que casi quedan listos para ser habitados, tras la inversión de 110 millones de pesos.

El gobierno y los beneficiarios de estos 16 edificios se muestran contentos, pero los vecinos oscilan entre el gusto por las mejoras en la comunidad y el temor de que la delincuencia regrese, para robarles principalmente, la tranquilidad, así lo expresa el señor Joaquín, quien reflexiona sobre que la “zona ya cambió, ¿pero la gente habrá cambiado también?”

A pocos metros de distancia, al hombre de 75 años de edad, le tocó presenciar asaltos a mano armada cuando ahí se le conocía como la Ciudad Perdida, “y no se podía hacer nada por miedo a que le hicieran algo a uno o la familia”, contó para los lectores de LA PRENSA.

Para el señor Joaquín, sería una buena medida que los habitantes firmen compromisos, “que la jefa de gobierno les dé una carta donde sepan que se les puede quitar el departamento si llegan a cometer delitos, no sé. Algo se debería hacer, pero no regresar a lo mismo”, expresó.

Desde que tiene uso de razón, la señora Leticia, recuerda que el predio de esta nueva unidad habitacional, ha tenido conflicto, platicó que en su gestión, “Salinas de Gortari vino y sacó a varias familias y metió a otras, después volvieron y se instalaron más. Desde niña escuchaba que se querían hacer cambios en este lugar, apenas ahora se transformó, pero será con las mismas personas y eso da un poco de temor”.

En el tope donde hacen cruce las calles Héroes de la Intervención y Mártires de Tacubaya, “hay un tope donde los delincuentes hacen sus atracos, ahí asaltaban a los automovilistas o peatones, especialmente si no eran de por aquí, es posible que regresemos a lo mismo”, relata la mujer con tono desencajado.

La señora Leticia, asegura que se ha salvado de la delincuencia y no sabe si ha sido suerte o por ser de la colonia, pero “he vivido aquí toda mi vida y nunca me ha pasado nada, ni la he sentido insegura, pero sé que vendían drogas y eso es lo que da miedo; como sea, si van a regresar y van a seguir en lo mismo”.

A pesar del temor, confía en que la construcción que promete espacios para recibir e impartir talleres a los habitantes, pero tiene claro que le pediría a las autoridades “mayor seguridad dentro y fuera de la unidad, y actividades u oficios para que los muchachos no estén de vagos y que la gente sepa que tienen una nueva oportunidad”.

Esta zona de Tacubaya era un verdadero nido de delincuencia, a decir de vecinos. Foto Arianna Alfaro | La Prensa

Apuesta a la gentrificación

A Erick, le brillan los ojos cuando mira la unidad en la que se convirtió aquel asentamiento irregular existente desde hace aproximadamente 100 años, cree que el 28 de febrero no estará listo para habitar, pero sabe que falta poco para la mudanza que hará junto a su padre, titular de la propiedad con un costo de 759 mil pesos y con valor comercial de 2.5 millones de pesos.

Durante un año, el hombre de 39 años de edad ha vivido en casa de su abuela, en los alrededores de la ahora “Ciudad del Bienestar”, a pesar de la nostalgia de la pérdida de su mamá por temas de Covid-19, tiene la ilusión de habitar el departamento de 51 metros cuadrados, con espacio para sala de estar, espacio para cocina, un cuarto de lavado, un baño y dos dormitorios.

El estigma de haber crecido en la Ciudad Pérdida, es algo que Erik quiere dejar en el pasado al ser parte de la gentrificación que promete Sheinbaum, “ahora podemos ser de un nivel medio y estamos trabajando para poder pagar los servicios, pero vamos a vivir mejor”, dice.

Asegura que la delincuencia era una realidad, pero también, algunos de los asaltantes, se metían entre las casas para esconderse de las autoridades y eso hacía que pagaran todos ante la ley, “después de robar se metían para esconderse y luego entraba la policía y sacaba a todos. Ahora se ve mejor, más limpio, cambió mucho y eso está bien para todos”.

La seguridad al interior, es algo que ocupa a los dueños de los nuevos edificios, por lo que solicitarán a las autoridades, “que instalen cámaras para evitar que personas ajenas entren a esconderse”, dice Erik, y con ello, darle también, algo de tranquilidad a los vecinos que rodean o transitan por la nueva unidad “Tacubaya del Sur”.

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Será el 28 de febrero cuando los nuevos departamentos sean entregados a familias beneficiadas. Foto Arianna Alfaro | La Prensa

Era un lugar temido

Los vecinos la conocían como un lugar temido, era conocida como la Ciudad Perdida de Tacubaya donde se vivía en condiciones precarias, de hacinamiento, marginación e irregularidad. Era habitado tanto por personas honestas como infractores.

Los mismos vecinos cuentan que en la década de los 80 era conocida como la Ciudad Perdida donde “había altos índices de delincuencia y albergado a una población marginada”.

Las viviendas, al menos 200 estaban construidas con materiales de segundo y tercer uso, láminas de cartón, metálicas y plástico; muros simulados que tratan de detener la inestabilidad estructural.

Don Rafael contó a LA PRENSA que en la Ciudad Perdida existía una hermandad entre sus habitantes. Se trataba de un lugar lleno de contrastes pues, así como hay jóvenes universitarios, hay quienes no tienen educación.

“Aquí la mayoría somos buenos, la mayoría somos malos, pero hay más buenos que malos. Asegura que, así como se conoce que hay rateros, vendedores de drogas y cómplices de alguna forma, también hay familias trabajadoras y honestas”.

Don Rafael cuenta que antes estaban peor pero como se fueron casando y teniendo hijos pues ya no quisieron dar ese tipo de ejemplo a sus hijos.

“Aquí nunca faltaba “el mala copa” en los convivios o que si ya anda bien ‘pasoneado’, ‘bien acá’, o quién se siente Pancho Villa”, dijo.

La Ciudad Perdida de Tacubaya está ubicada al sur de la delegación, dentro de la colonia Tacubaya, colinda al norte con Mártires de Tacubaya, al sur con la calle de 11 de abril, al poniente con Héroes de la Intervención y al oriente con Río Becerra.

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