/ jueves 13 de mayo de 2021

Ni el mal clima frena trabajos de remoción de escombros en Tláhuac

La amenaza de lluvia no amedrenta a los integrantes mexicanos de la filial noruega DNV, que trabajan para esclarecer las causas de la tragedia ocurrida en la Línea 12

El nublado día no impidió que se detuvieran los trabajos de remoción de escombros sobre avenida Tláhuac, en medio del caos en la transitada vialidad, a la que cada vez, acuden menos curioso a tomar fotos y conservar la tragedia ocurrida la noche del pasado tres de mayo.

La pesada estructura de concreto sigue en el mismo lugar, poco a poco han bajado cables y los rieles sobre los que circulaban los trenes, que quedaron colgando tras el desplome del gigante naranja de acero, en el que, 26 personas, tuvieron su último viaje a bordo de la Línea Dorada.

La amenaza de lluvia no amedrenta a los integrantes mexicanos de la filial noruega DNV, quienes conforman el equipo que lleva a cabo el peritaje, en compañía del personal de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México, de que no se han adelantado avances y, mucho menos, posibles responsables, como exige la gente.

Un equipo de cuatro ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), observan tras las vallas metálicas los trabajos que llevan a cabo los peritos, con la esperanza de integrarse al equipo, tímidamente se acercan a solicitar el ingreso, que les fue denegado por el personal ubicado dentro de la denominada zona cero.

La pesada maquinaria, remueve poco a poco las piedras y concreto de las ballenas que se desplomaron, mientras elementos de la Guardia Nacional, resguarda el perímetro, mismo en el que personal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) controlan la vialidad para generar el menor caos.

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Los pocos drones que sobrevuelan la afectada Línea 12 del Metro, no se escapan de la vista de los peritos y uniformados oficiales, quienes se acercan a los propietarios, quizás, medios de comunicación, para que dejen de grabar con el aparato aéreo.

El pesaje de la gravilla, servirá para determinar parte del peso que conformaba la estructura que cayó, en la que parece que avanzan a paso lento y, más vale, que seguro para un peritaje exitoso y con él, la llegada de justicia para las familias que aguardan en los hospitales en espera de justicia, o en sus casas, la sombra del luto que accidente les dejó.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

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La pesada estructura de concreto sigue en el mismo lugar, poco a poco han bajado cables y los rieles sobre los que circulaban los trenes, que quedaron colgando tras el desplome del gigante naranja de acero, en el que, 26 personas, tuvieron su último viaje a bordo de la Línea Dorada.

La amenaza de lluvia no amedrenta a los integrantes mexicanos de la filial noruega DNV, quienes conforman el equipo que lleva a cabo el peritaje, en compañía del personal de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México, de que no se han adelantado avances y, mucho menos, posibles responsables, como exige la gente.

Un equipo de cuatro ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), observan tras las vallas metálicas los trabajos que llevan a cabo los peritos, con la esperanza de integrarse al equipo, tímidamente se acercan a solicitar el ingreso, que les fue denegado por el personal ubicado dentro de la denominada zona cero.

La pesada maquinaria, remueve poco a poco las piedras y concreto de las ballenas que se desplomaron, mientras elementos de la Guardia Nacional, resguarda el perímetro, mismo en el que personal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) controlan la vialidad para generar el menor caos.

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El pesaje de la gravilla, servirá para determinar parte del peso que conformaba la estructura que cayó, en la que parece que avanzan a paso lento y, más vale, que seguro para un peritaje exitoso y con él, la llegada de justicia para las familias que aguardan en los hospitales en espera de justicia, o en sus casas, la sombra del luto que accidente les dejó.

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Policiaca

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