Los microsismos son eventos que han ocurrido dentro de la cuenca del Valle de México y, por lo general, son sismos de magnitudes relativamente pequeñas que no sobrepasan 3 o 3.5 grados, explicó el doctor Arturo Iglesias, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
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Se deben al movimiento de fallas que preexisten en el Valle de México, que no se mueven todo el tiempo, pero eventualmente empiezan a moverse y generan secuencias de temblores, como los que han ocurrido recientemente, explicó el doctor Arturo Iglesias.
Indicó que en el año de 1981 ocurrió una secuencia de sismos muy parecida en tamaño y posición, en donde están ocurriendo los sismos que hemos tenido en las últimas semanas.
“Lo más probable es que ocurran algunos otros sismos y después de algún tiempo desaparezcan por varios años y después, en algunos años, reaparezcan”, señaló el especialista.
Al considerar que es poco probable que estos microsismos sean una antesala de un sismo de mayor magnitud, el doctor Arturo Iglesias comentó que la probabilidad no es nula, debido a que la Ciudad de México se encuentra en una provincia geológica donde se han registrado sismos de mayor magnitud.
El jefe del Servicio Sismológico Nacional descartó totalmente que los microsismos estén relacionados con la actividad volcánica del Popocatépetl, así como con la extracción del agua de los mantos acuíferos.
“Hoy sabemos que ocurre sismicidad cuando se inyecta fluido en el subsuelo, eso sí es muy conocido, como en el caso de la geotermia, del francking se producen sismos cuando se inyecta fluido, pero no queda claro que cuando se saca fluido, en este caso agua, aumente la sismicidad, parece más bien que no”, apuntó.
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Microsismos sin daños
El doctor Arturo Iglesias señaló que los microsismos no deben provocar daños en la mayoría de las construcciones, no obstante, recomendó a la población hacer una revisión de sus viviendas y reportar cualquier grieta o falla a las autoridades de su alcaldía.
Asimismo, el doctor Iglesias comentó que la alerta sísmica no sonó porque el sistema está diseñado para sismos que ocurren, por ejemplo, en la costa de Guerrero.
“En el caso de un sismo originado en la propia cuenca del Valle de México no se puede anticipar ninguna alerta, porque ya está ocurriendo el fenómeno”, apuntó.
“Este tipo de sismos, en general, no deben causar demasiada preocupación entre la población, aunque la probabilidad de que ocurra un sismo mayor no es nula, por lo que lo importante es que la ciudadanía tenga información confiable y verificable de instituciones como el Centro Nacional de Prevención de Desastres, el Sismológico Nacional, la UNAM y otras universidades, eso es lo que podemos hacer como sociedad”, indicó el doctor Iglesias.
Vivimos en una zona sísmica y debemos estar siempre preparados
Los microsismos registrados en la Ciudad de México nos deben recordar a todos los habitantes que vivimos en una zona sísmica y que debemos estar preparados con protocolos de protección civil para saber actuar y reducir en lo más posible los daños que este tipo de fenómenos naturales pueden ocasionar a la vida o al patrimonio.
Así lo manifestó el ingeniero Israel Domínguez, director de Protección Civil de la Alcaldía Azcapotzalco al recomendar a la población mantener una revisión constante de las estructuras de sus viviendas, ya sean condominios o casas solas; escuelas, oficinas y negocios; además de identificar las áreas de seguridad, tomar cursos de capacitación en materia de protección civil y tener preparada una mochila de vida.
Lo que pasa con estos microsismos es que no va a sonar la alerta sísmica y se va a sentir en algunos lugares con mayor intensidad, por la ubicación del epicentro, indicó el ingeniero Israel Domínguez Zavala, titular de Protección Civil de la alcaldía Azcapotzalco.
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Destacó que los habitantes de la Ciudad de México deben comprender que prácticamente siempre está temblando, ya sean sismos locales o con epicentro en Oaxaca, Guerrero o Michoacán.
Estrategias básicas
Por ello, recomendó a la ciudadanía establecer tres estrategias básicas. Lo primero es establecer un plan de protección civil en el hogar, en el condominio, en la oficina o el negocio. Identificar rutas de evacuación y zonas de seguridad, además, de tener preparada una “mochila de seguridad”, que incluya una lámpara, baterías, un radio, alimentos no perecederos, agua y medicamentos, en caso de tener alguna enfermedad crónica.
Recomendó a la ciudadanía acercarse a las áreas de Protección Civil de su alcaldía, para recibir los cursos que son gratuitos para saber cómo actuar en caso de un sismo o cualquier otro siniestro.
“Debemos saber cómo cuidarnos a nosotros mismos y a los demás, qué hacer en caso de estar en la casa, en la oficina o en la calle. Establecer un plan familiar para establecer un punto de reunión y conocer qué protocolos hay en las escuelas de nuestros hijos o en nuestro trabajo”, apuntó el ingeniero Israel Domínguez.
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