/ miércoles 13 de marzo de 2024

Familias de Tláhuac tienen listas mil 200 toneladas de romeritos para Semana Santa  

Semana Santa: lista la producción de mil 200 toneladas de romeritos

Este año para las festividades de la Semana Mayor, 145 familias de la alcaldía Tláhuac tienen listas 1,200 toneladas de romeritos, con un valor de producción de 5.6 millones de pesos. De estas familias, 43 son lideradas por mujeres, quienes juegan un papel crucial en la preservación de la cultura chinampera y en la promoción de la igualdad de género en el campo.

No debemos olvidar que los tradicionales romeritos, con todas sus variedades, que se preparan durante la temporada de cuaresma, son una herencia cultural del México prehispánico y una actividad económica que destaca el rol esencial de las mujeres en el ámbito rural.

Su participación activa, desde el cultivo hasta la comercialización y los emprendimientos gastronómicos, son un pilar de empoderamiento y un motor para el desarrollo económico de las comunidades, resaltó la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural.

Si bien, la producción de romeritos se centra en San Andrés Mixquic, también se siembra en el Ejido Tulteyualco, El Llano Tetelco y El Llano Ixtayopan. Estas comunidades, custodias de la cultura chinampera reconocida por la UNESCO y la FAO, ofrecen sus romeritos directamente en la Central de Abastos de la Ciudad de México (CEDA), donde recién en 2023 se les otorgó un lugar fijo y permanente, además de los mercados populares y caravanas de productores, asegurando mayores ganancias y eliminando intermediarios.

Precios por kilo

Las 1,123 toneladas de romeritos se ofertan a precios que oscilan entre 20 y 120 pesos por kilo, dependiendo del tamaño y calidad del quelite. Como la CDMX es el mayor productor de romeritos del país, puedes estar seguro de que, sin importar dónde los compres, su origen es Tláhuac.

Foto: cortesía Corenadr


Lilia Martínez, campesina y productora

Las mujeres en la agricultura son una de las bases más importantes para dotar de alimentos a las grandes ciudades.

En el corazón de Tláhuac, Doña Lilia Martínez, de cincuenta y ocho años, cultiva alrededor de media tonelada de romeritos, un quelite que ya tiene destino seguro en la Central de Abasto de Ciudad de México.

Su cosecha es el sustento de su familia: "De lo que produzco, dependemos más de tres personas", platicó, al destacar que cuenta con el apoyo incondicional de su esposo, su hijo y un sobrino.

Narró que su historia en el campo comenzó al lado de su esposo, quien inicialmente sembraba maíz. Sin embargo, los robos frecuentes hicieron que cultivar ese grano dejara de ser rentable. Por esos tiempos Doña Lilia decidió aprender todo sobre cómo trabajar la tierra: "Fui viendo cómo preparar la tierra, cómo mantenerla sana y productiva".

Foto: cortesía Corenadr

Para doña Lilia la propiedad de su tierra sólo pudo llegar tras el fallecimiento de su padre hace 20 años, fue entonces que se aventuró en el cultivo de romeritos. "Los romeritos son generosos, crecen bien y son nobles", dice con una sonrisa. "No solo es venta, también los consumimos nosotros, los cocinamos. A las mujeres que quieran trabajar en el campo les digo: 'Échenle ganas, la tierra es noble, siempre da. Y nosotras, como mujeres, sabemos trabajarla muy bien'".

Historia prehispánica

Los romeritos tienen una rica historia que se remonta a la época prehispánica, cuando los pueblos lacustres los consumían preparados con ahuautles que son huevecillos de mosco acuático, con un sabor salado. Esta tradición culinaria se ha preservado hasta la actualidad, adaptándose en la receta moderna con tortitas de camarón.

La costumbre de degustar romeritos en Semana Santa nació en la época colonial, cuando las monjas de los conventos retomaron este platillo, al no contener carne y ser muy económico pues se preparaba con los ingredientes de la región como papas, nopales y mole, conocido también como “revoltijo”.

Foto: cortesía Corenadr

Un millón de mujeres en el ámbito rural

De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, aproximadamente un millón de mujeres rurales se dedican a la agricultura, la ganadería, la pesca y la forestal, produciendo más del 50% de los alimentos que consumimos.

En la Ciudad de México, constituyen el 42% de la población que trabaja en el suelo de conservación. Anualmente, cerca de 4,500 mujeres se identifican a sí mismas como productoras o campesinas para solicitar apoyo de recursos públicos.

La Mujer Rural en México

El 17.7% de las mujeres rurales son hablantes de lengua indígena, manteniendo vivas las prácticas agrícolas tradicionales y los saberes ancestrales como la chinampa. A excepción de la ciudad de México, en nuestro país el acceso a la tenencia de la tierra sigue siendo un gran obstáculo que limita su acceso a apoyos públicos y su participación en la toma de decisiones. A pesar de los avances legales desde los primeros Códigos Agrarios hasta las reformas constitucionales de 1992, la discriminación hacia la mujer continúa.

Foto: cortesía Corenadr

El 56% de las mujeres rurales en México viven en condiciones de pobreza, representan 2 de cada 3 muertes maternas y tienen menos años de escolarización que las mujeres urbanas. Las mujeres rurales indígenas enfrentan desafíos aún mayores, como la violencia, el racismo y la exclusión. Por ello, al saborear los romeritos, no solo disfrutas de un platillo, sino que promueven el empoderamiento de la mujer rural en nuestra ciudad.

