La muerte de Brandon Giovanni de 13 años de edad, derruyó la vida de sus seres querido la noche del 3 de mayo, en especial, la de su madre Marisol Mayte Tapia, quien no encuentra consuelo, ni certeza a la hora de pedir justicia por lo que ella, y otros afectados de la Línea 12, denominan como una negligencia por parte de las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro y el Gobierno de la Ciudad de México.
Con la noticia del deceso de Brandon, los días para su madre y de sus hermanos no han sido los mismos, “es un proceso muy desgastante ante toda esta situación, pero lo que me mantiene es hacerle justicia a mi hijo, no puede quedar así y hacer de cuenta que nada pasó”, expresó Marisol Tapia.
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Los recuerdos de Brandon, quien quería estudiar medicina, visitan cada día a la joven mujer, quien, algunas veces encuentra motivación al buscar que se juzgue a los responsables del accidente que dejó a 27 muertos, al caer el tren del Metro en el que viajaba su hijo, acompañado de su pareja, pero otros días, las fuerzas no le alcanzan y la vida es cuesta arriba.
Antes de aquella tragedia, Mayte salía temprano a trabajar para regresar a las 14:00 horas y comer con sus hijos, previo a su llegada, “mi hijo me hablaba para saber cómo estaba, cómo iba”, dedicar tiempo al estudio, juegos y convivencia durante el resto de la tarde era parte de la dinámica familiar, que ahora, está incompleta sin el hermano mayor, contó en entrevista para LA PRENSA.
“Esta situación nos cambió la vida por completo en un segundo, trato de estar de pie, mis hijos, a pesar de que son niños (de cuatro y 10 años de edad) se dan cuenta de la ausencia de su hermano”, compartió.
La afectación emocional de Marisol, a veces le impide salir a ganarse la vida como comerciante, cuyo ingreso es el sostén de su familia y parte del apoyo a su pareja, quien vive con secuelas físicas y anímicas que le impiden trabajar como lo hacía antes del derrumbe.
Asegura que “nada vuelve a ser igual, días sin poder dormir. En la madrugada ver la recámara de mi hijo sola, tener que conformarme con verlo en un altar, el daño psicológico que han causado ha sido muy grande y ha sido de por vida”.
Como otras de las víctimas, recibe apoyo de la Asociación Civil ELIGE, comenta que acude a consulta psicológica “pero no por parte del gobierno, por parte de la asociación”, ha comenzado ella, pero sus hijos posteriormente también recibirán atención para superar esta pérdida, comentó.
IGNORADOS POR LAS AUTORIDADES
Al duelo interminable de Marisol, se le suman el nulo apoyo de las instancias de gobierno, “ha sido una complicidad entre todos ellos, se han burlado de nosotros de una y mil maneras (…), es increíble grado de manipulación, de información por parte de los servidores públicos que Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno ha otorgado a esto”, expresó.
Refirió que a varios de los afectados “les dieron casa, pero con crédito del INVI, a algunos otros, con créditos para mejorar su vivienda, pero nada ha sido regalado, al final tienen que pagar lo que supuestamente les están dando”.
Agregó que también les ofrecieron “programas federales como despensas o becas para los niños, pero no es un apoyo específico”, resaltó el caso de “don Enrique, quien tuvo que meter un amparo por derecho de la salud, para que fuera atendido porque lo hicieron a un lado”.
“Nos ofrecieron cinco sesiones psicológicas y dijeron, pues ya con eso, a algunas de esas personas sólo les dieron una sesión y después les hablamos, hasta el día de hoy no han dado la cara”, declaró Tapia.
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“Pedimos justicia, que levantemos todos la voz por los que ya no están por los que ya no pueden gritar que realmente la sociedad se dé cuenta de lo que está pasando en este país qué somos las consecuencias de la corrupción de México, (…) ojalá que un día les llegue el karma y les dé donde más les duela, porque lo que hicieron no tiene nombre”, enfatizó.
En su experiencia y la de los representados por el abogado Teófilo Benítez, considera que “sólo buscan callarnos, para no afectar sus intereses políticos y lo siguen haciendo, hasta los empleados del gobierno han sido amenazados de ser despedidos si no llegan a convencernos de firmar eso es lamentable”.
Con el dolor a cuestas y el motor de sus dos pequeños hijos, busca respuestas, “no puede ser que con todo esto ningún funcionario dé la cara, que el presidente los sigue encubriendo a toda costa, que cuide sus intereses políticos, que se la haya olvidado la palabra humanidad”.
Marisol Tapia sabe que ninguna cantidad de dinero le regresará a su hijo, incluso ver a los responsables en la cárcel no lo traerá de vuelta, pero la justicia es lo único que le queda, por lo que no titubea al exigir el máximo castigo de la ley y del karma.
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