Económicas y sabrosas, las conocidas y reconocidas Tortas Robles, lo mismo de queso de puerco que de queso Oaxaca, aguacate y salsa de chipotle, llegaron a su fin después de 73 años de servicio.
El local donde se vendían fue uno de los más emblemáticos de la Ciudad de México, un negocio familiar de generaciones, el cual disfrutaron los capitalinos y los visitantes del interior de la República y hasta los propios extranjeros.
Fue don Alejandro Robles, quien empezó con la venta de las tortas en la calle, las cuales a la postre se convirtieron en un “boom”. La señora Gloria Robles Martínez, la heredera de esta tradición, fue la encargada de bajar la cortina. Un periodo de gloria en la capital.
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