La Corenard subrayó Doña Lilia representa la fuerza y la pasión de las mujeres rurales, quienes con sus manos y su determinación, mantienen vivas las tradiciones y fortalecen la economía local. Su historia es un testimonio del empoderamiento femenino y del vínculo profundo entre la cultura y la agricultura en la Ciudad de México.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

Este año para las festividades de la Semana Mayor, 145 familias de la alcaldía Tláhuac tienen listas 1,200 toneladas de romeritos, con un valor de producción de 5.6 millones de pesos. De estas familias, 43 son lideradas por mujeres, quienes juegan un papel crucial en la preservación de la cultura chinampera y en la promoción de la igualdad de género en el campo.

No debemos olvidar que los tradicionales romeritos, con todas sus variedades, que se preparan durante la temporada de cuaresma, son una herencia cultural del México prehispánico y una actividad económica que destaca el rol esencial de las mujeres en el ámbito rural.

Su participación activa, desde el cultivo hasta la comercialización y los emprendimientos gastronómicos, son un pilar de empoderamiento y un motor para el desarrollo económico de las comunidades, resaltó la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural.

Si bien, la producción de romeritos se centra en San Andrés Mixquic, también se siembra en el Ejido Tulteyualco, El Llano Tetelco y El Llano Ixtayopan. Estas comunidades, custodias de la cultura chinampera reconocida por la UNESCO y la FAO, ofrecen sus romeritos directamente en la Central de Abastos de la Ciudad de México (CEDA), donde recién en 2023 se les otorgó un lugar fijo y permanente, además de los mercados populares y caravanas de productores, asegurando mayores ganancias y eliminando intermediarios.

Precios por kilo

Las 1,123 toneladas de romeritos se ofertan a precios que oscilan entre 20 y 120 pesos por kilo, dependiendo del tamaño y calidad del quelite. Como la CDMX es el mayor productor de romeritos del país, puedes estar seguro de que, sin importar dónde los compres, su origen es Tláhuac.

Foto: cortesía Corenadr


Lilia Martínez, campesina y productora

Las mujeres en la agricultura son una de las bases más importantes para dotar de alimentos a las grandes ciudades.

En el corazón de Tláhuac, Doña Lilia Martínez, de cincuenta y ocho años, cultiva alrededor de media tonelada de romeritos, un quelite que ya tiene destino seguro en la Central de Abasto de Ciudad de México.

Su cosecha es el sustento de su familia: "De lo que produzco, dependemos más de tres personas", platicó, al destacar que cuenta con el apoyo incondicional de su esposo, su hijo y un sobrino.

Narró que su historia en el campo comenzó al lado de su esposo, quien inicialmente sembraba maíz. Sin embargo, los robos frecuentes hicieron que cultivar ese grano dejara de ser rentable. Por esos tiempos Doña Lilia decidió aprender todo sobre cómo trabajar la tierra: "Fui viendo cómo preparar la tierra, cómo mantenerla sana y productiva".

Foto: cortesía Corenadr

Para doña Lilia la propiedad de su tierra sólo pudo llegar tras el fallecimiento de su padre hace 20 años, fue entonces que se aventuró en el cultivo de romeritos. "Los romeritos son generosos, crecen bien y son nobles", dice con una sonrisa. "No solo es venta, también los consumimos nosotros, los cocinamos. A las mujeres que quieran trabajar en el campo les digo: 'Échenle ganas, la tierra es noble, siempre da. Y nosotras, como mujeres, sabemos trabajarla muy bien'".

Historia prehispánica

Los romeritos tienen una rica historia que se remonta a la época prehispánica, cuando los pueblos lacustres los consumían preparados con ahuautles que son huevecillos de mosco acuático, con un sabor salado. Esta tradición culinaria se ha preservado hasta la actualidad, adaptándose en la receta moderna con tortitas de camarón.

La costumbre de degustar romeritos en Semana Santa nació en la época colonial, cuando las monjas de los conventos retomaron este platillo, al no contener carne y ser muy económico pues se preparaba con los ingredientes de la región como papas, nopales y mole, conocido también como “revoltijo”.

Foto: cortesía Corenadr

Un millón de mujeres en el ámbito rural

De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, aproximadamente un millón de mujeres rurales se dedican a la agricultura, la ganadería, la pesca y la forestal, produciendo más del 50% de los alimentos que consumimos.

En la Ciudad de México, constituyen el 42% de la población que trabaja en el suelo de conservación. Anualmente, cerca de 4,500 mujeres se identifican a sí mismas como productoras o campesinas para solicitar apoyo de recursos públicos.

La Mujer Rural en México

El 17.7% de las mujeres rurales son hablantes de lengua indígena, manteniendo vivas las prácticas agrícolas tradicionales y los saberes ancestrales como la chinampa. A excepción de la ciudad de México, en nuestro país el acceso a la tenencia de la tierra sigue siendo un gran obstáculo que limita su acceso a apoyos públicos y su participación en la toma de decisiones. A pesar de los avances legales desde los primeros Códigos Agrarios hasta las reformas constitucionales de 1992, la discriminación hacia la mujer continúa.

Foto: cortesía Corenadr

El 56% de las mujeres rurales en México viven en condiciones de pobreza, representan 2 de cada 3 muertes maternas y tienen menos años de escolarización que las mujeres urbanas. Las mujeres rurales indígenas enfrentan desafíos aún mayores, como la violencia, el racismo y la exclusión. Por ello, al saborear los romeritos, no solo disfrutas de un platillo, sino que promueven el empoderamiento de la mujer rural en nuestra ciudad.

La Corenard subrayó Doña Lilia representa la fuerza y la pasión de las mujeres rurales, quienes con sus manos y su determinación, mantienen vivas las tradiciones y fortalecen la economía local. Su historia es un testimonio del empoderamiento femenino y del vínculo profundo entre la cultura y la agricultura en la Ciudad de México.

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