/ domingo 15 de mayo de 2022

Piden que se detengan asesinatos de periodistas en México: CCM

México se mantiene como “uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas”.

Cuando en México se pone en tela de juicio al periodismo y se mata a los profesionales de la comunicación, puede afirmarse que está en vías de ser un estado fallido que ya no está en posibilidad de proteger y tutelar el derecho a la vida y el de estar comunicado e informado, consideró el Centro Católico Multimedial.

Señaló que la desgracia del autoritarismo no es una posibilidad, ya es amenaza real y cuando la verdad es criterio que hace evidente la corrupción, la represión y el odio son los instrumentos del tirano para ejecutar la violencia y desatar la muerte.

El CCM recordó que matar a cualquier persona es deleznable y condenable, asesinar a un periodista provoca el luto por la pérdida de una vida humana y es oprobio para una sociedad que impide el derecho a la verdad.

En su editorial titulada “alguien debe detener esto” resaltó que parece inútil el grito de ¡Ya basta! cuando ascienden los crímenes, agresiones y atentados contra periodistas en México.

Apenas la semana pasada, el 8 de mayo, este Centro Católico Multimedial condenó, a través de la opinión dominical, la muerte del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos abatido en Sinaloa.

Unas horas después de su publicación en el que se preguntó ¿Qué más tiene que pasar para que todo esto cambie?, otras dos profesionales de la información, la directora de ‘El Veraz’, Yessenia Mollinedo, y la camarógrafa Johana García, fueron acribilladas en Cosoleacaque, Veracruz.

A plena luz del día, los asesinos esperaron a las víctimas cuando se acercaran a su vehículo y apretaron el gatillo dándose a la fuga. Las mujeres quedaron gravemente heridas falleciendo en camino al hospital.

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“El conteo de profesionales de la información parece habernos anestesiado acerca de la gravedad de estos asesinatos”.

El 3 de mayo, Reporteros Sin Fronteras publicó su vigésima edición de la Clasificación Mundial de Liberta de Prensa para evaluar las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países del mundo destacando el fenómeno de la polarización informativa, la represión a la prensa independiente, la desinformación, impulsada por las redes sociales y donde se da un número récord de países donde ejercer el periodismo es considerada como “muy grave”.

Enfatizó que en el 2022, México se mantiene como “uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas”.

País “mortífero” cuando en los tres años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador suman ya 1,945 ataques contra la prensa, entre los cuales se encuentran 34 asesinatos de periodistas y dos desapariciones según la organización Artículo 19.

Reporteros Sin Fronteras ahonda más en las causas de este desastre: “La retórica tan violenta como estigmatizante contra los periodistas, a los que acusan regularmente de promover a la oposición”. ¿Desde dónde se propicia esta violencia? Una gran responsabilidad la tiene el actual gobierno.

El presidente de México “ha criticado a los periodistas por su falta de profesionalidad y ha calificado a la prensa mexicana de “parcial”, “injusta” y de “desecho del periodismo”.

En marzo pasado, el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, al lamentar el asesinato de Armando Linares, expresó lo que significan los periodistas para la Iglesia y señaló de forma categórica: “Tenemos que recordar que, en la actualidad, los periodistas siguen siendo objeto de ataques, encarcelamientos, secuestros y asesinatos por ejercer su profesión… los periodistas para la Iglesia representan la gran oportunidad para transmitir buenas noticias y para promover en nuestra sociedad: La unidad, el diálogo, el perdón, la reconciliación y la paz”.

Otras dos periodistas fueron asesinadas y no parece haber mayor conmoción que la de la nota del momento.

“Ojalá las palabras pudieran detener las agresiones, pero en esta polarización y crudeza, la verdad resulta muy incómoda. ¿Qué mas tiene que pasar?, nos preguntábamos. México mortífero es el país donde la verdad se odia. Hay que desaparecerla, no importan cuantas vidas dependan de ello. Alguien debe detener esto”, finalizó.

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Cuando en México se pone en tela de juicio al periodismo y se mata a los profesionales de la comunicación, puede afirmarse que está en vías de ser un estado fallido que ya no está en posibilidad de proteger y tutelar el derecho a la vida y el de estar comunicado e informado, consideró el Centro Católico Multimedial.

Señaló que la desgracia del autoritarismo no es una posibilidad, ya es amenaza real y cuando la verdad es criterio que hace evidente la corrupción, la represión y el odio son los instrumentos del tirano para ejecutar la violencia y desatar la muerte.

El CCM recordó que matar a cualquier persona es deleznable y condenable, asesinar a un periodista provoca el luto por la pérdida de una vida humana y es oprobio para una sociedad que impide el derecho a la verdad.

En su editorial titulada “alguien debe detener esto” resaltó que parece inútil el grito de ¡Ya basta! cuando ascienden los crímenes, agresiones y atentados contra periodistas en México.

Apenas la semana pasada, el 8 de mayo, este Centro Católico Multimedial condenó, a través de la opinión dominical, la muerte del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos abatido en Sinaloa.

Unas horas después de su publicación en el que se preguntó ¿Qué más tiene que pasar para que todo esto cambie?, otras dos profesionales de la información, la directora de ‘El Veraz’, Yessenia Mollinedo, y la camarógrafa Johana García, fueron acribilladas en Cosoleacaque, Veracruz.

A plena luz del día, los asesinos esperaron a las víctimas cuando se acercaran a su vehículo y apretaron el gatillo dándose a la fuga. Las mujeres quedaron gravemente heridas falleciendo en camino al hospital.

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“El conteo de profesionales de la información parece habernos anestesiado acerca de la gravedad de estos asesinatos”.

El 3 de mayo, Reporteros Sin Fronteras publicó su vigésima edición de la Clasificación Mundial de Liberta de Prensa para evaluar las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países del mundo destacando el fenómeno de la polarización informativa, la represión a la prensa independiente, la desinformación, impulsada por las redes sociales y donde se da un número récord de países donde ejercer el periodismo es considerada como “muy grave”.

Enfatizó que en el 2022, México se mantiene como “uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas”.

País “mortífero” cuando en los tres años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador suman ya 1,945 ataques contra la prensa, entre los cuales se encuentran 34 asesinatos de periodistas y dos desapariciones según la organización Artículo 19.

Reporteros Sin Fronteras ahonda más en las causas de este desastre: “La retórica tan violenta como estigmatizante contra los periodistas, a los que acusan regularmente de promover a la oposición”. ¿Desde dónde se propicia esta violencia? Una gran responsabilidad la tiene el actual gobierno.

El presidente de México “ha criticado a los periodistas por su falta de profesionalidad y ha calificado a la prensa mexicana de “parcial”, “injusta” y de “desecho del periodismo”.

En marzo pasado, el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, al lamentar el asesinato de Armando Linares, expresó lo que significan los periodistas para la Iglesia y señaló de forma categórica: “Tenemos que recordar que, en la actualidad, los periodistas siguen siendo objeto de ataques, encarcelamientos, secuestros y asesinatos por ejercer su profesión… los periodistas para la Iglesia representan la gran oportunidad para transmitir buenas noticias y para promover en nuestra sociedad: La unidad, el diálogo, el perdón, la reconciliación y la paz”.

Otras dos periodistas fueron asesinadas y no parece haber mayor conmoción que la de la nota del momento.

“Ojalá las palabras pudieran detener las agresiones, pero en esta polarización y crudeza, la verdad resulta muy incómoda. ¿Qué mas tiene que pasar?, nos preguntábamos. México mortífero es el país donde la verdad se odia. Hay que desaparecerla, no importan cuantas vidas dependan de ello. Alguien debe detener esto”, finalizó.

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