/ martes 29 de septiembre de 2020

Perdió su empleo, por su edad nadie lo contrata, por lo que pide ayuda en las calles

Del Castillo es oriundo de la capital mexicana forma parte de los millones de mexicanos  que se quedaron sin empleo y sin ningún apoyo económico

Don Raúl del Castillo Espejel, tiene 63 años, hace 10 días perdió su empleo en un bar de la Zona Rosa, porque como no hay clientes, su patrón decidió recortar personal y él fue uno de ellos.

Ante la gran necesidad económica que tiene, decidió quitarse la vergüenza y salir a pedir ayuda a las calles del Centro Histórico, porque no tiene para comer ni para pagar la renta en una pequeña bodega.

Del Castillo es oriundo de la capital mexicana forma parte de los millones de mexicanos que se quedaron sin empleo y sin ningún apoyo económico.

En una calle donde siempre se ve a personas indígenas, niños o de la tercera edad pidiendo limosna, llama la atención que esté un hombre con un letrero "perdí mi trabajo, por favor ayúdeme... gracias", por lo que la gente lo ve raro, pese a que miles de personas no tengan un trabajo, y uno que otro se acerca de darle un peso.

En una plática con este diario, Raúl quien por cierto habla inglés, espera que pase esta tremenda crisis económica que ha dejado la pandemia por el Covid-19, para que alguien lo vuelva a contratar. "La semana pasada presente 4 solicitudes de empleo y esta otra más, pero me da en la torre tener 63 años, sé que no me va hacer fácil, pero yo seguiré buscando un empleo, no me doy por vencido, pero no tengo otra alternativa que pedir apoyo.

Vive solo, está separado de su esposa, tiene hijos ya casados, pero no cuenta con ellos y sabe que en algún momento le llegara una oportunidad para emplearse.

Tengo amigos en los bares, pero no me pueden contratar porque no hay gente, y con las medidas sanitarias, los dueños invierten más, y no pueden tener a todos los meseros que había antes de la pandemia.

"Para que quieres a tantos meseros y sólo hay cuatro mesas, donde antes había 30 mesas".

Desde el domingo pasado comenzó a salir con su cartulina para pedir ayuda, ya me estaba muriendo de hambre, inquirió.

Hay muy buenas personas que me dan un peso, 5 o más o me ofrecen algún alimento.

Comento que mucha gente le dijo que demande a su patrón por despido injustificado, pero no quise, "la verdad el dueños se portó bien, me apoyó durante seis meses más duros de la pandemia, pero ya no puede pagar más sueldos, hay muy pocos clientes"

Sino hay clientes, las tiendas, restaurantes, bares van a quebrar y eso se ve en toda la ciudad de México.

No hace ningún petición al gobierno local, sólo quiere empleo, "a mi me gusta trabajar y espero que alguien me contrate", concluyó.

Don Raúl del Castillo Espejel, tiene 63 años, hace 10 días perdió su empleo en un bar de la Zona Rosa, porque como no hay clientes, su patrón decidió recortar personal y él fue uno de ellos.

Ante la gran necesidad económica que tiene, decidió quitarse la vergüenza y salir a pedir ayuda a las calles del Centro Histórico, porque no tiene para comer ni para pagar la renta en una pequeña bodega.

Del Castillo es oriundo de la capital mexicana forma parte de los millones de mexicanos que se quedaron sin empleo y sin ningún apoyo económico.

En una calle donde siempre se ve a personas indígenas, niños o de la tercera edad pidiendo limosna, llama la atención que esté un hombre con un letrero "perdí mi trabajo, por favor ayúdeme... gracias", por lo que la gente lo ve raro, pese a que miles de personas no tengan un trabajo, y uno que otro se acerca de darle un peso.

En una plática con este diario, Raúl quien por cierto habla inglés, espera que pase esta tremenda crisis económica que ha dejado la pandemia por el Covid-19, para que alguien lo vuelva a contratar. "La semana pasada presente 4 solicitudes de empleo y esta otra más, pero me da en la torre tener 63 años, sé que no me va hacer fácil, pero yo seguiré buscando un empleo, no me doy por vencido, pero no tengo otra alternativa que pedir apoyo.

Vive solo, está separado de su esposa, tiene hijos ya casados, pero no cuenta con ellos y sabe que en algún momento le llegara una oportunidad para emplearse.

Tengo amigos en los bares, pero no me pueden contratar porque no hay gente, y con las medidas sanitarias, los dueños invierten más, y no pueden tener a todos los meseros que había antes de la pandemia.

"Para que quieres a tantos meseros y sólo hay cuatro mesas, donde antes había 30 mesas".

Desde el domingo pasado comenzó a salir con su cartulina para pedir ayuda, ya me estaba muriendo de hambre, inquirió.

Hay muy buenas personas que me dan un peso, 5 o más o me ofrecen algún alimento.

Comento que mucha gente le dijo que demande a su patrón por despido injustificado, pero no quise, "la verdad el dueños se portó bien, me apoyó durante seis meses más duros de la pandemia, pero ya no puede pagar más sueldos, hay muy pocos clientes"

Sino hay clientes, las tiendas, restaurantes, bares van a quebrar y eso se ve en toda la ciudad de México.

No hace ningún petición al gobierno local, sólo quiere empleo, "a mi me gusta trabajar y espero que alguien me contrate", concluyó.

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