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Han pasado 11 años sin que una sentencia justa llegue para José Luis Ramírez Flores al interior del Reclusorio Norte, quien no se ha rendido, al igual que su familia, para conseguir su libertad tras ser acusado de secuestro exprés, delito por el que se le culpó, tras rentar un espacio en su domicilio como bodega en el 2010.
El caso de Pepe Luis, como cariñosamente lo llaman sus familiares y amigos, a quien se le sentenció a 25 años de prisión, deja expuesta la posible fabricación de culpables, sin la posibilidad de un proceso legal apegado a la ley, basada en aportación de pruebas e investigaciones que permita esclarecer los delitos y castigar a los culpables.
Una buena defensa lo tendría libre, pero no ha sido así, “mi familia contrató un abogado particular, pero no nos ayudó, en realidad no me supo defender y tampoco me supo explicar la situación”, comentó Ramírez a LA PRENSA.
En el domicilio ubicado en la alcaldía Iztapalapa, en ese momento a nombre de su madre, rentó un cuarto y unos locales, así como el espacio del patio por el que también recibía un dinero a cambio, mismo que en ese momento, contó, necesitaba su familia.
Por medio de una llamada, supo que las personas que le alquilaron el espacio pasarían a su casa a dejar una mercancía, fue entonces, que decidió no salir a trabajar a la zona del Centro de la Ciudad de México, pero su sorpresa, fue que llegaron personas que él no conocía.
“Yo les abro la puerta, a uno de ellos yo lo conocía que fue al que me marcó por radio, fue todo lo que se hizo y cuando sale el vehículo o la camioneta de transportaban las cosas. Me detienen minutos después, esta persona los lleva a mi domicilio y la autoridad entra sin una orden de cateo, argumentan que como había flagrancia intervinieron y que nosotros teníamos la puerta abierta y eso no es cierto”, explica Ramírez.
El hombre que lleva ya 10 dentro del Reclusorio, fue detenido junto a cuatro personas más, “a todas las absuelven a excepción del que manejaba la camioneta y a mí, en mi domicilio”, relata Pepe Luis.
Cuando ingresó al reclusorio, su madre se encontraba en el hospital debido a un accidente que tuvo, junto a su hermano menor, por lo que no tuvo tiempo de estar con ella en su convalecencia, ya que, cinco años más tarde, recibió la noticia de que había fallecido, sin poder despedirse de ella.
Sentencia fabricada
A sus 42 años de edad, cursando el octavo semestre de la carrera en derecho, ha estudiado su caso y con la guía de un nuevo abogado, sabe que su sentencia es injusta, “las pruebas que están a mi favor porque no hay manera de comprobar lo que me está diciendo la autoridad”.
Dentro de su proceso no tuvo un careo y la deficiencia de su defensoría lo ha llevado a purgar una condena que no le corresponde, sin que él pudiera defender ni relatar su versión, donde un “juez, dijo que yo era autor intelectual, que yo coordiné todo el movimiento”.
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Se logró demostrar “que la orden de cateo salió a destiempo y hubo muchas fallas, por ejemplo, la persona que me señala es el ayudante el chofer de la camioneta y dice que a mí me reconocen como la persona que los escolta hasta dónde van y pero que yo vengo manejando una moto de pista pero no me había visto porque tenía el casco, que solo logró ver mis tenis blancos y mi pantalón de mezclilla”, cuenta, pero continúa recluido.
Entre las inconsistencias que observa en su caso, el mismo testigo, asegura que nunca le vio la cara, además de que él estaba en su casa para abrir la puerta, “en dado caso me debieron haber dado una sentencia por encubrimiento”, dice.
El delito de secuestro exprés, se debe a que, bajo la versión de que él los guio en una moto, en ese momento, según la ley, los privó de su libertad por determinado tiempo para cometer el delito,
La carpeta de investigación de José Luis, parece estar plagada de errores, al asegurar que no coinciden las declaraciones, las horas de la detención, ni la fecha de la orden de cateo, así como que uno de los implicados, se volvió la parte acusadora, al ser liberado.
Adicionalmente, su defensa solicitó el protocolo de Estambul, para la Investigación y Documentación Efectiva sobre Tortura, Castigos y Tratamientos Crueles, Inhumanos o Degradantes, debido a que Pepe, declaró que sufrió violencia en su detención y, a pesar de que el protocolo resultó a su favor, no ha sido tomado en cuenta.
Aunque Ramírez extraña su vida afuera como técnico en sistemas y su local en la zona Centro, intenta no dejarse vencer entre los muros de la cárcel, se dedica a estudiar y a sus clases de pintura, él su familia no pierden la esperanza de encontrar justicia, de un delito, que no cometió.
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