/ miércoles 21 de abril de 2021

Pocas ganancias y pocos clientes, el triste panorama de los boleros en la CDMX

La Unión de Aseadores de Calzado del Distrito Federal es el nombre del gremio encargado de respaldar el permiso de los boleros para ocupar un espacio en la vía pública y dar apoyos anuales

Ciudad de México.- Las ganancias de su trabajo como aseador de calzado, cada vez alcanzan menos. Don Raúl es uno de los más de cuatro mil boleros registrados que trabajan en la Ciudad de México, y que en esta pandemia le ha ido muy mal, por más de un año, tuvo pocos o nulos clientes que pidieran una “boleada”; por lo tanto, nulos ingresos.

Nació en Huatla de Jiménez, Oaxaca hace más de 50 años, cobra 20 o 25 pesos por “dar grasa al calzado”, si bien le va hace 10 trabajos al día, y en esta temporada de pandemia por el Covid-19 a duras penas 5 boleadas. En días buenos saca poco más de 300 pesos, pero en esta temporada solo 125 pesos.

Patricia Carrasco | La Prensa

El aseador de calzado que trabaja en la zona del Monumento a la Revolución tiene 30 años en ese oficio. Es padre de dos hijos pequeños y a diario espera tener varias boleadas para llevar alimentos a su casa, así como una buena propina, que algunos clientes le dan.

En una entrevista con LA PRENSA, este lustrador de calzado comentó que anda corriendo por varios lados para buscar clientes. “En esta temporada no han ido muy gacho, pocos clientes, y además, cada vez personas usan tenis, así que ya no nos ocupan. “Muchos de mis clientes son de oficina, y muchas siguen cerradas”.

Forma parte de la Unión de Aseadores de Calzado de la Ciudad de México, con sede en la calle República de Colombia, en el Centro Histórico, donde paga una cuota mínima. A él no le dan un uniforme porque no tiene silla ni lugar fijo.

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La Unión de Aseadores de Calzado del Distrito Federal (UACDF) es el nombre del gremio encargado de respaldar el permiso de los boleros para ocupar un espacio en la vía pública y dar apoyos anuales.

Es un trabajador no asalariado, dedicado a lustrar zapatos. Recordó que ellos tienen derecho a laborar en la capital mexicana, debido a que en 1975 el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, emitió un decreto para otorgarles el permiso legalmente.

Patricia Carrasco | La Prensa

Don Raúl detalló que su gremio de boleros de la Ciudad de México no tiene acceso a seguridad social, ni ninguna prestación, “y muchos de nosotros ya somos personas mayores”.

El gremio de aseadores de calzado se formó en 1936, cuando bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas, se fundó con el nombre de Boleros y Limpiabotas del entonces Distrito Federal.

El año pasado la UACDF tenía contabilizados a 4 mil boleros divididos en las 16 alcaldías de la Ciudad de México. En su mayoría, hombres de entre 35 y 55 años.

Patricia Carrasco | La Prensa

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Si bien formamos parte del panorama de la ciudad de México, también es un gremio olvidado, desprotegido, “la mayoría somos de la tercera edad en adelante. Siempre hemos peleado por tener seguro social porque no nos alcanza con lo que ganamos”, resaltó.

Ciudad de México.- Las ganancias de su trabajo como aseador de calzado, cada vez alcanzan menos. Don Raúl es uno de los más de cuatro mil boleros registrados que trabajan en la Ciudad de México, y que en esta pandemia le ha ido muy mal, por más de un año, tuvo pocos o nulos clientes que pidieran una “boleada”; por lo tanto, nulos ingresos.

Nació en Huatla de Jiménez, Oaxaca hace más de 50 años, cobra 20 o 25 pesos por “dar grasa al calzado”, si bien le va hace 10 trabajos al día, y en esta temporada de pandemia por el Covid-19 a duras penas 5 boleadas. En días buenos saca poco más de 300 pesos, pero en esta temporada solo 125 pesos.

Patricia Carrasco | La Prensa

El aseador de calzado que trabaja en la zona del Monumento a la Revolución tiene 30 años en ese oficio. Es padre de dos hijos pequeños y a diario espera tener varias boleadas para llevar alimentos a su casa, así como una buena propina, que algunos clientes le dan.

En una entrevista con LA PRENSA, este lustrador de calzado comentó que anda corriendo por varios lados para buscar clientes. “En esta temporada no han ido muy gacho, pocos clientes, y además, cada vez personas usan tenis, así que ya no nos ocupan. “Muchos de mis clientes son de oficina, y muchas siguen cerradas”.

Forma parte de la Unión de Aseadores de Calzado de la Ciudad de México, con sede en la calle República de Colombia, en el Centro Histórico, donde paga una cuota mínima. A él no le dan un uniforme porque no tiene silla ni lugar fijo.

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La Unión de Aseadores de Calzado del Distrito Federal (UACDF) es el nombre del gremio encargado de respaldar el permiso de los boleros para ocupar un espacio en la vía pública y dar apoyos anuales.

Es un trabajador no asalariado, dedicado a lustrar zapatos. Recordó que ellos tienen derecho a laborar en la capital mexicana, debido a que en 1975 el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, emitió un decreto para otorgarles el permiso legalmente.

Patricia Carrasco | La Prensa

Don Raúl detalló que su gremio de boleros de la Ciudad de México no tiene acceso a seguridad social, ni ninguna prestación, “y muchos de nosotros ya somos personas mayores”.

El gremio de aseadores de calzado se formó en 1936, cuando bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas, se fundó con el nombre de Boleros y Limpiabotas del entonces Distrito Federal.

El año pasado la UACDF tenía contabilizados a 4 mil boleros divididos en las 16 alcaldías de la Ciudad de México. En su mayoría, hombres de entre 35 y 55 años.

Patricia Carrasco | La Prensa

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Si bien formamos parte del panorama de la ciudad de México, también es un gremio olvidado, desprotegido, “la mayoría somos de la tercera edad en adelante. Siempre hemos peleado por tener seguro social porque no nos alcanza con lo que ganamos”, resaltó.

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